Pel¨ªcula fundamental
El triunfo de Gomorra en la pantalla grande, junto al de otras pel¨ªculas italianas tambi¨¦n de tema pol¨ªtico (Il Divo, Romanzo criminale), recuerda, por si alguien lo hab¨ªa olvidado, que en Italia se hizo el cine europeo m¨¢s popular, el m¨¢s vivo y anclado en la tierra, y despierta la esperanza de que esa tradici¨®n a¨²n no se haya perdido. A prop¨®sito de lo cual, ahora se edita en DVD una de las obras maestras de Bernardo Bertolucci, Novecento (1976), amplia cr¨®nica de la historia italiana con la mirada en las revoluciones socialistas agrarias de los a?os treinta y el surgimiento del fascismo.
Cr¨®nica, tambi¨¦n, de la utop¨ªa de la lucha de clases personificada en el campesino, Gerard Depardieu, y el patr¨®n, Robert de Niro, nacidos ambos personajes en los albores de 1900, cuya amistad a lo largo del tiempo sirve de hilo conductor a la saga. La pel¨ªcula de Bertolucci trasciende la realidad hist¨®rica para refugiarse en la f¨¢bula, en algo que pudo haber sido y no fue. En alg¨²n sentido, Novecento podr¨ªa verse como una prolongaci¨®n de El Gatopardo, a lo que no es ajena la presencia vigorosa de Burt Lancaster...
Fresco hist¨®rico
Novecento es un fresco hist¨®rico de extraordinaria belleza visual, a ratos ¨¦pico, intimista en otros, po¨¦tico siempre, que debe a la fotograf¨ªa esteticista de Storaro y a la m¨²sica vibrante de Morricone alguna parte de sus grandes aciertos. Lo mejor, las escenas colectivas en las que Bertolucci rinde homenaje a su propio origen campesino; lo m¨¢s d¨¦bil, las secuencias sobre la vida ¨ªntima del patrono adulto. Pero a lo largo de sus cinco horas, dividida en dos partes, Novecento no deja de fascinar. L¨¢stima que el director no se lanzara a rodar el tercer cap¨ªtulo tal como pens¨® hacer en alg¨²n momento; le desanim¨® la despolitizaci¨®n de la juventud italiana de la ¨²ltima parte del siglo.
Bienvenida sea, a pesar de alg¨²n desliz evitable en los subt¨ªtulos, esta versi¨®n ¨ªntegra que no pudo verse en EE UU ni en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Cuando Novecento se estren¨® en Espa?a en 1978, el ¨¦xito fue enorme, especialmente su primera parte. Eran tiempos en los que a¨²n se cre¨ªa en un cambio profundo de las cosas, y Novecento era aire fresco y esperanzador, aunque en su fondo latiera ya el desencanto.
Bertolucci continu¨® su filmograf¨ªa con otras pel¨ªculas memorables, abandon¨® en parte los temas pol¨ªticos como punto principal de referencia, pero qued¨® atento al acontecer de la vida. Ojal¨¢ esa dolencia que ahora sufre y que le hace aparecer en p¨²blico apoyado en bastones le permita volver pronto a ofrecernos obras tan inolvidables.
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