Un barco llamado capitalismo
Imaginemos un barco en el que viaja casi todo el mundo. En este barco no se sabe muy bien qui¨¦n manda, en teor¨ªa deber¨ªan mandar los pol¨ªticos, pero tanto los intermediarios financieros como los magnates de las grandes multinacionales tienen tanto poder o m¨¢s al controlar a una parte muy importante de la tripulaci¨®n. Como consecuencia, el mando se encuentra muy diluido, casi tanto como el mar.
El equilibrio en este barco se fundamenta en que la b¨²squeda por parte de todos los embarcados del m¨¢ximo beneficio individual generar¨¢ un equilibrio que mantendr¨¢ el barco a flote y a toda velocidad, al fomentar una voraz competencia. Resumiendo, si alguien tiene la oportunidad de tirar a alguien a los tiburones y quedarse con su raci¨®n de comida y no lo hace, otro lo har¨¢.
En un barco m¨¢s peque?o el capit¨¢n ordena, imparte justicia y establece las normas de convivencia. Pero en este gigantesco barco de la econom¨ªa global, los pol¨ªticos no se ponen de acuerdo, la justicia es lenta, y los encargados de establecer las normas de convivencia no se enteran, permitiendo que las ratas abandonen el barco con dinero robado a todos. A pesar de que puede parecer peligroso viajar en este barco, nadie piensa que se pueda hundir, de hecho. Hace poco qued¨® hundido el buque insignia del comunismo enrol¨¢ndose la tripulaci¨®n en el buque capitalista.
Hay m¨¢s seguridad en este barco que en el Titanic, de manera que cada vez son m¨¢s los que se dedican a saquear lo que pueden, mientras los encargados de regular el funcionamiento del barco no aprenden ni de los errores del pasado, pudi¨¦ndose repetir el mismo tipo de timo indefinidamente sin que encuentren una forma de evitarlo. En este contexto, pol¨ªticos chorizos, chorizos financieros, empresarios chorizos y cualquier otro que se encuentre en disposici¨®n de chorizar y sea chorizo (si¨¦ntanse aludidos s¨®lo los chorizos) se afanan en rapi?ar todo lo que pueden, encontr¨¢ndose ya en las entra?as del buque.
Conscientes de que el barco est¨¢ seriamente da?ado, los pol¨ªticos intentan dirigir el barco a puerto para reparar los da?os y evitar su hundimiento. Pero no saben a cu¨¢l. ?Conseguir¨¢n llegar a buen puerto?.
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