Espa?a invocar¨¢ la tradici¨®n para salvar sus fiestas de fuego
Una directiva europea sobre pirotecnia amenaza las Fallas y otras celebraciones
Con las Fallas a la vuelta de la esquina, Espa?a se ve obligada a trasponer una directiva europea de 2007 sobre la pirotecnia que apagar¨ªa dr¨¢sticamente el brillo del fuego usado en numerosas fiestas que son patrimonio cultural. La norma impone una distancia de 15 metros para los productos pirot¨¦cnicos de categor¨ªa 3, los que se utilizan en arraigados festejos sobre todo en el litoral que va de Catalu?a a Andaluc¨ªa. La Comisi¨®n Europea defiende que la directiva no ataca ninguna tradici¨®n, porque el texto deja margen a los Estados para hacer las excepciones necesarias. Y Espa?a las har¨¢. El ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, ya dej¨® claro que la defensa del patrimonio cultural es una prioridad del Gobierno y que ninguna fiesta tradicional asociada al fuego saldr¨¢ perjudicada.
Los afectados creen que el norte de Europa no entiende al Mediterr¨¢neo
El colectivo m¨¦dico valora todo lo que incida en una mayor seguridad
Ayer mismo, los socialistas presentaron en el Congreso una proposici¨®n no de ley para que la trasposici¨®n de la directiva "no afecte a elementos b¨¢sicos de nuestras fiestas, tradiciones y cultura popular que, en diversas partes de nuestro territorio, enriquecen y acrecientan un patrimonio que es de todos". Con este fin piden que se "establezca una normativa espec¨ªfica para el caso de la pirotecnia y la cartucher¨ªa distinta de la que regula el resto del material explosivo, teniendo en cuenta sus especificidades y usos en actividades culturales y festivas".
La algarab¨ªa de los carnavales inaugura estos d¨ªas un copioso calendario de fiestas con gran incidencia en el litoral mediterr¨¢neo, especialmente en Catalu?a, la Comunidad Valenciana, Malta e Italia; en este ¨²ltimo caso, con N¨¢poles y Sicilia al frente. Y en ese ¨¢mbito, el fuego l¨²dico (petardos y espect¨¢culos de pirotecnia) se alza como el s¨ªmbolo esencial de la celebraci¨®n. Por eso, la directiva de la UE ha encendido la mecha de la pol¨¦mica en los pueblos afectados.
El texto normativo de la UE -de origen industrial y promovido para regular la puesta en el mercado de art¨ªculos pirot¨¦cnicos- fue aprobado el 23 de mayo de 2007. Pero la controversia ha surgido ahora que el tiempo apremia: los Estados miembros deben trasponer la directiva antes del 4 de enero del pr¨®ximo a?o. Entre las medidas a que obliga, dos han soliviantado los ¨¢nimos porque har¨ªan impracticables antiguas tradiciones. Por un lado, la directiva aumenta hasta los 12 a?os la edad m¨ªnima para utilizar los artificios de pirotecnia de menor potencia y, por otro, impone una distancia de 15 metros para los productos pirot¨¦cnicos de la categor¨ªa 3, aquellos que se usan en los correfocs catalanes, los famosos pasacalles de diablos y demonios animados por el p¨²blico con sus bengalas y bestias de fuego.
El malestar sigue a flor de piel, porque los afectados consideran que, en el fondo, se trata de un nuevo caso de incomprensi¨®n y desconocimiento por parte de los pa¨ªses del norte de Europa -donde la manipulaci¨®n de estos productos se reserva a profesionales- de la sure?a cultura mediterr¨¢nea, tan ligada a la vida en la calle y que tantos ¨¦xitos ha cosechado. Entre los que m¨¢s han ayudado a difundir su imagen en el extranjero se encuentra la compa?¨ªa teatral Comediants, de Joan Font, que en la clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de 1992 hizo un emotivo elogio del fuego en forma de cuento.
"Todo el Mediterr¨¢neo est¨¢ unido al fuego festivo a trav¨¦s de numerosos episodios, ya sean legendarios o hist¨®ricos, como cuando Marco Polo trajo la p¨®lvora, o con costumbres como la de encender hogueras en San Juan para celebrar el solsticio de verano. El fuego nos da miedo y, a la vez, nos atrae. Las grandes fiestas siempre acaban y empiezan con fuego, porque tiene un fuerte simbolismo y una gran belleza", explica Font.
