Kosovo, un a?o en el limbo
El desempleo, la inflaci¨®n y los cortes de luz marcan la vida diaria - 54 pa¨ªses han reconocido la independencia
Nerimane Kamberi, profesora y escritora kosovar, ya no tiene tantos problemas con la lavadora como el a?o pasado, cuando nunca coincid¨ªan el suministro de agua y luz en un mundo de cortes constantes. "La electricidad ha mejorado un poquito", asegura en conversaci¨®n telef¨®nica desde Pristina. "La gente est¨¢ contenta aunque hay problemas. Aument¨® el paro y los precios se han disparado. Va a ser el a?o de la conflictividad social. Pero hoy es d¨ªa de celebraci¨®n; ma?ana, la realidad".
Un a?o despu¨¦s de su independencia unilateral de Serbia, Kosovo sigue siendo un rompecabezas de casi imposible soluci¨®n. Conviven all¨ª dos realidades jur¨ªdicas defendidas por bandos en apariencia irreconciliables. Los que esgrimen la resoluci¨®n 1.244 del Consejo de Seguridad y destacan la inviolabilidad de las fronteras que en ella se recoge (Serbia, Rusia, China y Espa?a, entre otros) y los que, apoy¨¢ndose en esa misma resoluci¨®n -que destaca que el estatus final de Kosovo est¨¢ por decidir-, reconocen la legalidad de la independencia unilateral (54 pa¨ªses, entre ellos EE UU, Jap¨®n y 22 de los 27 de la UE).
Ninguna de las calamidades anunciadas por los cr¨ªticos (¨¦xodo masivo de la minor¨ªa serbia, choques armados, desestabilizaci¨®n regional, cascada de secesiones en otras zonas) se ha producido. Todo se mantiene encerrado en un aparente limbo que nadie quiere o sabe desbloquear.
Pero el statu quo se mueve, aunque de forma casi imperceptible. El nuevo Gobierno democr¨¢tico de Belgrado (sin el lastre tras las elecciones de mayo del imprevisible Vojislav Kostunica) y la escisi¨®n del ultranacionalista Partido Radical, con un sector que trata de aprender a ser proeuropeo, han sosegado el tono. Mismo discurso, pero con menos pasi¨®n.
Un factor que obliga a la moderaci¨®n es la crisis econ¨®mica que est¨¢ golpeando duro a Serbia (el dinar se ha devaluado un 18,5% desde agosto) y forzando a correcciones presupuestarias muy simb¨®licas: se ha dejado de pagar el doble de salario a los m¨¦dicos que aceptan trabajar en Mitrovica norte y otros enclaves serbios dentro de Kosovo.
En Kosovo, un Estado que no produce nada, que depende de las remesas de los emigrantes albaneses y de la ayuda internacional (109 millones de euros en 2009 de parte de la UE), la percepci¨®n de la crisis es otra, porque ya viv¨ªan en una crisis constante. El paro entre los 15 y 24 a?os supera el 75% y la inflaci¨®n es galopante (un litro de leche, un euro).
La EULEX, la misi¨®n estrella de la UE para Kosovo (polic¨ªas, jueces y fiscales con el objetivo de construir el Estado de derecho), se despleg¨® en enero, 10 meses despu¨¦s de lo previsto, y no en todo el territorio. El norte de Mitrovica y los principales enclaves serbios, como Gracanica, siguen vetados para EULEX. All¨ª, donde Belgrado ha levantado una estructura de poder paralelo que no coopera ni reconoce a Pristina, s¨®lo patrullan los restos de la misi¨®n de la ONU (UNMIK) y soldados de la OTAN (Kfor). Europa no es bien recibida: ni coches ni sedes.
El Gobierno proeuropeo de Serbia, liderado por el presidente Bor¨ªs Tadic, ha centrado su batalla contra la independencia de Kosovo en la v¨ªa diplom¨¢tica, una gran diferencia con el r¨¦gimen anterior, que provoc¨® cuatro guerras balc¨¢nicas y las perdi¨® todas. Tadic espera obtener resultados en la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Ese statu quo que se mueve poco a poco tambi¨¦n afecta a los padrinos de Serbia. La guerra de Georgia en agosto y el apoyo de Rusia (gran valedor de la tesis de que no se pueden mover las fronteras) a la secesi¨®n de Osetia del sur y Abjazia, representa un aviso a Belgrado: la posici¨®n rusa no se basa en principios inamovibles, s¨®lo en intereses que mudan.
A Tadic le queda un as en la manga: Ratko Mladic. Aunque parece que a veces se le busca, quiz¨¢ no ha llegado el momento de entregarle, como exige la UE para aplicar el Acuerdo de Estabilizaci¨®n y Asociaci¨®n y modificar la pol¨ªtica de visados que tanto irrita a la poblaci¨®n. A Belgrado no le importa tanto Mladic, lo que quiere es que su acercamiento a la UE no est¨¦ condicionado a la aceptaci¨®n de la independencia de Kosovo. Su objetivo es crear un nuevo Chipre, capital Mitrovica del Norte, y tener derecho de veto sobre el futuro de su ex provincia.
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