Ham¨¢s gana, Israel pierde
La guerra de Gaza ha corroborado que la verdadera mesa de negociaci¨®n est¨¢ en Teher¨¢n, entre el EE UU de Obama, un Ir¨¢n que controle a Ham¨¢s y Hezbol¨¢ y un Israel que conf¨ªe en los palestinos moderados
Uno de los temas estrella de la campa?a electoral israel¨ª iba a ser los colonos de los asentamientos de Cisjordania. Y en ese asunto candente, ineludible para la izquierda (Meretz y Partido Laborista) y para gran parte de los votantes del Kadima, ocupaban un papel importante las inevitables concesiones territoriales, incluso el desmantelamiento final de esos asentamientos en un horizonte de plazos no lejanos. Lo llevaban en sus programas y en sus discursos, pero a rega?adientes. El coste electoral de esa pol¨ªtica, anunciada hace tiempo y abocada a empezar a cumplirse en la nueva legislatura, era muy alto. Evidenciar¨ªa a¨²n m¨¢s el desgaste de los partidos gobernantes en estos ¨²ltimos a?os y supondr¨ªa un ba?o de realidad que podr¨ªa conducir a la propia sociedad israel¨ª a conflictos internos desgarradores, como el de los ultraortodoxos de Hebr¨®n. Prueba de ello era el descenso del Partido Laborista y del Kadima en las encuestas de hace unas semanas. Esto beneficiar¨ªa directamente al Likud de Netanyahu, totalmente partidario de negociar muy al alza el precio de esos asentamientos, dej¨¢ndolos en todo caso al final de la lista de cualquier negociaci¨®n futura. Antes se impondr¨ªa conseguir seguridad y transmitir fortaleza, dar garant¨ªas de estabilidad: toda falla en el dificil¨ªsimo equilibrio de la seguridad ser¨ªa un argumento para no salir nunca de Cisjordania, ya que el Likud esgrime como una debilidad la experiencia de salida de los colonos de Gaza. En este contexto, los partidos religiosos jugaban con su habitual ambig¨¹edad, pero el Shas, de los sefard¨ªes, lo hac¨ªa m¨¢s a¨²n porque, al ser un partido que tiene en su programa reivindicaciones sociales y estatalistas, est¨¢ a favor o no de los asentamientos en funci¨®n del papel ministerial que le otorgue un posible socio (Kadima, Likud, incluso laboristas). As¨ª estaban las cosas hasta la intervenci¨®n en Gaza del pasado 27 de diciembre, que ha enviado el asunto de los colonos a un limbo de posibilidades a cual m¨¢s remota.
No es casualidad que la guerra de Gaza haya coincidido con el proyecto electoral israel¨ª
El conflicto ha minado el valor moral y la imagen de Israel. Aparece como un pa¨ªs de carniceros
Se ha dicho que la intervenci¨®n ten¨ªa un cariz electoralista encubierto, sobre todo para el Partido Laborista y el Kadima de Olmert (que ya es de Livni). No ha parecido muy encubierto, a tenor de los hechos y de las encuestas, que han trastocado el mapa de intenci¨®n de voto: ahora todos vuelven a tener sus opciones intactas, y aunque al final Netanyahu sea primer ministro, habr¨¢ de serlo con un margen mucho m¨¢s corto. Pero es obvio que la guerra de Gaza ha coincidido con el proceso electoral no por casualidad. Sin embargo, no era algo que s¨®lo supieran los israel¨ªes; tambi¨¦n lo sab¨ªan en Teher¨¢n y en Ham¨¢s.
Sab¨ªan del gran beneficio a futuro que tendr¨ªan para Ham¨¢s las consecuencias de una provocaci¨®n que, tras el fin de la tregua, supusiera pol¨ªticas de extrema dureza orientadas a garantizar seguridad y firmeza, tanto en los partidos de la derecha como de la izquierda. Por eso la tregua se interrumpi¨® precisamente cuando era oportuno para todos. Sab¨ªan en Ham¨¢s y en Hezbol¨¢ que ¨¦se ser¨ªa el mejor momento para provocar a Israel y poner de nuevo centenares de muertos sobre la mesa -la munici¨®n m¨¢s rentable de Ham¨¢s, dado el nulo valor por la vida y la sacralizaci¨®n de la muerte que est¨¢ en su carta fundacional, The Charter of Allah (v¨¦ase en www.palestinecenter.org/cpap/documents/charter.html)-, porque era presumible pensar que la aparici¨®n del presidente Obama en escena a partir de hoy, 20 de enero, har¨¢ que, a corto plazo, se impongan pol¨ªticas moderadas, y no s¨®lo para Israel. En ese nuevo escenario, Mahmud Abbas y su partido pueden tener un papel significativo, incluso de liderazgo (escaso y discutible, pero aceptable), como lo tendr¨¢ una Siria m¨¢s d¨²ctil, y hasta el propio papel de Teher¨¢n se ver¨¢ reforzado con el di¨¢logo y la negociaci¨®n. Porque la resistencia c¨ªnica que Ir¨¢n ha plantado a la actual pol¨ªtica de presi¨®n ha logrado un notorio triunfo: ser tenido como potencia emergente, guste o no. Estados Unidos evitar¨¢ incrementar los conflictos con Ir¨¢n y le dar¨¢ as¨ª un poco de ox¨ªgeno a Ahmadineyad, ahora con elecciones por delante. O sea que con Obama, Ham¨¢s perder¨ªa muchas opciones. Era, por tanto, el momento de provocar a quienes ya ten¨ªan necesidad de resarcirse por la derrota, "negociada a la europea", de la poco inteligente guerra del L¨ªbano: el Ej¨¦rcito israel¨ª, el Gobierno debilitado de Olmert y los partidos embarcados en una campa?a que se aventuraba centrada en la manera de salir de Cisjordania.
