'Oscars' y 'coca-colas' con Banderas
El actor espa?ol, viejo asiduo de la gala, rememora su anecdotario personal en la noche grande de Hollywood - "Si Pen¨¦lope no gana ser¨¢ un esc¨¢ndalo"
Quedan cuatro d¨ªas para los Oscar y en Los ?ngeles luce el sol pero hace fr¨ªo. Y aunque las previsiones anuncian nubes y claros para el domingo, los operarios de la alfombra roja, que ya han cortado Hollywood Boulevard para montar la parafernalia propia de la ocasi¨®n, preparan pl¨¢sticos y protecciones por si al agua le da por aparecer. La prensa, especialmente las televisiones, reinas del evento, estar¨¢ resguardada ante la climatolog¨ªa adversa. No as¨ª los fans, que ocupan una grada al aire libre.
En la larga historia de los Oscar ha habido galas soleadas, otras lluviosas, alguna helada. Y en muchas de ellas ha estado Antonio Banderas, el cineasta espa?ol que m¨¢s veces ha participado en la ceremonia, el que sin duda alguna ejercer¨ªa de perfecto gu¨ªa en la alfombra para la tarde del domingo.
Recuerda a Spielberg dici¨¦ndole: "Vas a ser el protagonista de 'La m¨¢scara del zorro"
"Tengo invitaciones, pero, macho, me da una pereza...": el malague?o prefiere ahorrarse el v¨ªa crucis de horas y horas sin beber ni comer, sentado en una peque?a butaca del teatro Kodak. As¨ª que ha vuelto a aceptar la hospitalidad de Madonna y el domingo 22 ver¨¢ la ceremonia en su casa. "Monta unas pantallas gigantes de televisi¨®n y te lo tomas como una fiesta", cuenta.
Tampoco Pen¨¦lope Cruz, la favorita en esta edici¨®n a mejor actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona, necesita un cicerone: adem¨¢s de vivir en Los ?ngeles y conocer como la palma de su mano la industria, ya ha presentado diversos premios en la ceremonia y fue candidata hace dos a?os con Volver.
El malague?o ya ni recuerda las veces que ha entregado o subido al escenario de la gala de los Oscar -"m¨¢s de una decena"-, aunque asegura que nunca le aburren. "Yo siempre los veo, los sigo con mucho inter¨¦s".
?l ya es parte de Hollywood, estrella incluida en el Paseo de la Fama, y una especie de padrino en Los ?ngeles de los cineastas espa?oles que aterrizan en la ciudad. "Si gana Pen¨¦lope Cruz, como lo hizo el a?o pasado Javier Bardem, no es que sea responsable, ni mucho menos, pero en alg¨²n momento de mi vida abr¨ª aqu¨ª camino, y si eso ha valido para que ellos triunfen, bienvenido sea", explica el actor espa?ol. Son las mismas palabras con las que agradeci¨® el Premio Donostia en el Festival de San Sebasti¨¢n, la misma semana en la que Bardem recib¨ªa el Premio Nacional de Cinematograf¨ªa, ceremonia a la que asisti¨® Banderas. "Quiero apoyarles siempre, y m¨¢s en aquel momento en que se insinuaba que Javier estaba en venta".
