Gmail: int¨¦ntelo en 30 segundos
Durante unas cuatro horas del martes, el servicio de correo de Google, Gmail, no funcion¨®. Google no ha explicado exactamente a cu¨¢ntos millones de personas afect¨® el apag¨®n. Lo peor de la aver¨ªa era no saber qu¨¦ estaba sucediendo. Lo ¨²nico que pod¨ªa leerse era la habitual pantalla fat¨ªdica que hablaba de un problema en el servidor y que terminaba diciendo "int¨¦ntelo de nuevo en 30 segundos", como si se tratara de un bloqueo pasajero, menor.
En los foros, muchos internautas con el correo cegado preguntaban si aquello que les pasaba a ellos le estaba sucediendo a mucha gente. Viendo que era un mal de muchos se llegaba a la conclusi¨®n de que la culpa no era de uno, era de otro.
No es la primera aver¨ªa de Gmail. Entre junio y agosto del a?o pasado hubo otras cinco de distinta dimensi¨®n. Para los clientes de pago, Google se compromete a mantener activo su servicio el 99,9% del tiempo. Si supera este umbral, paga una penalizaci¨®n. Ayer, Google anunci¨® que compensar¨¢ a los clientes con 15 d¨ªas de servicio gratuito.
El problema, seg¨²n la empresa, empez¨® durante el rutinario mantenimiento de un centro de datos europeo que coincidi¨® con la introducci¨®n de un nuevo c¨®digo para dar m¨¢s proximidad al servicio. El fallo de un servidor provoc¨® la recarga de otros centros de datos, encargados de duplicar y asegurar las tareas. El contagio se propag¨® hasta el colapso. Pero eso se supo ayer. El martes, en los foros, los internautas acud¨ªan a met¨¢foras apocal¨ªpticas para describir su desconcierto y par¨¢lisis.
Hay que aceptar que todo, tarde o temprano, se estropea. Incluso la tecnolog¨ªa, a pesar de la idea milagrera que algunos tienen de ella. Pero donde debi¨® haber m¨¢s agilidad en la informaci¨®n al usuario. Y m¨¢s con Google y Gmail, un apellido que est¨¢ detr¨¢s de muchos servicios -hojas de c¨¢lculo, agenda, tratamiento de texto...- que ofrece en la nube, que se emplean desde Internet sin cargar en el ordenador. Ya dijo el fil¨®sofo, Paul Virilio, que cada tecnolog¨ªa trae nuevos accidentes. Y no por ello hemos de abandonarla. Pero es deber de quienes la suministran procurar que se instale la confianza en ella, incluso en los malos momentos.
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