Fiestas como la Patum de la localidad barcelonesa de Berga, una tradici¨®n de la que ya se tiene referencia documental en 1454, es considerada desde 2005 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Berga acogi¨® recientemente una manifestaci¨®n de unas 10.000 personas, para reivindicar respeto por las fiestas de fuego. Impedir a los ni?os de Berga que celebren la Patum infantil acabar¨ªa con el relevo de la fiesta. Y tampoco los adultos podr¨ªan disfrutarla porque la plaza en la que se celebra se llena hasta los bordes y sus dimensiones no permiten la separaci¨®n propuesta. Como ¨¦sta, cabr¨ªan cientos de excepciones en todo el Mediterr¨¢neo.
El colectivo m¨¦dico, sin embargo, aplaude las restricciones propuestas, harto de ver lesiones y pies, manos y dedos amputados. Para Juan Pedro Barret, jefe de la unidad de quemados del hospital barcelon¨¦s Vall d'Hebron, los avances conseguidos ya en la legislaci¨®n de seguridad han sido decisivos para que descienda el n¨²mero de accidentes graves. "Antes, la verbena de San Juan era una de las peores noches que te pod¨ªan tocar de guardia. La afluencia de accidentados era continua y se ve¨ªan lesiones horribles", recuerda el doctor Barret. Hasta mediados de los a?os noventa, ¨¦se era el panorama habitual. "Pero con las normativas de seguridad aprobadas, ha habido un descenso importante tanto en el n¨²mero de casos como en su gravedad. Por suerte, se ha extendido la conciencia de la prevenci¨®n. Pero todo lo que se haga en materia de seguridad es necesario y bienvenido", concluye Barret.
Los falleros lo ven de otro modo: "Lo que hay que legislar es la venta y no otros aspectos que pueden perjudicar las fiestas. En las comisiones falleras tenemos formaci¨®n pirot¨¦cnica. El disparo indiscriminado de petardos es lo que molesta a los valencianos y a los falleros", asegura Vicente Fayos, secretario general de la Junta Central Fallera.
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Legislar a golpe de accidente
No s¨®lo la costumbre y la pr¨¢ctica han redundado en una mayor seguridad. Frente a ciertos vac¨ªos legales, las Administraciones aut¨®nomas han ido elaborando sus normas que establecen, por ejemplo, la prohibici¨®n de vender petardos a menores, la obligaci¨®n de que los puntos de venta est¨¦n aislados, o que limitan a los profesionales del sector la posibilidad de manipular los productos.
En este debate nadie niega que la seguridad sea una prioridad. La manipulaci¨®n de la pirotecnia tiene a sus espaldas una larga lista de incidentes. De hecho, normativas como la del Pa¨ªs Vasco, de 1998, fue fruto de un terrible accidente en el que falleci¨® un beb¨¦ al caer en su cochecito una carcasa que no explot¨® cuando deb¨ªa.
El peligro del uso indiscriminado de petardos se pone de manifiesto en celebraciones como las de Nochevieja. En esa fecha, en Madrid, por citar un ejemplo, fue necesario este a?o un aumento de las intervenciones de los bomberos para sofocar fuegos en contenedores. Incidentes como ¨¦se motivaron que las instituciones pidieran un mayor control de estos productos. Entonces no se registraron da?os personales; s¨ª, en cambio, en la primera masclet¨¤ valenciana del a?o, la del 1 de enero: una carcasa de los fuegos que disparaba la pirotecnia Zamorano Caballer estall¨® a baja altura fuera del per¨ªmetro de seguridad, lo que caus¨® quemaduras y contusiones a 11 personas. En la misma autonom¨ªa, en una explosi¨®n ocurrida en marzo de 2007, resultaron heridas leves 17 personas y las viviendas de 147 se vieron afectadas.
La lista de incidentes da argumentos a los que ponen el acento en la seguridad -las categor¨ªas de los petardos se establecen, precisamente, a partir de su potencia y peligrosidad- sobre el resto de consideraciones.
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