Peligro de desglobalizaci¨®n
El nuevo nacionalismo econ¨®mico est¨¢ amenazando la econom¨ªa mundial - El divorcio entre el discurso correcto y la realidad populista levanta nuevas fronteras donde ya hab¨ªa libertad
Pascal Lamy, director general de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), polic¨ªa y ¨¢rbitro de los intercambios comerciales, recurre a las ense?anzas de Mahatma Gandhi para cargar contra los distintos disfraces que en estos meses viste el proteccionismo por doquier en el mapa mundi. "Gandhi dijo que, con el ojo por ojo, el mundo entero se vuelve ciego. Hoy podr¨ªamos decir nosotros que, con un trabajo (de aqu¨ª) por otro trabajo (de fuera), lo que tenemos es paro masivo".
Los l¨ªderes de las principales econom¨ªas del mundo -de China a Estados Unidos, pasando por Francia, Reino Unido, Brasil, Alemania, la India o incluso Rusia- proclaman a cada rato su fe en el libre comercio como est¨ªmulo de la recuperaci¨®n econ¨®mica. De hecho, hasta ahora han sido relativamente consecuentes con esa fe en los mercados abiertos: seg¨²n el Banco Mundial, de media, los aranceles han bajado en los ¨²ltimos 30 a?os desde niveles superiores al 25% a menos del 10%. Desde mediados de los noventa, el comercio aument¨®, de media, a un ritmo anual cercano al 6%, superior al crecimiento econ¨®mico.
El comercio mundial caer¨¢ en 2009 por primera vez en 27 a?os
Los economistas coinciden en que el p¨¢nico llama a las trabas comerciales
Los Gobiernos se debaten entre su fe en el libre comercio y la presi¨®n social
Un pa¨ªs puede da?ar a sus exportadores al intentar proteger a sus productores
La misma fe en los beneficios del comercio sin trabas se mantuvo imperturbable en la cumbre del G-20 que, el a?o pasado, en Washington, empez¨® a orquestar una respuesta global y coordinada al enemigo llamado recesi¨®n.
Sin embargo, el divorcio entre el discurso de los l¨ªderes pol¨ªticos y la medicina que ¨¦stos aplican para intentar curar una econom¨ªa gravemente enferma est¨¢ dejando traslucir brotes de ceguera comercial, de discriminaci¨®n a los productos del vecino, de trabas que vuelven. Si el libre comercio es una de las se?as de identidad de la globalizaci¨®n, son muchos los economistas que la ven amenazada por esta crisis indomable y el modo de combatirla.
"Las investigaciones acad¨¦micas nos dicen que una de las variables clave por las que los pa¨ªses cambian de rumbo en sus pol¨ªticas comerciales son las crisis fuertes. Las crisis fuertes dan lugar, por un efecto p¨¦ndulo, a un intento de cambio del statu quo. Y hoy, el statu quo se caracteriza por haber desarrollado un amplio proceso de liberalizaci¨®n", explica desde Washington Daniel Lederman, economista senior del Banco Mundial experto en desarrollo. Lederman a?ade: "En el caso adem¨¢s de las recesiones en los pa¨ªses avanzados que se asocian a la deflaci¨®n (ca¨ªda generalizada de los precios), las crisis suelen incrementar el proteccionismo. Hoy la amenaza proteccionista es real".
Los ejemplos proliferan como las setas. Hace dos meses, Rusia decidi¨® elevar del 5% al 30% el gravamen para los coches importados. Tambi¨¦n ha introducido aranceles a la carne de ave y de cerdo. India ha anunciado que durante los pr¨®ximos seis meses prohibir¨¢ la importaci¨®n de juguetes de China (la mitad de los que importa). Claro que el Gobierno chino antes elev¨® las deducciones de los impuestos a la exportaci¨®n de sus juguetes en un 14% para ayudar a sus fabricantes nacionales.
El presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, ha aclarado que las ayudas a las empresas de autom¨®viles no son para que se instalen en pa¨ªses con menores costes para vender coches en Francia. "Se trata es de ayudar a frenar la huida de empleo de Francia".
Estados Unidos ha salido a apoyar a sus gigantes del motor de Detroit, pero s¨®lo para que salven sus plantas en el pa¨ªs. No ha tenido gestos con las multinacionales extranjeras instaladas en su territorio. A su vez, EE UU ha sugerido que China juega la carta de una moneda (yuan) competitiva.
"Cuanto mayor es el p¨¢nico, mayor es la tentaci¨®n de caer en la ret¨®rica nacionalista, y, sobre todo, de caer en la demagogia m¨¢s baja, porque la presi¨®n social es fort¨ªsima", reflexiona Pablo Videla, director del departamento de Econom¨ªa de la escuela de negocios IESE. Coincide con ¨¦l -"el p¨¢nico hace que todos reaccionen con un s¨¢lvese quien pueda", dice, y desde una perspectiva bien distinta-, el catedr¨¢tico de Econom¨ªa y presidente de Justicia y Paz Arcadi Oliveras, para quien el proteccionismo en los pa¨ªses ricos "est¨¢ fuera de lugar" pero quien lo ve "imprescindible para crecer" en los menos desarrollados.
