Leyendas rusas
Continu¨® el jueves la fiesta rusa con la entrega a Gergiev de la medalla del Palau. Le tocaba el turno a Prok¨®fiev (tras el Stravinski del d¨ªa 8), pero se escuch¨® antes la obertura de El ¨¢rbol de Diana, con una orquesta reducida y transparente. Vino luego el tercer concierto para piano de aquel, interpretado con gran precisi¨®n. El solista exhibi¨® limpieza, agilidad, virtuosismo y ajuste. Le falt¨®, sin embargo, algo de potencia, especialmente en el ¨²ltimo movimiento. En la tercera sinfon¨ªa (tambi¨¦n de Prok¨®fiev), la orquesta calent¨® motores y conmovi¨® de verdad al p¨²blico.
El s¨¢bado, dedicado a Rimski-Korsak¨®v, los petersburgueses se emplearon a fondo. Fue precisamente en el Mariinski (1907) donde se estren¨® esta Leyenda de la ciudad invisible de Kitezh y la virgen Fevronia, ¨®pera que muestra el gusto por lo legendario, lo ¨¦pico y lo popular, coexistiendo aqu¨ª con una fascinada contemplaci¨®n del bosque, la tierra y el poder divino. A esta tarea se entregaron la protagonista y la orquesta en su totalidad. Hubo, a lo largo de la velada, primorosos murmullos de las cuerdas, solos buc¨®licos de las maderas, sonoridades m¨¢gicas y sugerentes... ser¨ªa in¨²til, en obra de tama?as dimensiones, citar todas las intervenciones de m¨¦rito que all¨ª se produjeron: arpas, trompa, trompetas, viol¨ªn, percusi¨®n... Entre los solistas vocales cabe destacar a Vasili Gorshkov (Grichka), que bord¨® su papel, y a Olga Sergeeva (Fevronia), por su expresividad y resistencia, aunque un vibrato demasiado ancho afeara su larga y dif¨ªcil actuaci¨®n. Por otra parte, result¨® patente el peso que la tradici¨®n coral tiene en aquel pa¨ªs: ?qu¨¦ manera de expresarse, qu¨¦ naturalidad, qu¨¦ frescura en los momentos de alegr¨ªa popular! Vinieron luego episodios con ecos m¨¢s lit¨²rgicos, escenas de combate -y otras- donde los metales lucieron un brillo y una fuerza jam¨¢s lindantes con la estridencia: los d¨ªas anteriores hab¨ªa pasado lo mismo.
Orquesta del Teatro Mariinski
Director: Valery Gergiev. Palau de la M¨²sica de Valencia. D¨ªa 8: Obras de Martin y Soler y Prok¨®fiev. Piano: Alexei Volodin. D¨ªa 9: La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh (versi¨®n concierto), con coro y solistas del mismo teatro.
Lo m¨¢s importante no fue, sin embargo, la solvencia t¨¦cnica, sino que este gran fresco de amor a Rusia trazado por Rimski -amor a sus bosques, a sus ciudades y a todas sus gentes, incluyendo pobres borrachos como Grichka- fuera traducido con tanto vigor, con tanto sentimiento: no se cay¨® nunca en la rutina.
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