El odio
Cuando termine la matanza actual, el odio sucio que quede en el aire ser¨¢ el arma de m¨¢s largo alcance en esta guerra perpetua entre Israel y Palestina. El tiempo no cuenta. Tarde o temprano estos ni?os de Gaza destrozados en las escuelas, los heridos rematados por bombas de racimo en los propios hospitales, las casas y mezquitas destruidas con decenas de muertos cada d¨ªa fermentando bajo los cascotes, trabajo ejecutado a la perfecci¨®n por el ej¨¦rcito israel¨ª, uno de los m¨¢s poderosos del mundo, no har¨¢n sino ahondar el pozo negro en el que se van a sepultar todos, las v¨ªctimas y los verdugos, los vencedores y los vencidos. Para saber lo vulnerable que se siente Israel, no hay m¨¢s que ver con qu¨¦ extrema sa?a, pareja a la agon¨ªa, ataca a un pueblo hacinado en la miseria, desesperado y pr¨¢cticamente indefenso. Convertido en una maquinaria de guerra, con la precisi¨®n de una garra de tigre, el ej¨¦rcito hebreo responde a las est¨²pidas provocaciones de los fan¨¢ticos de Ham¨¢s con una demoledora lluvia de acero sobre Gaza para cobrarse los cad¨¢veres al ciento por uno, que es el r¨¦dito prometido por Yavh¨¦ a los suyos. Pero no se trata de ning¨²n triunfo. De hecho, la inseguridad radical del estado de Israel es tambi¨¦n nuestro propio riesgo, no exento de culpa. Como el odio de los humillados es el arma de m¨¢s largo alcance, cualquiera de nosotros un d¨ªa puede saltar por los aires mientras est¨¦ comiendo chuletas en un asador de Madrid o tomando una copa en un caf¨¦ de Par¨ªs o de Nueva York. Si se dejan a un lado las disquisiciones de los analistas acerca de este conflicto enquistado, lo cierto es que uno no podr¨ªa vivir hoy con una m¨ªnima dignidad si no denunciara este exterminio perpetrado por los israel¨ªes contra el pueblo palestino, aunque solo sea para no despreciarse ante el espejo al afeitarse. A cualquier cataclismo de la naturaleza le sigue el silencio de Dios, que nunca reivindica a miles de muertos. Ning¨²n creyente se escandaliza. Pero la matanza indiscriminada que Israel impone a la poblaci¨®n civil de Gaza es una cat¨¢strofe moral y callar, escurrir el bulto, buscar motivos para justificarla no deja de ser una bajeza. Por otra parte, Israel nunca podr¨¢ vencer con las armas. S¨®lo la paz duradera ser¨¢ su gran victoria.
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