Vaticanismo rec¨ªproco

El Gobierno ha tratado de convertir una visita privada del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, en una oportunidad para rebajar las tensiones con la Iglesia cat¨®lica. Bertone recibi¨® un tratamiento diplom¨¢tico propio de los viajes de Estado, al mantener encuentros con el Rey, el presidente Zapatero, la vicepresidenta primera y el ministro de Asuntos Exteriores. Tambi¨¦n se entrevist¨® con el l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy.

Ha sido evidente el esfuerzo del Gobierno por escenificar una normalizaci¨®n de relaciones, tras las muy tensas mantenidas con la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica a lo largo de la legislatura anterior. La Conferencia Episcopal, bajo inspiraci¨®n del cardenal Rouco, representante de su sector m¨¢s radical, protagoniz¨® una ins¨®lita campa?a de movilizaciones contra el Gobierno, claramente acompasada con la estrategia de oposici¨®n del Partido Popular. La beligerancia antigubernamental de la emisora de radio propiedad de la Iglesia fue otro factor de envenenamiento de las relaciones.

El Gobierno ten¨ªa inter¨¦s en evitar que se perpetuara ese clima, pero tambi¨¦n lo ten¨ªa el Vaticano, cuya diplomacia, avalada por siglos de adaptaci¨®n al terreno, tiene sus propias reglas. La protesta suscitada en v¨ªspera de las ¨²ltimas elecciones por un escrito de los obispos que se interpret¨® como invitaci¨®n a no votar al PSOE, gran parte de cuyos votantes se consideran cat¨®licos, caus¨® alarma en el Vaticano. La cordialidad escenificada estos d¨ªas es, por tanto, resultado de un inter¨¦s compartido. Pero es significativo que el Gobierno incluyera en la agenda un encuentro en el que la vicepresidenta expuso directamente ante el n¨²mero dos del Vaticano las razones y alcance de las iniciativas legislativas a las que se opone la Iglesia: reformas de la ley del aborto y de la de libertad religiosa y asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, entre otras. Fern¨¢ndez de la Vega relacion¨® tales iniciativas con un deseo de mayor seguridad jur¨ªdica y de garant¨ªa de extensi¨®n de derechos (de las mujeres y de los inmigrantes). Pero tambi¨¦n tuvo inter¨¦s en aclarar que el Gobierno no tiene intenci¨®n de modificar los acuerdos con la Santa Sede de 1979. El mensaje impl¨ªcito fue que las cosas no son tan tremendas como las presenta la c¨²pula del episcopado espa?ol.

En una conferencia pronunciada ayer, con motivo del 60? aniversario de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos por parte de Naciones Unidas, Bertone se opuso a esas reformas en nombre de un derecho natural identificado con la doctrina cat¨®lica, y reclam¨® un trato de privilegio para la Iglesia, con el argumento de que no es justo tratar igual a lo desigual. Renunci¨®, por tanto, a encontrar puntos de coincidencia en la defensa de derechos humanos, con independencia de su fundamentaci¨®n religiosa o laica. Era poco realista esperar m¨¢s que eso, por mucha amabilidad que desplegaran las autoridades del Estado. Y tampoco el Vaticano puede suponer que un Gobierno democr¨¢tico pueda ni deba supeditar la aplicaci¨®n de su programa al nihil obstat de Roma.