El bot¨ªn del dictador ser¨¢ para el hijo
Los Ceausescu recuperan la colecci¨®n de pintura perdida en la revoluci¨®n
Muerto el dictador, el arte para su hijo. As¨ª ha sentenciado la justicia rumana, que ha decidido que el Museo Nacional de Arte de Rumania devuelva una colecci¨®n de lienzos, grabados y esculturas a Valentin, hijo adoptado del dictador comunista Nicolae Ceausescu, depuesto y ejecutado en 1989. Lo que el Estado pens¨® que era leg¨ªtimamente suyo, tras una sangrienta revoluci¨®n, volver¨¢ a manos del ¨²nico heredero vivo.
No hay aprecio en Rumania para quien representa uno de los episodios m¨¢s oscuros de la historia del pa¨ªs. Tampoco para su arte. Cuando el museo decidi¨® exhibir estas obras, que en el pasado fueron el tesoro de los Ceausescu, lo hizo en una exposici¨®n que se titul¨® Superando la dictadura. El director de la instituci¨®n, Mihai Oroveanu, las colg¨® todas torcidas. Hay un retrato del dictador que ha sido expuesto, directamente, boca abajo. Incluye los colores rojos y anaranjados de la revoluci¨®n, la hoz y el martillo y una conmemoraci¨®n del 13? congreso del Partido Comunista rumano.
El lote, una verdadera antolog¨ªa de la apolog¨ªa art¨ªstica rumana y un cat¨¢logo de los suced¨¢neos del realismo socialista de Stalin, est¨¢ valorado en un mill¨®n de d¨®lares, seg¨²n informa el diario The New York Times. Son unos 40 lienzos de Ceausescu y su mujer Elena sonriendo a la vida; del dictador ante las multitudes amantes; departiendo sonriente con ni?os y trabajadores. Incluye, adicionalmente, dos grabados de Francisco de Goya.
Valentin, de 61 a?os, es el ¨²nico hijo vivo de los Ceausescu. Fue adoptado en los a?os cuarenta mediante un programa de ayuda a hu¨¦rfanos de guerra. Ha sobrevivido a los dos hijos naturales del dictador, Nicu, que muri¨® de cirrosis en 1996, y Zoia, que sucumbi¨® a un c¨¢ncer de pulm¨®n en 2006. Ahora heredar¨¢ el dudoso legado art¨ªstico de su padre adoptivo, despu¨¦s de una guerra en los juzgados que ha durado siete a?os, casi una d¨¦cada intentando convencer a la justicia rumana de que todos esos cuadros eran propiedad leg¨ªtima de su familia, un tesoro usurpado por la revoluci¨®n.
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