Reflexiones perplejas de un madridista
En mi condici¨®n reci¨¦n estrenada de setent¨®n, adem¨¢s de mi vida pol¨ªtica, de mi dedicaci¨®n acad¨¦mica y de mi vida familiar llena de satisfacciones y de recuerdos, llevo con mucha honra mi condici¨®n de madridista desde hace m¨¢s de sesenta a?os. Cuando ten¨ªa cinco, mi padre, reci¨¦n salido de la c¨¢rcel, en la que estuvo desde finales de la Guerra Civil por el delito de auxilio a la rebeli¨®n inventado por los vencedores contra los vencidos, tom¨® dos decisiones sobre m¨ª que siempre le agradecer¨¦: me inscribi¨® en el Liceo Franc¨¦s de Madrid, del que sal¨ª s¨®lo para ir a la universidad, y me hizo socio del Real Madrid. Desde entonces he vivido siempre de cerca la gloriosa historia de nuestro club. He disfrutado y me he alegrado con sus ¨¦xitos y he sufrido con sus fracasos y sus derrotas. Ha sido para m¨ª siempre un ¨¢mbito de sentimientos puros, de afectos y de satisfacciones deportivas, nunca manchados por rencores ni descalificaciones para los dem¨¢s equipos, con afecto para el Atl¨¦tico de Madrid y profundo respeto para nuestro principal competidor, el Barcelona, y los dem¨¢s grandes del f¨²tbol espa?ol. Respet¨¦ mucho a los grandes presidentes que fueron Santiago Bernab¨¦u y Luis de Carlos, y tambi¨¦n a sus sucesores, pensando siempre que su m¨¢ximo empe?o era trabajar para el mayor ¨¦xito de nuestro equipo. Reconozco que la deriva econ¨®mica y la lluvia de millones que se mov¨ªan me incomodaban y me produc¨ªan un desasosiego indudable, pero nunca pens¨¦ que nadie viniese a nuestra comunidad deportiva para aprovecharse ni para obtener beneficios personales. Todos los madridistas han tenido siempre para m¨ª una presunci¨®n de honradez y de limpieza acorde con la grandeza de nuestra historia deportiva y de nuestro palmar¨¦s como mejor equipo del siglo XX.
Los pr¨®ximos meses confirmar¨¢n o desmentir¨¢n mi impresi¨®n de que estamos ante una campa?a orquestada
Desde este esp¨ªritu y desde esta buena fe he seguido en los ¨²ltimos a?os las vicisitudes de los ¨²ltimos presidentes intentando buscar siempre justificaciones de buena fe para algunas espantadas poco explicables. Estaba satisfecho y m¨¢s tranquilo con la presidencia de don Ram¨®n Calder¨®n, que siempre me ha parecido un hombre de bien y que adem¨¢s ha dirigido nuestra nave deportiva con indudable ¨¦xito y con t¨ªtulos en f¨²tbol y en baloncesto que auguraban un futuro todav¨ªa mejor. Por eso me ha producido desasosiego y perplejidad una campa?a que parec¨ªa poco natural para obligarle a dimitir y que se ha potenciado en las ¨²ltimas semanas con acusaciones graves que no me parec¨ªan acordes con mi opini¨®n sobre el se?or Calder¨®n y que m¨¢s bien parec¨ªan maniobras de acoso y derribo. Creo que soy una persona de experiencia y que he pasado en la vida por momentos complejos y dif¨ªciles, pero reconozco que sus palabras de dimisi¨®n en la tarde de ayer me han producido un gran impacto y una impresi¨®n de gran credibilidad. Los pr¨®ximos meses confirmar¨¢n o desmentir¨¢n mi impresi¨®n de que estamos ante una campa?a orquestada para conseguir su retirada de la presidencia madridista. Ha sido elegante, discreto, generoso, y ha transmitido una impresi¨®n de juego limpio y de respeto. Ha defendido adem¨¢s, lo que le honra, con energ¨ªa y decisi¨®n a su familia. Ha proclamado su inocencia y ha defendido su honor reprobando las mentiras y los infundios vertidos contra ¨¦l. Confieso que le he cre¨ªdo.
En la distancia con la que contemplo la mezquindad que intuyo en este caso y que esconde intereses poco limpios, espero que los manipuladores no tengan ¨¦xito y que el Real Madrid, tras las nuevas elecciones, pueda disfrutar de personas dignas y decentes que lo dirijan desde los exclusivos valores deportivos como objetivo. Nuestra historia centenaria lo merece y excluye la posibilidad de que saquen beneficio personas que s¨®lo persiguen su inter¨¦s.
Gregorio Peces-Barba, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho y socio n¨²mero 1.459 del Real Madrid.
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