Compostura
Adem¨¢s de viejo, debo estar haci¨¦ndome antiguo. El caso es que echo en falta un m¨ªnimo de compostura entre los profesionales de la pol¨ªtica.
Ya s¨¦ que son personas. Y que algunas, a¨²n demasiado pocas, son mujeres. ?Y qu¨¦? No necesito que me lo recuerden poni¨¦ndose el vestidito negro en una habitaci¨®n de hotel: creo que podr¨ªamos habernos ahorrado las fotos de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa y, ahora, de Rosa D¨ªez, aparecidas en el dominical de El Mundo. Como podr¨ªamos habernos ahorrado tranquilamente el cameo publicitario de las ministras socialistas en Vogue.
Lo que acabo de citar son frivolidades menores. Tambi¨¦n las hay mayores, e inequ¨ªvocamente masculinas. Esas cacer¨ªas, por ejemplo, en las que uno paga el animal (a un precio muy superior al salario m¨ªnimo) y le dejan pegarle un tiro. Cuando uno es un alto funcionario judicial, pr¨¢cticamente indespedible, como Garz¨®n o Bermejo, puede hacer lo que le d¨¦ la gana. Cuando uno ocupa un puesto tan ef¨ªmero e importante como el de ministro deber¨ªa mostrar un poco de prudencia y de atenci¨®n al contexto. La crisis econ¨®mica es brutal, se aproxima una huelga de jueces, el pa¨ªs se siente en vilo. ?No podr¨ªa el ministro Bermejo quedarse en casa hasta el cese y luego dedicarse a la escopeta?
Dejo al margen el hecho de que el ministro Bermejo y el fiscal Garz¨®n coincidieran en la expedici¨®n de caza. Eso ya no tiene nada que ver con la compostura. Eso es un error pol¨ªtico de los que no se olvidan.
Pertenezco a ese peque?o grupo de atontados que piensan que un cargo pol¨ªtico, es decir, lo que llamamos "poder", constituye un privilegio y una grave obligaci¨®n. Si se acepta, se acepta con todas las consecuencias. Sol¨ªa pensar que los pol¨ªticos estaban mal pagados. Ahora pienso lo contrario. Visto que pueden casar a las hijas en El Escorial, como Aznar; que pueden ir de caza, lucir vestidos exclusivos o comprar chal¨¦ de lujo al dejar La Moncloa, me inclino a pensar que convendr¨ªa rebajarles el sueldo.
Por favor, no me digan que esto es demagogia. Demagogia es prometer pleno empleo o 2,2 millones de nuevos puestos de trabajo hace justamente un a?o.
egonzalez@elpais.es
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