El poder ind¨ªgena avanza en Bolivia (y a veces destruye)
Evo Morales quiere ampliar su mandato tras la votaci¨®n constitucional de hoy
En Estados Unidos se llama Casa Blanca. En Argentina, Casa Rosada. En Francia, El¨ªseo (que evoca un lugar delicioso). En Bolivia, la residencia presidencial se llama Palacio Quemado, porque fue incendiado en 1875 por opositores pol¨ªticos y porque, aunque ha sido restaurado decenas de veces, la imaginaci¨®n popular prefiere recordarlo en llamas.
Es ah¨ª donde hace tres a?os lleg¨® el primer presidente ind¨ªgena de Bolivia, Evo Morales, un dirigente sindicalista, aymara, que, a trancas y barrancas, y para sorpresa y des¨¢nimo de sus cr¨ªticos, ha ido consolidando y extendiendo su poder por pr¨¢cticamente todo el pa¨ªs. Con la permanente resistencia de un sector conservador, fundamentalmente localizado en la zona de la media luna (cuatro departamentos en el oriente del pa¨ªs), pero sin ceder pr¨¢cticamente terreno, Morales y sus seguidores ind¨ªgenas han ido transformando, con desigual ¨¦xito, y a veces simplemente destruyendo, el entramado pol¨ªtico y econ¨®mico boliviano.
La oposici¨®n critica el centralismo y la destrucci¨®n de la econom¨ªa nacional
El refer¨¦ndum constitucional que se celebra hoy es un nuevo paso, el m¨¢s importante, en esa pol¨ªtica de consolidaci¨®n del llamado poder ind¨ªgena y de s¨ª mismo como presidente del pa¨ªs, porque le permitir¨¢ volver a presentarse para un segundo mandato que le mantenga en el Palacio Quemado hasta 2014. La oposici¨®n, que sali¨® ampliamente derrotada de su intento de someter a Evo Morales a un refer¨¦ndum revocatorio cuando s¨®lo llevaba dos a?os en el poder (la consulta se celebr¨® y Morales gan¨® por un aplastante 67%) y que ha perdido cuatro votaciones nacionales en estos tres a?os, intenta ahora reorganizarse para la nueva etapa. Su ambici¨®n es demostrar que domina una zona del pa¨ªs (la m¨¢s rica en petr¨®leo y gas) y que ha recobrado impulso.
El Gobierno de Morales no s¨®lo despierta cr¨ªticas en ese sector, tradicionalmente criollo y conservador. Su peculiar manera de gobernar tambi¨¦n levanta cr¨ªticas en la peque?a clase media mestiza, con la que nunca se ha llevado bien, con sectores de izquierda que le apoyaron inicialmente, y lo que es m¨¢s llamativo, incluso en algunos sectores ind¨ªgenas que le votan, pero que desear¨ªan que modificara su trayectoria.
Nadie discute que la nueva Constituci¨®n, o la acci¨®n del Gobierno, est¨¦ inspirada en un vehemente deseo de integrar a los ind¨ªgenas en la vida pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs, de la que fueron excluidos brutalmente, pese a constituir el 80% de la poblaci¨®n, ni su deseo de mejorar el nivel de vida de esos pueblos, siempre despose¨ªdos. Pero s¨ª se polemiza, y mucho, sobre su forma de gobernar, de centralizar todo el poder y de tomar decisiones, especialmente en el campo de la econom¨ªa.
Morales nacionaliz¨® el gas y el petr¨®leo y los convirti¨® en recursos naturales que no pueden ser enajenados (bajo pena de traici¨®n, seg¨²n la nueva Constituci¨®n). Algunas compa?¨ªas petroleras, entre ellas la espa?ola Repsol, siguen trabajando en el pa¨ªs, despu¨¦s de renegociar contratos con el Estado, que aument¨® sustancialmente sus ingresos fiscales. Gracias al aumento internacional del precio de los carburantes, Morales consigui¨® poner en marcha mejoras sociales importantes. Seg¨²n anunci¨® el pasado jueves, un 23% de los hogares bolivianos recibe o bien el llamado Bono Juanchito Pinto, que ha reducido la tasa de deserci¨®n escolar del 5,3% a 2,8%, seg¨²n datos oficiales, o bien la llamada Renta Dignidad, que entrega 28 d¨®lares (21,7 euros) mensuales a los mayores de 60 a?os sin pensi¨®n.
