Un plan para hacer frente a la crisis del sector del ladrillo
Durante los ¨²ltimos meses nos hemos acostumbrado a escuchar de relevantes autoridades econ¨®micas que la actual crisis financiera -preludio de la recesi¨®n en la econom¨ªa real- se debe a la "codicia" de los financieros y a la "desregulaci¨®n" del mercado.
En cuanto a la "codicia", no hay que ser muy inteligente para deducir que, entendida como la necesidad permanente de mejorar los beneficios, existe siempre y es un requisito para el funcionamiento del sistema. Sin pretender ir a explicaciones estructurales: Los mayores beneficios generan mayor captaci¨®n de recursos, ascensos profesionales, mejores retribuciones, mayor satisfacci¨®n para los accionistas...
En cuanto a la "desregulaci¨®n", no cabe ninguna duda de que ha influido directamente en la actual situaci¨®n. No es que los mercados financieros estuvieran desregulados porque algunos estaban controlados por las administraciones y otros ten¨ªan una te¨®rica autorregulaci¨®n como opci¨®n pol¨ªtica.
"Pensemos en los efectos de una revisi¨®n de la eficiencia energ¨¦tica de las viviendas"
Sin embargo, en ambos casos, han sido v¨ªctimas de la misma situaci¨®n y es que cuando se produce un largo per¨ªodo de estabilidad y crecimiento, el optimismo deriva en una generaci¨®n excesiva de cr¨¦dito y una euforia especulativa que, ante cualquier acontecimiento inesperado, reacciona de manera desproporcionada, cortando el cr¨¦dito primero, influyendo en la valoraci¨®n de los activos y acabando, finalmente, en la contracci¨®n de la econom¨ªa real. (Hyman Minsky; Las razones de Keynes. 1975)
Desde luego, se pueden regular muchas situaciones y, sobre todo, es necesario actuar prudentemente como lo hizo el Banco de Espa?a, con la obligaci¨®n de dotar de provisiones extraordinarias o la necesidad de capital propio en las titulaciones, lo que situ¨® al sistema financiero espa?ol en mejor posici¨®n frente el riesgo. No obstante, es dif¨ªcil prever toda la casu¨ªstica. ?Qui¨¦n no ha o¨ªdo decir a alg¨²n conocido lo bien que le han valorado la casa o que le ha quedado dinero suficiente de la hipoteca para amueblar el piso o comprarse un coche?
Los inventos financieros suelen ir a un ritmo superior a la regulaci¨®n. Aunque siempre se podr¨¢n minimizar los riesgos si las nuevas situaciones se regulan, es necesario una exigencia general de transparencia y, sobre todo, un buen funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas para que exista una vigilancia constante sobre teor¨ªas como el monetarismo que, a lo largo de la historia reciente, han demostrado, una y otra vez, un alto riesgo para el empleo y el bienestar de los ciudadanos.
?C¨®mo combatir con las mismas recetas que nos han conducido a esta situaci¨®n el desempleo creciente de nuestra econom¨ªa? Se supone que las rebajas de los tipos de inter¨¦s hasta niveles m¨ªnimos como han hecho todos los pa¨ªses deber¨ªa haber contenido la contracci¨®n de las econom¨ªas. Sin duda, algo habr¨¢ hecho, pero no lo suficiente, como para no caer en la recesi¨®n. Como no lo fue en su d¨ªa para reactivar la econom¨ªa de Jap¨®n.
La importante inyecci¨®n de liquidez en el sistema financiero e, incluso, la toma de posiciones de algunos estados en grandes bancos, no se ha traducido en una mayor fluidez del cr¨¦dito a las empresas y a los particulares. Para algunos de estos grandes bancos que ten¨ªan activos contaminados y, por lo tanto, grandes p¨¦rdidas, el castigo ha sido duro, pero la situaci¨®n ya ha aflorado y, ahora, con prudencia y, normalmente, nuevos gestores, puede iniciarse la recuperaci¨®n. Para otros, como la banca espa?ola, sin este tipo de activos o con muy pocos, todav¨ªa queda toda la digesti¨®n del auge inmobiliario que nos hizo crecer tanto los a?os anteriores. No es necesario recurrir a Keynes para ver la escasa utilidad de la pol¨ªtica monetaria en estas condiciones: por desgracia la tenemos a diario ante nuestros ojos.
