A golpes en la estaci¨®n

Los empleados del transporte p¨²blico van al trabajo con el miedo metido en el cuerpo. Da igual si son inspectores, personal de atenci¨®n al cliente o, incluso, vigilantes de seguridad. Tampoco importa que trabajen en el metro, el autob¨²s, el tren o el tranv¨ªa. Todos corren el riesgo de padecer las iras de un cliente cabreado. S¨®lo en el ¨²ltimo mes y medio, las agresiones f¨ªsicas se cuentan por decenas. No suelen dejar lesiones graves, pero los sindicatos est¨¢n hartos de incivismo y violencia gratuita, y reclaman presencia policial para poner coto al peque?o martirio que les toca vivir cada d¨ªa.

El ¨²ltimo suceso ocurri¨® el jueves en una l¨ªnea donde poca gente paga billete: la T4 del Trambes¨°s. Dos inspectores, a priori protegidos por dos vigilantes, exigieron el billete a tres j¨®venes. ?stos jugaron al enredo -"pensaba que hab¨ªas picado t¨² por m¨ª"- y fueron invitados a apearse en la estaci¨®n del F¨®rum. All¨ª, vieron que el inspector redactaba la sanci¨®n y trataron de robarle la porra a uno de los agentes, que, al intentar impedirlo, cay¨® al suelo. Fue su condena: un chico le pate¨® la cara. El hombre est¨¢ ingresado con una fisura en el p¨®mulo. Otro inspector sufre un esguince en el dedo. Los agresores se esfumaron antes de que llegaran los Mossos d'Esquadra.

A otro interventor, Felipe, le pas¨® algo similar el mes pasado. Fue en la otra orilla barcelonesa y a bordo del Trambaix. Hizo su trabajo (pedir el billete) y el viajero le propin¨®, sin m¨¢s, una patada que le caus¨® un esguince y le mantuvo 10 d¨ªas de baja. En Ferrocarrils de la Generalitat, la situaci¨®n es id¨¦ntica. En la ¨²ltima semana se han registrado tres incidentes, confirm¨® un portavoz oficial. Un maquinista acab¨® hasta la cabeza de pintura verde por una gamberrada en Baixador de Vallvidrera. Unos j¨®venes activaron la alarma del tren. Cuando el conductor sali¨® a reparar el entuerto, sus compinches le arrojaron, desde lo alto, una garrafa de pl¨¢stico con la pintura. Esa misma t¨¢ctica de guerrilla ferroviaria fue empleada el 1 de enero, cuando un grupo de v¨¢ndalos arroj¨® piedras contra el vag¨®n del conductor, que sali¨® ileso, tambi¨¦n en la l¨ªnea del Vall¨¨s.

Los sindicatos son conscientes de que los trabajadores de un servicio p¨²blico est¨¢n expuestos a las quejas de los clientes, pero no entienden por qu¨¦ ciertas personas se comportan de forma violenta sin motivo. Los encontronazos son frecuentes. Tambi¨¦n en el ¨²ltimo mes, una se?ora golpe¨® con sus muletas a una empleada en la l¨ªnea del Llobregat; una chica esper¨® en la calle al inspector que, minutos antes, le hab¨ªa recriminado por no validar su t¨ªtulo: le abofete¨®, y un hombre peg¨® a otro interventor que le amonest¨® por fumar en la estaci¨®n de Gr¨¤cia. Otros dos adolescentes -¨¦stos s¨ª fueron pillados por los Mossos- quisieron colarse detr¨¢s de una se?ora en Pla?a de Catalunya. ?sta se neg¨® y se llev¨® un pu?etazo. Sin m¨¢s.

La agresividad tambi¨¦n alcanza a lo que hay bajo tierra. Hace unos d¨ªas, a una empleada del metro de Barcelona le rompieron las gafas de un golpe. Ella ni siquiera hab¨ªa abierto la boca cuando, una de las tres muchachas que quer¨ªan entrar sin pagar en la Barceloneta, le levant¨® la mano. Los vigilantes intentaron seguirlas, pero perdieron su rastro en la red de metro. A la v¨ªctima no le qued¨® m¨¢s recurso que poner una denuncia en comisar¨ªa.

Ante la facilidad para que les partan la cara, los trabajadores han decidido que no van a hacerse los h¨¦roes. "Les decimos que si alguien va sin billete y se pone chulo, no intenten meterse", explic¨® Jes¨²s Rois, de UGT de Ferrocarrils. Toni Ceballos, delegado de CGT en el metro, destaca las amenazas que reciben los empleados cuando denuncian una agresi¨®n o un intento de robo de los carteristas. Los sindicatos exigen el concurso de Mossos y polic¨ªa local, y piden que se refuercen las plantillas de seguridad privada.