El alto precio de los hidrocarburos ha permitido tambi¨¦n aumentar las reservas de divisas hasta 7.804 millones de d¨®lares. El problema es que la crisis internacional est¨¢ haciendo bajar los precios de las materias primas y que el Gobierno boliviano no ha hecho las inversiones necesarias para aumentar la producci¨®n y compensar esa ca¨ªda de precios con m¨¢s exportaciones. Morales reconoci¨® ante el Parlamento que buena parte de sus proyectos en ese campo no ha arrancado ni siquiera: en teor¨ªa, el Estado debi¨® invertir 1.000 millones de d¨®lares pero, en la pr¨¢ctica, no lleg¨® ni a 300 millones.
En los ¨²ltimos d¨ªas se ha presentado otro problema. Brasil, principal consumidor del gas boliviano (compraba 30 de los 42 millones de metros c¨²bicos diarios de producci¨®n total), anunci¨® que s¨®lo necesitar¨¢ entre 22 y 24 millones. Sobre la marcha, Morales anunci¨® que Argentina comprar¨ªa m¨¢s gas, unos 6,5 millones de metros c¨²bicos diarios en lugar de los 2 millones anteriores. Aun as¨ª, Bolivia se puede encontrar con que no es capaz ni de aumentar su producci¨®n ni de colocar la que ya tiene, lo que ser¨ªa catastr¨®fico para su econom¨ªa.
La soluci¨®n pasar¨ªa quiz¨¢s por vender gas a Chile, pero eso tropieza con el nacionalismo boliviano, siempre enfrentado con Chile por haberle arrebatado hace un siglo su salida al mar, e hist¨®ricamente capaz de derrocar presidentes uno tras otro. (Morales mantiene negociaciones con Michelle Bachelet y procura que no se hable del tema en p¨²blico, pero parece que los avances para permitir a Bolivia el uso de un corredor al mar tropiezan siempre en la cuesti¨®n de la soberan¨ªa).
En cualquier caso, buena parte de las dificultades, seg¨²n los cr¨ªticos, nacen de la insuficiente formaci¨®n de muchos de los nuevos funcionarios. Evo Morales ha reconocido en varias ocasiones que se "ir¨ªan formando sobre la marcha", pero el resultado es el deterioro de la institucionalidad y de los ¨®rganos b¨¢sicos de funcionamiento del pa¨ªs. Adem¨¢s, ha basado toda su pol¨ªtica exterior en su contacto con Cuba y Venezuela y no ha hecho ning¨²n esfuerzo por mejorar las relaciones con EE UU, sino que ha expulsado a su embajador y a los miembros de la DEA (Agencia antidrogas). Es verdad que hist¨®ricamente el comportamiento de Washington en Bolivia ha sido detestable, que su embajador se habitu¨® a pedir el voto en contra de Evo Morales y que el reciente expulsado ayudaba a canalizar financiaci¨®n a organismos autonomistas opositores, pero aun as¨ª, muchos le reprochan que no aproveche la llegada de Barak Obama para renovar los acuerdos de exportaci¨®n rotos por George Bush.
F¨²tbol, sopa de pescado y sue?os
Evo Morales desarrolla una intensa actividad pol¨ªtica fuera del Palacio Quemado. Viaja seis d¨ªas a la semana, en un permanente recorrido por Bolivia. Su energ¨ªa es desbordante: es capaz de visitar en helic¨®ptero tres localidades y jugar un partido de f¨²tbol, su gran pasi¨®n, en dos de ellas. No tiene pr¨¢cticamente vida familiar, porque es soltero, con dos hijos de distinta madre que ayuda a mantener y educar pero que no viven con ¨¦l. Afirma dormir muy pocas horas al d¨ªa y mantenerse a base de la suculenta sopa de pescado que toma de madrugada como desayuno. Seg¨²n sus bi¨®grafos, concede gran importancia al contenido de sus sue?os y quienes le conocen resaltan su profunda desconfianza, incluso con sus ministros, a los que puede someter a repentinos ataques de ira. Quiz¨¢s por su experiencia sindicalista, se mueve como pez en el agua en la confrontaci¨®n, algo que muchos le reprochan. La consecuencia es que la vida pol¨ªtica boliviana est¨¢ llena de enfrentamientos de todo tipo desde raciales, hasta sociales. Adem¨¢s, su actitud es de acoso hacia todos sus cr¨ªticos.
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