A 6.000 millas de Berkeley
En Valencia apenas hay empresas innovadoras, pero tampoco alumnos que quieran aprender c¨®mo crearlas
Isidre March, profesor de la Facultad de Econom¨ªa de Valencia, pas¨® una etapa en la Universidad de Berkeley, California. Corr¨ªa 1994. Faltaba un a?o para que Sergey Brin y Larry Page, futuros fundadores de Google, se conocieran no muy lejos de all¨ª. Los condados que rodean la Bah¨ªa de San Francisco eran un hervidero de ideas y negocios. Y una selecci¨®n de ellos iba a cambiar el mundo.
Con lo que vio all¨ª y con lo que fue aprendiendo por el camino March puso en marcha el master oficial en Creaci¨®n y Gesti¨®n de Empresas Innovadoras y de Bases Tecnol¨®gicas (EIBT) de la Universitat de Val¨¨ncia. Un t¨ªtulo orientado a los conocimientos pr¨¢cticos (23 de los 37 profesores son consultores y directivos), que cuenta con patrocinadores privados (la Fundaci¨®n Fivec y Bancaja entre otros) y ofrece seminarios abiertos y gratuitos. Y al que le ha bastado a?o y medio para constatar lo lejos que queda Berkeley: en Valencia no solo se crean pocas empresas de base tecnol¨®gica sino que apenas hay estudiantes que quieran aprender c¨®mo hacerlo.
"Queremos influir aqu¨ª, pero las peticiones llegan de Latinoam¨¦rica"
"La realidad es que recibimos continuamente solicitudes de estudiantes latinoamericanos. Nos llegan unas dos o tres por semana. En cambio, entre los valencianos estamos encontrando m¨¢s dificultades", cuenta March. "Es un poco parad¨®jico, porque uno de nuestros objetivos es el de contribuir a fomentar nuevo tejido productivo, que ofrezca empleo estable y cualificado, que ayude a regenerar la econom¨ªa en Valencia, no en Latinoam¨¦rica".
El master tiene 13 alumnos. No ayuda a disparar el n¨²mero el perfil al que se dirige. No busca reci¨¦n graduados (la audiencia mayoritaria de cualquier master) emprendedores sino a profesionales con cierta experiencia laboral, que tienen en mente echar a rodar un proyecto o que han puesto en pie su propia start-up (una empresa innovadora embrionaria). El estudiante perfecto del curso, se?ala el profesor, tampoco proviene de las facultades de econom¨ªa, sino del ¨¢rea de las ingenier¨ªas en inform¨¢tica, telecomunicaciones o industrial. "Los directivos de este tipo de empresas en todo el mundo suele tener una formaci¨®n tecnol¨®gica".
Dadas las dificultades a las que pueden enfrentarse los emprendedores individuales ("absorbidos por el d¨ªa a d¨ªa") March hace un llamamiento a las asociaciones empresariales valencianas para que, "en l¨ªnea con su actual discurso a favor de la innovaci¨®n", env¨ªen t¨¦cnicos a formarse a sus aulas. "Por 1.800 euros ofrecemos m¨¢s calidad que muchas escuelas de negocio donde cuestan 6.000. No tenemos un horario acad¨¦mico, porque las clases son por las tardes o concentradas en una jornada semanal intensiva. El aprendizaje es muy pr¨¢ctico y es un buen lugar para hacer contactos".
El profesor enumera una lista no exhaustiva de sectores que pueden alojar empresas innovadoras: las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, la biotecnolog¨ªa y la biomedicina; la nanotecnolog¨ªa; la dom¨®tica; el audiovisual; las nuevas energ¨ªas; la rob¨®tica y la automatizaci¨®n de equipos productivos; la industria aeron¨¢utica y aeroespacial, y las compa?¨ªas relacionadas con el medio ambiente, como las de gesti¨®n de residuos. No es tan pac¨ªfica, en cambio, la definici¨®n de EIBT.
La que utiliza March excluye a aquellas que, movi¨¦ndose en los sectores anteriores, son "simples usuarios de tecnolog¨ªa avanzada" o las que se dedican a su mantenimiento o distribuci¨®n. De ese modo desaparecen de un plumazo las filiales de multinacionales y las empresas de software que no realizan desarrollos innovadores de productos o servicios. Y el volumen de EIBT valencianas queda reducida a un porcentaje muy peque?o: "?Menos del 1%? S¨ª, no hay estudios, pero es evidente son realmente minoritarias".
March cree, pese a todo, que la comunidad aut¨®noma est¨¢ a tiempo de alcanzar alguno de los trenes innovadores. Hay casos de ¨¦xito, Siliken por ejemplo; y hay personas con ideas: ah¨ª est¨¢n los cientos de proyectos que se presentan anualmente a los premios para j¨®venes emprendedores de Bancaja, afirma. "Lo que deber¨ªan preguntarse es si est¨¢n lo suficientemente formados. Porque no basta con un buen producto o un buen plan de negocio para conseguir cr¨¦dito y hacerse un hueco en mercados tan competitivos".
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