Los peligros de la ret¨®rica nacionalista se han evidenciado en el Reino Unido, con la revuelta social que le ha estallado a la cara al primer ministro, Gordon Brown, a ra¨ªz del reclutamiento de mano de obra italiana y portuguesa en la refiner¨ªa de Lindsey y dos a?os despu¨¦s de haber azuzado con lemas como "empleos brit¨¢nicos para trabajadores brit¨¢nicos". El debate ha salido salpicado de acusaciones de xenofobia. "Pero las empresas no act¨²an como lo han hecho porque no quieran a brit¨¢nicos, sino porque los otros cobran menos. Buscan menos costes", centra el problema Videla, quien, sin embargo, conf¨ªa en las lecciones de la Gran Depresi¨®n y en que no volver¨¢ el repliegue.
"A finales del siglo XIX, el comercio equival¨ªa al 25% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. En los a?os treinta, cay¨® a casi el 14%. Es lo que ocurre cuando se culpa al resto del mundo de todo. Llegamos a los cincuenta con un mundo cerrado que gener¨® probreza y conflicto", repasa la historia Videla. Hoy, el nivel ha vuelto al 25%.
Tras el crash del 29, la ley Smoot-Hawley en EE UU fue el pistoletazo de salida de una carrera de aranceles y barreras comerciales que encontr¨® ecos de represalia inmediatos. Las importaciones estadounidenses bajaron de 4.400 millones de d¨®lares a 1.500 millones entre 1929 y 1932. Las exportaciones de EE UU cayeron en el mismo periodo de 5.400 millones a 2.100. La contracci¨®n del comercio y de la generaci¨®n de riqueza mundial fue rotunda.
Lecciones aparte, la interconexi¨®n de la econom¨ªa es hoy tal que la cosa a¨²n se complica m¨¢s. Pensemos en el rescate de bancos. La banca espa?ola, que no ha requerido inyecciones de capital p¨²blico, acusa de "competencia desleal" a los bancos extranjeros que s¨ª han resultado fortalecidos por las autoridades de sus pa¨ªses: compiten con ellos sin complejos con agresivas estrategias comerciales. El Reino Unido exhorta a la banca a dar cr¨¦dito a las empresas brit¨¢nicas. Y, en el plano de las finanzas, un agravante: a diferencia de lo que ocurre con el comercio, para el que existe el mencionado polic¨ªa y ¨¢rbitro que es la OMC, no existe una autoridad financiera mundial. Es uno de los retos que deber¨¢n abordar el G 20 cuando se re¨²na este abril en Londres.
Pese a la tentaci¨®n proteccionista, algunos gobiernos ya han comprobado que las medidas pueden ser como un tiro por la culata. Le ha ocurrido al ruso: para ayudar a su industria nacional del autom¨®vil subi¨® los aranceles de los coches de importaci¨®n, pero ahora ha tenido que lidiar con revueltas en Vladivostok, ciudad portuaria cuyos empleos dependen de la venta de esos coches.
Tambi¨¦n lo ha descubierto el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Barak Obama. Su controvertida cl¨¢usula Compre Americano -que proh¨ªbe el uso de hierro y acero extranjero en la construcci¨®n de infraestructuras financiadas con los m¨¢s de 800.000 millones de d¨®lares de su plan de reactivaci¨®n econ¨®mica- no s¨®lo ha puesto el dedo en el gatillo de las denuncias ante la OMC por socios comerciales de EE UU como la Uni¨®n Europea o Canad¨¢. Tambi¨¦n se quejaron, por temor a represalias, las multinacionales General Electric y Caterpillar, o la C¨¢mara de Comercio de EE UU.
En los ¨²ltimos 15 d¨ªas, el acero ha hecho asomar al planeta al abismo de una aut¨¦ntica guerra comercial. Pero, tras su paso por el Senado, la prohibici¨®n se aplicar¨¢ "de manera coherente con las obligaciones de EE UU bajo los acuerdos comerciales", como los pactos firmados bajo el paraguas de la OMC. Ha sido un gesto pol¨ªtico apreciado especialmente en Alemania, M¨¦xico y Canad¨¢ (primer pa¨ªs al que Obama viajar¨¢ este mes y que vende a EE UU el 40% del acero que produce). La UE ha bombardeado con cartas a congresistas, senadores y miembros del Gobierno federal anim¨¢ndoles a "dar ejemplo" porque "unos mercados abiertos siguen siendo prerrequisito esencial para una recuperaci¨®n r¨¢pida".
Un proteccionismo leve y temporal puede reactivar la econom¨ªa americana, puede pensarse. "Eso ser¨ªa cierto si se pudiera asegurar que efectivamente ser¨ªa temporal y que nadie m¨¢s lo aplicar¨ªa. Pero las represalias y una espiral proteccionista ser¨ªa inevitable", opina Lederman.
