72 horas para iniciar el siglo
Apelamos como seres humanos a otros seres humanos. Recordad vuestra humanidad y olvidad todo lo dem¨¢s. Si pod¨¦is actuar de esta manera, el camino est¨¢ abierto para una nueva sociedad. Si no es as¨ª, afront¨¢is el riesgo de la muerte universal. (Bertrand Russell)
S¨®lo 72 horas antes de que Obama se convierta en el 44? presidente de Estados Unidos, parece sugerente la idea de que el martes, en la escalinata del Capitolio en Washington, comenzar¨¢ de verdad el siglo XXI. Hasta ahora hab¨ªamos considerado que el actual siglo se inici¨® con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, como el siglo XIX conclu¨ªa con la Gran Guerra. Tomo prestada la idea de E. J. Dionne Jr., columnista del Washington Post. La inmensa expectaci¨®n global provocada por la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca, el calamitoso estado de la econom¨ªa mundial y el ascenso de otros poderes globales que limitan la hegemon¨ªa norteamericana, dar¨ªan as¨ª paso al siglo XXI. Que no ser¨¢ solamente, como parec¨ªa predestinado, el siglo americano.
Todo apunta a que el mundo necesita, y conf¨ªa, en un nuevo comienzo: pol¨ªtico, econ¨®mico, medioambiental, cultural. Por lo tanto, deberemos prestar mucha atenci¨®n a las seis de la tarde del martes (hora espa?ola) a las palabras que pronuncie el nuevo presidente, cuando con la mano izquierda sobre la Biblia de Lincoln y la derecha levantada, preste juramento. "Yo, Barack Husein Obama, juro observar y hacer cumplir la Constituci¨®n de los Estados Unidos de Am¨¦rica". La inmediatez electr¨®nica: televisiones e Internet, otro s¨ªmbolo de la nueva era, permitir¨¢n a la humanidad conectada vivir este comienzo al instante.
S¨ª, Husein, un nombre musulm¨¢n de un no musulm¨¢n. Obama ha asegurado que, como es tradici¨®n, utilizar¨¢ sus dos nombres, porque "el mundo est¨¢ preparado para este mensaje". El nuevo presidente ha explicado que su toma de posesi¨®n es una magn¨ªfica oportunidad para recuperar la imagen de Am¨¦rica en el mundo y, en particular, en el mundo musulm¨¢n. Probablemente uno de los grandes retos de su presidencia va a ser reinventar esa relaci¨®n, hoy totalmente atascada. Como escribe el soci¨®logo Jean Ziegler en su reciente libro, La haine de l'Occident (Albin Michel), localizar las ra¨ªces del odio que el Sur manifiesta hacia Occidente, y reflexionar sobre los medios para extirparlo, se ha convertido en una cuesti¨®n de vida o muerte para millones de seres en todo el mundo. Obama, en su audacia medida, rasgo clave de su no ideolog¨ªa, dej¨® por escrito en la revista Foreign Affairs, que "el combate contra los profetas del islam requerir¨¢ m¨¢s que lecciones de democracia. Necesitamos profundizar nuestro conocimiento en las circunstancias y creencias que sostienen su extremismo". No sabemos si esta afirmaci¨®n, pol¨ªticamente incorrecta hasta ahora en EE UU, ser¨¢ o no traducida a los hechos por la nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton, y su equipo de asesores provenientes de la ¨¦poca de la presidencia de su marido. Casi todo el gabinete de Obama es pol¨ªticamente predecible en econom¨ªa y seguridad nacional. En lo que se refiere al dinero son los mismos que nos han llevado al actual desastre. ?Es posible hacer nuevas pol¨ªticas con viejos actores? De momento, el cambio es Obama.
No hay un monumento en Washington que represente mejor la cualidad imperial de la ciudad que el Lincoln Memorial. La otra noche, impresiona m¨¢s en las horas nocturnas, los Obama, con sus dos hijas, Malia y Sasha, acudieron a este lugar y bajo la monumental estatua de m¨¢rmol del presidente que aboli¨® la esclavitud, leyeron el famoso Discurso de Gettysburg, cincelado en las paredes, y que se estudia en las escuelas de todo el pa¨ªs. Contemplaron durante unos minutos el inmenso parque rectangular del Mall con el Capitolio al fondo. Una visita simb¨®lica.
Lincoln es uno de los presidentes, junto con Franklin Roosevelt y Jack Kennedy, que inspiran a Obama. Tambi¨¦n al joven de 27 a?os que est¨¢ escribiendo el discurso del martes, el m¨¢s importante de la vida de Barack. Marcar¨¢ el tono de la nueva ¨¦poca y tiene como objetivo estimular, lograr la confianza de los estadounidenses para iniciar la recuperaci¨®n moral y econ¨®mica del pa¨ªs. Jon Favreau recibi¨® hace un mes, en Chicago, el encargo del presidente electo para un discurso no m¨¢s largo de 15 o 20 minutos, centrado en la idea de que Estados Unidos se fund¨® sobre ciertos ideales que es necesario recuperar.
Har¨¢ fr¨ªo el martes en Washington: se esperan 5 grados bajo cero. John Kennedy, a 7 bajo cero, se quit¨® el abrigo para pronunciar su discurso inaugural y demostrar su vigor juvenil frente al saliente Eisenhower. Precavido, debajo de la camisa llevaba una camiseta t¨¦rmica. Temperaturas de 20 bajo cero obligaron en 1985 a Ronald Reagan a tomar posesi¨®n a cubierto en el interior del Capitolio. Peor fue en 1841, cuando William Harrison tras un discurso de dos horas bajo un fr¨ªo intenso pill¨® una pulmon¨ªa que un mes despu¨¦s le llev¨® a la tumba. Este a?o la temperatura emocional provocada por la Obaman¨ªa, y no s¨®lo en Washington, tambi¨¦n en la descre¨ªda Europa, es muy superior a la temperatura ambiente. Obama es portador de la esperanza de todo el planeta.
fgbasterra@gmail.com
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