El alma campestre de una estrella tecno
Matt Elliott, cantautor folk de pasado electr¨®nico, abunda en su arte at¨ªpico
Si hubiera que elegir una trayectoria at¨ªpica en la m¨²sica europea de la ¨²ltima d¨¦cada, Matt Elliott (Bristol, 1974) se llevar¨ªa la palma. De personaje de culto en la escena electr¨®nica a torrencial cantautor folk adorado por una naci¨®n alternativa. "Deseaba el riesgo de tocar un instrumento, y tambi¨¦n dejar de odiarme al final de esos conciertos en los que s¨®lo ten¨ªa que pulsar botones", explica recientemente en Madrid, minutos antes de una actuaci¨®n sorpresa.
Las suyas son canciones para beber, fracasar y, en su nuevo disco, aullar -as¨ª lo atestigua su t¨ªtulo, Howling songs-. "Es lo ¨²nico que queda", asegura. "Aunque opto por cierta aceptaci¨®n de las cosas que no puedes tener ni evitar". La ira, en parte ir¨®nica, sobrevive sin embargo en el tema de cierre, Bomb the stock exchange. "Una broma. Cuando te sientes tan en la mierda, ?por qu¨¦ no bombardear la Bolsa?"
Las sorpresas con Elliott no acaban nunca. ?ltimamente, su m¨²sica incluye insospechados tonos de la Europa oriental, herencia de una abuela estonia y de las visitas, de ni?o y con su madre, a la iglesia ortodoxa rusa. Nada que ver con la moda de grupos anglosajones empapados de aires balc¨¢nicos.
Matt Elliott ha estado a?os afincado con su novia francesa y los hijos de ambos en la campi?a francesa. Esa relaci¨®n de pareja se rompi¨® durante la elaboraci¨®n de Howling songs. "Por eso se trata de un disco m¨¢s introspectivo: he pasado por varios grados de infierno. Y creo que es importante vivir cosas".
Aunque Elliott lleva una vida bastante itinerante, no hace mucho pas¨® una larga temporada en Espa?a, su peque?o refugio: "Casi lo veo como el ¨²ltimo pa¨ªs libre, pese a que me preocupa, por ejemplo, la proliferaci¨®n de c¨¢maras en Madrid". Y no sorprende que su obra trascienda sobre todo en la Europa continental: "A Inglaterra no voy a volver nunca, salvo que medie una revoluci¨®n. Y ni a¨²n as¨ª, si pienso en el clima".
Matt lo mismo le dedica una canci¨®n al modelo K¨¹bler-Ross (en Psicolog¨ªa, las cinco etapas del duelo) que a?ora ser un fantasma para observar a su amada. Igual de duro es consigo en los directos ("Me molestan mis errores") que con la pol¨ªtica estadounidense: "Bastante ser¨¢ si Obama hace algo por la sanidad". Y tan pronto se entrega al embrujo sobre el escenario de Paco Ib¨¢?ez, al que descubri¨® en Huesca durante una edici¨®n del festival Periferias, que sigue los consejos de su compa?ero de sello y amigo Yann Tiersen. "Colaboro en su pr¨®ximo disco. ?l fue quien me hizo ver que deb¨ªa prestar m¨¢s atenci¨®n a tocar instrumentos".
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