"Iniciar una guerra comercial no interesa a nadie, pero Obama est¨¢ focalizado en crear o preservar tres millones de empleos en su pa¨ªs y es dif¨ªcil explicarle al contribuyente americano que hay que poner dinero en algo que no sirva para crear puestos de trabajo en casa", explica el presidente de la C¨¢mara de Comercio de EE UU en Espa?a, Jaime Malet, tras regresar de Washington y entrevistarse con senadores, empresarios y algunos cargos de la nueva Administraci¨®n. "La pol¨ªtica americana es muy dura y toda iniciativa pol¨ªtica donde no hay disciplina de partido requiere una negociaci¨®n dur¨ªsima", explica.
Pero el proteccionismo no s¨®lo refleja choques de intereses entre pa¨ªses. "En realidad, la crisis hace aflorar el aut¨¦ntico choque, el de siempre, entre los intereses de los productores, que desean preservar su mercado de los competidores de fuera, y, por otra parte, los exportadores", subraya la catedr¨¢tica de Econom¨ªa Aplicada Miren Etxezarreta, miembro de la Red Europea de Economistas Cr¨ªticos y partidaria de "un proteccionismo oficializado y programado".
Y es que est¨¢ com¨²nmente aceptado que "EE UU y los pa¨ªses m¨¢s avanzados han practicado siempre decisiones proteccionistas", apunta Marta Garrich, miembro del Secretariado del Forum Ubuntu, que no pierde la esperanza de que cuando se retomen las negociaciones para la liberalizaci¨®n del comercio de la Ronda de Doha (fracasaron en diciembre una vez m¨¢s, pese a los llamamientos del G 20) se aborde la introducci¨®n de un impuesto global sobre las transacciones de divisas. "La cuesti¨®n es para qu¨¦ se utiliza el proteccionismo. Tal vez esta crisis sea una oportunidad para que los pa¨ªses m¨¢s pobres desarrollen sus propias agendas de desarrollo, y tambi¨¦n porque se constata que deben replantearse los modelos imperantes hasta ahora en el crecimiento".
Desde la ¨®ptica de Am¨¦rica Latina, las presiones proteccionistas son encajadas como "una p¨¦sima noticia", declara la secretaria Ejecutiva de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia B¨¢rcena. "Nuestros pa¨ªses desmantelaron gradualmente su estructura de protecciones, disminuyeron sus barreras arancelarias y entablaron negociaciones a nivel bilateral y multilateral para abrir sus econom¨ªas", recuerda, y, adem¨¢s, si la crisis se alarga mucho, la regi¨®n puede topar con dificultades de financiaci¨®n del comercio, "condici¨®n necesaria para mantener nuestras econom¨ªas abiertas".
Seg¨²n Zoellick, no ser¨¢n las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas las que sufrir¨¢n una retracci¨®n comercial, sino las emergentes. Por ejemplo, China. "La econom¨ªa china no depende del consumo interno, sino de la inversi¨®n extranjera y de las exportaciones. Por eso est¨¢ sufriendo mucho la ca¨ªda de consumo en Occidente", enfatiza Amadeu Jensana, director de Programas Econ¨®micos y Cooperaci¨®n de Casa Asia. En diciembre pasado, las exportaciones del gigante asi¨¢tico sufrieron su peor desplome en una d¨¦cada (2,8%). "M¨¢s de la mitad de lo que exporta China lo fabrican empresas occidentales, as¨ª que ¨¦stas tambi¨¦n se ven perjudicadas", apostilla.
La amenaza proteccionista sobrevuela la econom¨ªa justo cuando la propia crisis desinfla la demanda y el comercio. "Para que el PIB de los pa¨ªses avanzados crezca al 3%, el comercio internacional debe hacerlo al 8%", se?ala Jos¨¦ Antonio Herce, socio director de Econom¨ªa de Analistas Financieros Internacionales (AFI), que considera "una aberraci¨®n" la ret¨®rica proteccionista -tambi¨¦n el llamamiento a consumir productos espa?oles por parte del ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n- porque "de la ret¨®rica es f¨¢cil pasar a las medidas".
Hoy, la econom¨ªa mundial apenas crece. ?Y el comercio? En 2006, aument¨® un 8,5%. Seg¨²n la OMC, en 2007 el ritmo baj¨® al 6%. El Banco Mundial augura que el comercio mundial va a caer en 2009 por primera vez en 27 a?os; en torno a un 2%. O m¨¢s.
Esta contracci¨®n va acompa?ada de cierto repliegue de movimientos que tienen mucho que ver con la globalizaci¨®n. El turismo mundial, por ejemplo, recul¨® un 1% en la segunda mitad de 2008 y las previsiones para 2009 contemplan una ca¨ªda global del 2%. El transporte internacional de mercanc¨ªas cay¨® un 13,5% en noviembre y un 22,6% en diciembre. ?Estaremos desandando en la globalizaci¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.