El mundo le necesita tanto como Estados Unidos
El d¨ªa de ayer, 20 de enero, fue un d¨ªa hist¨®rico porque tom¨® posesi¨®n de su cargo en Washington el 44? presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama.
Las expectativas creadas a su alrededor son enormes. Se espera de ¨¦l -y del joven equipo con el que va a trabajar- nada m¨¢s y nada menos que un cambio de era, o, si se prefiere, de paradigma. ?Qu¨¦ significa eso? El fin del "capitalismo de casino" financiero-especulativo y un nuevo modelo econ¨®mico y social que suponga el regreso a ciertos valores ¨¦ticos y a la defensa del servicio p¨²blico y del Estado de derecho, dentro del m¨¢s estricto respeto por los derechos humanos.
Y todo esto ocurre cuando Norteam¨¦rica se encuentra en el epicentro de la crisis m¨¢s grave que jam¨¢s ha vivido el capitalismo. Una crisis que no s¨®lo es econ¨®mica y financiera -con los Estados Unidos hundidos en la mayor recesi¨®n conocida- sino tambi¨¦n una crisis energ¨¦tica, alimentaria, ambiental y, por encima de todo, de los grandes valores que constituyen lo esencial del "sue?o americano".
El nuevo presidente no podr¨¢ hacer milagros, pero s¨ª actuar desde sus valores y convicciones
Es evidente que nadie espera que Barack Obama pueda hacer milagros. Debe hacer gala de paciencia y de prudencia a la hora de adoptar las medidas que vaya a considerar prioritarias. Es una jerarqu¨ªa dif¨ªcil de establecer, que no deja de angustiar sin duda a Obama y a su equipo. En la agenda est¨¢n: poner fin a la guerra de Irak; dar alg¨²n rumbo nuevo a la cr¨ªtica situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo, con especial relieve a la necesidad de poner fin al conflicto palestino-israel¨ª; el inevitable regreso a las Naciones Unidas; una pol¨ªtica de m¨¢s confianza y apertura en las relaciones euroatl¨¢nticas, dada la crisis de incertidumbre y de apat¨ªa vigente en la Uni¨®n Europea; los problemas internos de los Estados Unidos, con el desempleo en ascenso, la falta de confianza por parte de los agentes econ¨®micos, el astron¨®mico d¨¦ficit exterior y la necesidad de "meter m¨¢s dinero en los bolsillos de los americanos", como dijo Obama... Entre todo eso resulta dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, establecer prioridades, sabiendo que no es posible acudir a todos los frentes al mismo tiempo. Ya se ver¨¢.
Tras el anuncio de su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, le¨ª los primeros discursos de Barack Obama con inmensa atenci¨®n. M¨¢s tarde, segu¨ª su campa?a y pude leer sus libros. Desde entonces simpatizo con su determinaci¨®n, con sus ideas y con su personalidad, que considero excepcional. La idea de un afroamericano, adem¨¢s humanista, en la Casa Blanca me parec¨ªa, desde luego, un desaf¨ªo a los prejuicios que parec¨ªan arraigados en la sociedad americana y, al mismo tiempo, a la pol¨ªtica exterior agresiva y unilateral seguida por Bush tras el 11 de septiembre de 2001. Lo que significaba una ruptura y un esperanzador cambio de paradigma.
Me gust¨® especialmente el hecho de que declarara su intenci¨®n, si sal¨ªa elegido, de ordenar la retirada, en sucesivas fases, de las tropas norteamericanas de Irak. Fue un acto de enorme coraje. De ah¨ª que escribiera en distintos medios de prensa europeos durante todo el a?o 2008 varios art¨ªculos en apoyo a la candidatura de Barack Obama. No estoy arrepentido. Creo que la victoria de Obama representa por s¨ª misma una revoluci¨®n democr¨¢tica y pac¨ªfica en los Estados Unidos y, sobre todo, un cambio en la mentalidad de los norteamericanos.
Ahora hemos asistido, por fin, a la toma de posesi¨®n en Washington de Barack Obama. Norteam¨¦rica y el mundo esperaban o¨ªr, con inusual curiosidad, su discurso inaugural, que sin duda alguna ha sido una pieza oratoria de inmensa calidad humana y pol¨ªtica. Y que no habr¨¢ defraudado, de ello estoy seguro, las expectativas m¨¢s exigentes.
Con todo, pesan a partir de hoy sobre los hombros del nuevo presidente de los Estados Unidos exigencias y problemas de todo tipo -internos, externos, globales- que, como acabo de decir, resulta imposible resolver de hoy para ma?ana. En la pol¨ªtica no existen los milagros. Lo que s¨ª existen son las convicciones y los valores. Y estos, espero, ser¨¢n respetados. Tengo una inmensa confianza en las cualidades humanas de Obama.
Por otra parte, Obama es consciente de que su mayor fuerza estriba en el dinamismo que ha sabido despertar en la juventud, en las clases m¨¢s desfavorecidas de la poblaci¨®n norteamericana y en las minor¨ªas ¨¦tnicas. No las va a defraudar. Estoy convencido de ello.
Cuenta tambi¨¦n con la inmensa simpat¨ªa de la opini¨®n p¨²blica mundial. As¨ª pues, tengamos confianza y ?viva Obama! El mundo siente la necesidad de alguien como ¨¦l, tanto o m¨¢s que el pueblo norteamericano. Nos disponemos a vivir, colectivamente, un momento de cambio hist¨®rico, sin parang¨®n desde hace muchos a?os.
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal.
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