Banderas estrenar¨¢ en Espa?a el 6 de marzo The code, un thriller con Morgan Freeman. "No es sesuda, no ganar¨¦ el Oscar, pero con ella pasas el rato". Volviendo a los Oscar, ?cu¨¢l es la gala en la que m¨¢s disfrut¨®? "He vivido all¨ª grandes momentos...". Por ejemplo, Banderas le dio una estatuilla a Pedro Almod¨®var: "Desde luego, tengo recuerdos muy bonitos, pero la mejor noche la tengo clar¨ªsima". Se refiere al 21 de marzo de 1994. "Yo sub¨ª al escenario a presentar a Bruce Springsteen, que iba a cantar Streets of Philadelphia, y me cruc¨¦ entre bambalinas con Fernando Trueba, que ven¨ªa p¨¢lido con el Oscar en la mano por Belle ¨¦poque, y que acababa de decir aquello de 'No creo en Dios, pero s¨ª en Billy Wilder". La cosa no acab¨® ah¨ª. La canci¨®n de Springsteen pertenec¨ªa a la pel¨ªcula Philadelphia, en la que Banderas encarnaba al novio de Tom Hanks, un personaje que qued¨® muy reducido en montaje. Hanks le dedic¨® su galard¨®n al mejor actor, con Banderas a¨²n en el backstage. "Era impresionante: un actor como ¨¦l refiri¨¦ndose a m¨ª. Y la noche no acab¨® ah¨ª. Fuimos a la fiesta de Elton John y en la misma mesa est¨¢bamos Springsteen, Elton, Tom Hanks, Steven Spielberg [en su noche de gloria tras arrasar con La lista de Schindler y Parque Jur¨¢sico] y yo. Y de repente Steven me empez¨® a hablar al o¨ªdo. '?Sabes qui¨¦n fue El Zorro?'. 'Por supuesto', le contest¨¦. 'Pues ma?ana ac¨¦rcate a mi productora Amblin, porque vas a ser el protagonista de La m¨¢scara del Zorro'. A¨²n recuerdo la mesa, donde estaban mezcladas coca-colas y oscars".
El actor, que estos d¨ªas est¨¢ reescribiendo la primera versi¨®n del gui¨®n de Boabdil, de Antonio Soler, proyecto que le tendr¨¢ ocupado como director los dos pr¨®ximos a?os, no echa de menos una candidatura en su carrera: "Cada uno hace lo que puede. Yo triunf¨¦ en Broadway [piensa volver con otro musical, esta vez sobre el mito de Don Juan] y, en cambio, acabo de ganar mi primer Goya, ?como productor!" (al filme de animaci¨®n El lince perdido).
?Pron¨®stico para este domingo? "Si Pen¨¦lope no lo gana, ser¨¢ la gran sorpresa, un esc¨¢ndalo".
Un museo casi rid¨ªculo
Si hay algo que llama la atenci¨®n de Hollywood es su escaso cuidado por los recuerdos. Por un lado, insiste en la mitolog¨ªa de la magia del cine, mientras que por otro reduce a cenizas cualquier edificio antiguo, excepto los protegidos por la Iglesia de la Cienciolog¨ªa, la ¨²nica interesada en conservar el patrimonio. Un buen ejemplo es el Museo de Hollywood, un repaso casi rid¨ªculo a la historia del cine, que se encuentra a dos manzanas del teatro Kodak y que se aloja en un peque?o y estrecho edificio de art d¨¦co de 1935, el Max Factor Building, donde ten¨ªa su empresa el conocido como maquillador de las estrellas. A Max Factor est¨¢ dedicada la planta baja, con sus salas de maquillaje para rubias, morenas y pelirrojas. Y en el s¨®tano (donde est¨¢n las celdas de El silencio de los corderos, aunque las malas lenguas aseguran que son de su tercera parte, El drag¨®n rojo) y en las plantas superiores se amontonan trajes, principalmente, y restos de decorados de pel¨ªculas, la mayor¨ªa actuales, pero pocas piezas de relevancia: los guantes de Rocky, unas pistolas de duelo de Errol Flynn de sus filmes de capa y espada, el espectacular vestido dorado de Elizabeth Taylor en Cleopatra... y el ba?o de la casa de un gran amigo de Taylor, el actor Roddy McDowall (El planeta de los simios), anfitri¨®n de fiestas hom¨¦ricas que dejaron su reflejo en esa habitaci¨®n. Cuando muri¨® en 1998, sus allegados decidieron honrar su esp¨ªritu llevando el aseo al museo. Estos d¨ªas se puede ver un pu?ado de prendas y elementos de atrezo de seis candidatas a Oscar (The reader, El curioso caso de Benjamin Button, Revolutionary road, Slumdog millionaire, Tropic Thunder, una guerra muy perra y El luchador) y de High school musical 3 (para atraer al p¨²blico adolescente).
Decididamente, da la impresi¨®n de que al Museo del Cine de Hollywood no acaban de cogerle el punto...
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