Ham¨¢s, como era de esperar, ha logrado lo que se propon¨ªa: primero, un lavado de imagen que lo hace pasar por un partido v¨ªctima que ayuda al pueblo palestino (cuya pobreza no s¨®lo no ha evitado sino que adem¨¢s necesita, como partido-vampiro); segundo, un alto grado de identificaci¨®n con todo el pueblo palestino (no hay que olvidar su estrategia de asimilaci¨®n de la causa palestina con el islamismo, la imposici¨®n de la shar¨ªa como ley, o el golpe de Estado que se cobr¨® la vida de centenares de palestinos de Al Fatah, as¨ª como la expulsi¨®n de este partido de la franja), y, tercero, un apoyo incondicional de un tipo de pol¨ªticos e intelectuales europeos que emplean un lenguaje sospechosamente virulento en cuanto oyen la palabra jud¨ªo.
Es obvio que los bombardeos en poblaciones civiles son execrables sin paliativos. La inmensa mayor¨ªa de los israel¨ªes que los han aprobado no lo ha hecho con alegr¨ªa, sino con la fatalidad de una inevitable desgracia. Israel est¨¢ muy harto de esta situaci¨®n en la que el terrorismo ha venido triunfando d¨ªa tras d¨ªa en una causa que no tiene m¨¢s horizonte que el acoso y la destrucci¨®n. Pero Ham¨¢s nunca va a cejar en su pol¨ªtica terrorista porque responde a un plan divino y a una estrategia rentable. Y en esta diab¨®lica perspectiva de las cosas es en la que Israel comete un error hist¨®rico, al no ser capaz de trascender el fango del medio plazo, no abordar el futuro, no dar un salto cualitativo en la espiral a la que le somete Ham¨¢s.
Ese salto s¨®lo se puede dar con otra visi¨®n: la de que la mesa de negociaci¨®n no est¨¢ s¨®lo en El Cairo o en Par¨ªs. La verdadera mesa de negociaci¨®n est¨¢ tambi¨¦n en Teher¨¢n. Y esa negociaci¨®n pasa por los siguientes interlocutores: unos EE UU que concedan un papel de peso pol¨ªtico y de protagonismo a Ir¨¢n, un Ir¨¢n que anule la amenaza de Ham¨¢s y de Hezbol¨¢, y un Israel que d¨¦ un gramo de confianza a los palestinos no partidarios de Ham¨¢s (que son mayor¨ªa) y los ponga a su lado en la mesa. Lo dem¨¢s es absurdo, porque toda tregua temporal se ver¨¢ rota en cuanto cualquiera de las dos partes necesite su dosis de sangre. ?Y qu¨¦ papel tiene aqu¨ª la Uni¨®n Europea? Hoy por hoy es una especie de "interlocutor a prueba" para Israel. Para serlo del todo, Europa ha de rebajar su desbordado caudal de prejuicios hist¨®ricos, su maniqueo humanitarismo disneylandizado y su creciente pavor a criticar todo lo que significa islamismo. S¨®lo as¨ª Europa podr¨¢ acercarse a Israel por la puerta del desprejuicio y de la comprensi¨®n.
Pero en todo esto Israel es quien m¨¢s ha perdido. Ha perdido much¨ªsimo de su val¨ªa moral, de su compasi¨®n, de su imagen internacional, apareciendo como un pa¨ªs de carniceros. Se ha incrementado el antisemitismo por todas partes y se han liberado odiosos arquetipos negativos que se cre¨ªan falsamente olvidados. Habr¨¢ que ver si Israel ha perdido tambi¨¦n posibilidades de futuro, su exiguo capital. Sin embargo, a Ham¨¢s no le ha ido muy mal con su pol¨ªtica de muerte y de terror, el ¨²nico lenguaje que entiende. Ha triunfado la ceremonia de la confusi¨®n. Si bien me temo que eso justamente es lo que ha pretendido siempre Ham¨¢s: mezclarlo todo, confundir a todo el mundo, martirizar a toda su poblaci¨®n con el instrumento de la poderosa y terrible venganza israel¨ª, culpable tambi¨¦n. ?Suceder¨¢ al final -si es que estamos al final de algo- como sucedi¨® en L¨ªbano en el 2006, cuando, al t¨¦rmino de la guerra, Ir¨¢n puso unos cuantos millones para reconstruirlo todo? ?Se habr¨¢ invertido otra vez un par de millares de civiles muertos (para Ham¨¢s todos habr¨¢n ido al Para¨ªso) y volver¨¢n a tener a su poblaci¨®n en la miseria, caldo de cultivo del rencor? Hay que ser realistas: para romper ese bucle siniestro, habr¨¢ que hablar pronto con Teher¨¢n y dejar que tenga su poder¨ªo nuclear. Puede que la paradoja sea que el temido potencial nuclear de Ir¨¢n, si se entiende como un derecho leg¨ªtimo de un pa¨ªs soberano, salve a Israel a largo plazo. En suma, que el corral tenga m¨¢s gallos: no han de ser todos amigos, s¨®lo tienen que evitar picarse. Esto es lo que probablemente diga Obama.
Adolfo Garc¨ªa Ortega es escritor y editor.
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