El Partido Popular ha propuesto como soluci¨®n la rebaja del impuesto de sociedades, lo que aliviar¨ªa la situaci¨®n de las empresas, pero, aparte de que se acaba de rebajar recientemente, esto agravar¨ªa la situaci¨®n de d¨¦ficit -cercano al 6 por ciento a finales de a?o- y nos situar¨ªa en peor posici¨®n para actuar contra el desempleo, salvo que se subiera el IVA. Esta posibilidad no s¨®lo no ser¨ªa una soluci¨®n, sino que agravar¨ªa los problemas de demanda que es el problema principal de las empresas. Nuestra vecina Francia tiene un IVA y un impuesto de sociedades mayores pero no tiene los problemas de empleo que nos afectan a nosotros.
No obstante, partimos de una situaci¨®n m¨¢s positiva de las finanzas p¨²blicas. En 2007, alcanzamos un super¨¢vit del 2,2 por ciento y un endeudamiento del 36 por ciento del PIB que es una situaci¨®n mejor que la inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, lo que deja un margen de actuaci¨®n al Gobierno de Espa?a para desarrollar la pol¨ªtica social que, de esta manera, adem¨¢s de ser una prioridad para el Ejecutivo socialista con el objetivo de que los ciudadanos capeen la crisis, tambi¨¦n contribuye a sostener la demanda, y para las pol¨ªticas de gasto p¨²blico que son las que funcionan en estas condiciones para la creaci¨®n de empleo y la reactivaci¨®n econ¨®mica.
En este sentido, adem¨¢s de las inversiones contenidas en el Presupuesto que sigue teniendo un marcado car¨¢cter inversor, el Gobierno ha dotado a los ayuntamientos de un fondo extraordinario de inversi¨®n de 8.000 millones de euros de "urgente ejecuci¨®n" que, junto con otras ayudas, alcanza los 11.000 millones. El reparto de esta cantidad es igual para todos porque se distribuye a raz¨®n de 177 euros por habitante. Una medida que, sin duda, contribuir¨¢ a sostener el empleo.
Sin embargo, con m¨¢s tiempo por delante, el Gobierno deber¨ªa acometer un plan m¨¢s perfilado que incida en las zonas m¨¢s afectadas por el desempleo como consecuencia de su dependencia de la construcci¨®n, y que tenga objetivos m¨¢s concretos en la mejora de la productividad y el ahorro energ¨¦tico. Esto ser¨¢ necesario mientras se gestione la crisis -nadie se atreve a poner m¨¢s que buenas intenciones sobre su fin, pero no fechas- y nos permitir¨¢ salir fortalecidos de esta situaci¨®n. Pensemos, por ejemplo, los efectos positivos que tendr¨ªa para el empleo una revisi¨®n generalizada de la eficiencia energ¨¦tica de las viviendas y su rehabilitaci¨®n.
A quienes critican el problema del gasto, que el Ministro de Econom¨ªa ha recordado que nos puede llevar este a?o a un d¨¦ficit en el torno del 6 por ciento, habr¨¢ que recordarles que la ¨²ltima crisis de 1993-94, siendo mucho m¨¢s localizada que la actual, nos llev¨® casi al 24 por ciento de desempleo y eso no se lo debe permitir el pa¨ªs mientras haya margen de actuaci¨®n. Nuestro d¨¦ficit estar¨¢ en torno al 6 por ciento, pero el del Reino Unido -cuya oposici¨®n apoya la pol¨ªtica del Gobierno- que no est¨¢ en la uni¨®n monetaria, estar¨¢ este a?o en torno al 9 por ciento. No digo que sea una pol¨ªtica recomendable, pero tampoco parece que lo sea dejar crecer el desempleo.
Joan Lerma es ex presidente de la Generalitat Valenciana.
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