No hay mal que por bien no venga
El coronel Ch¨¢vez ha intentado de todo para provocar a Estados Unidos: insulta a sus dirigentes, nacionaliza empresas, brinda apoyo a las FARC, exporta su "revoluci¨®n", estrecha relaciones con Ir¨¢n, compra grandes cantidades de armamento y realiza maniobras militares con Rusia... Y todo ello sin que haya mayores consecuencias. ?Qu¨¦ habr¨ªa ocurrido si Estados Unidos hubiese aplicado a Cuba la pol¨ªtica de indiferencia utilizada con Venezuela? ?Habr¨ªa podido mantenerse Fidel Castro 50 a?os en el poder?
Estados Unidos dio razones a la instalaci¨®n de una dictadura, le dej¨® la Isla a Castro al trasladar la oposici¨®n a Florida, bloque¨® el ciclo natural de descenso del soporte popular al r¨¦gimen y facilit¨® justificar la bancarrota econ¨®mica de la revoluci¨®n. Ch¨¢vez, por el contrario, a pesar de sus abusos, sigue obligado a realizar elecciones y referendos, y si bien gan¨® el derecho a reelegirse indefinidamente, los n¨²meros demuestran que su soporte popular est¨¢ decreciendo, que la oposici¨®n se est¨¢ fortaleciendo y que la demanda de buen gobierno est¨¢ creciendo, todo esto en la v¨ªspera de una crisis que golpear¨¢ con mucha fuerza su socialismo petrolero.
La soluci¨®n a casos como el de Ch¨¢vez no es bloqueo y golpismo, sino una oposici¨®n unida y madura
En el pasado, problemas como el de Venezuela los resolv¨ªan las derechas con atentados o golpes de Estado. Sin duda, resulta dif¨ªcil asimilar que lo mejor es enfrentar a Ch¨¢vez a cuanta competencia electoral sea necesaria hasta que el coronel acabe desgastado frente a los votantes. De lo contrario, su mito populista se mantendr¨ªa vivo entre millones de venezolanos y latinoamericanos. La reelecci¨®n indefinida es, en ese sentido, un mal benigno de cara al futuro. Pese a que el r¨¦gimen tiene mucho poder de intimidaci¨®n, es la popularidad del coronel el problema principal. En Cuba, la larga victimizaci¨®n de Castro permitir¨¢ que ¨¦ste sea deificado despu¨¦s de muerto y pasar¨¢n muchos a?os para que se pueda hablar de sus pecados sin blasfemar.
Venezuela necesita reconstruir su sistema de partidos, renovar su liderazgo, mejorar la cultura pol¨ªtica de sus ciudadanos y acabar con la dependencia del petr¨®leo diversificando la econom¨ªa. En ese sentido es mejor derrotar Ch¨¢vez sin buscar atajos. Que miles de j¨®venes venezolanos cualificados est¨¦n renovando el liderazgo del pa¨ªs, luego de que el neoliberalismo provoc¨® que la inteligencia se retirara de la pol¨ªtica, es un gran beneficio. Que los habitantes de barrios pobres se est¨¦n convenciendo de que el asistencialismo no les resuelve sus problemas, es progreso en la conciencia ciudadana.
La oposici¨®n necesita acabar con la atomizaci¨®n partidaria, tener la madurez necesaria para unirse y ser capaz de demostrar que vale m¨¢s un buen gobierno que la m¨¢s gloriosa de las revoluciones. Sin mayor madurez pol¨ªtica los venezolanos no podr¨¢n salir de la dependencia del petr¨®leo y, si no resuelven esto, seguir¨¢n en riesgo de convertirse en dictadura o "monarqu¨ªa". Ch¨¢vez es s¨®lo la representaci¨®n caricaturesca de este problema.
El resultado del ¨²ltimo referendo es, en ese sentido, un indicador de los progresos logrados y una prueba de que los opositores no est¨¢n perdiendo el tiempo. El tiempo pol¨ªtico de Ch¨¢vez no s¨®lo depende de sus debilidades petroleras, sino tambi¨¦n de la recomposici¨®n de la oposici¨®n.
El modelo de asistencialismo, agitaci¨®n y movilizaci¨®n permanentes basado en culpar al enemigo de los problemas generados por la incapacidad propia, no es eterno. Luego de diez a?os, el ciclo de inclusi¨®n e identidad de los nuevos electores "chavistas" entrar¨¢ en una etapa de mayor madurez y pronto comenzar¨¢n a exigir soluci¨®n de los problemas concretos de empleo, inflaci¨®n, inseguridad y escasez. El gobierno de activistas en rotaci¨®n permanente que el coronel mantiene, no tiene ni idea de c¨®mo resolver estos problemas. Petr¨®leo barato, demasiados gastos, mantener a Cuba, Bolivia y Nicaragua, ciudadanos m¨¢s demandantes, incapacidad para administrar y cultura de despilfarro, son un callej¨®n sin salida; por lo tanto, el reto principal es la capacidad de la oposici¨®n de unificarse.
A pesar de los pocos progresos de la democracia en resolver la desigualdad, Latinoam¨¦rica est¨¢ luchando con relativo ¨¦xito por pasar de la infancia a la madurez pol¨ªtica. Los pa¨ªses que tienen partidos, liderazgos y ciudadanos maduros est¨¢n atendiendo sus econom¨ªas y resolviendo la pobreza; y aquellos que tienen partidos polarizados y dirigidos por caudillos, est¨¢n atrapados entre el miedo y la venganza, mientras sus pobres esperan. La existencia de grandes mayor¨ªas de excluidos mantendr¨¢ los riesgos de populismos como el de Ch¨¢vez, pero, sin la conversi¨®n de esos excluidos en sujetos pol¨ªticos, no habr¨¢ una estabilidad m¨¢s permanente.
La pobreza no la resolver¨¢n redentores milagrosos, sino instituciones democr¨¢ticas fuertes, econom¨ªas productivas, gobiernos eficientes y sociedades tolerantes.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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