La chuleta perfecta
Dentro de la Comisi¨®n Europea se ha debatido la clonaci¨®n de animales para obtener carne y leche, tal y como ocurre en Estados Unidos desde el a?o pasado. M¨¢s all¨¢ de la discusi¨®n acerca de las ventajas e inconvenientes que esta pr¨¢ctica podr¨ªa suponer para los consumidores y de los peligros que conllevar¨ªa en lo que respecta a la preservaci¨®n de la diversidad de especies o al aumento de la productividad del ganado, la noticia me llev¨® a reflexionar sobre otra cuesti¨®n en un plano m¨¢s humano, m¨¢s banal si quieren, pero no por ello menos interesante.
Las nuevas tecnolog¨ªas nos est¨¢n abocando a un nuevo escenario de oportunidades donde se puede llegar a especular con la posibilidad de -una vez seleccionado el animal m¨¢s id¨®neo y dise?ados los protocolos de alimentaci¨®n y usos pertinentes- obtener la carne ideal, la chuleta perfecta, y, una vez conseguida, replicarla una y otra vez. La pregunta es: ?seremos as¨ª m¨¢s felices? En la sociedad de la abundancia, los valores accesorios de la comida -sociales, afectivos y culturales- predominan sobre los puramente nutritivos. Cuando degustamos un asado nos resulta inevitable confrontarlo con todos los asados que hemos consumido a lo largo de nuestra vida, rememorar aquella carne fant¨¢stica que comimos en su d¨ªa o so?ar con la que disfrutaremos en el futuro. Necesitamos acontecimientos excepcionales, alteraciones en la rutina -para bien y para mal- que se graben en el recuerdo, alimenten nuestras expectativas y nos impulsen a seguir buscando. La m¨¢s placentera de las actividades pierde r¨¢pidamente su encanto si la repetimos con demasiada frecuencia. Cuando la excepci¨®n -por muy excelsa que sea- se convierte en norma deja de sorprendernos, anula nuestro entusiasmo y entonces buscamos nuevos est¨ªmulos en otra parte. Antes de obtener la chuleta perfecta deber¨ªamos meditar seriamente sobre si realmente la deseamos, si realmente queremos dar por terminado nuestro viaje en busca de la carne ideal y renunciar a ese camino de aprendizaje, repleto de hallazgos y decepciones, que en gastronom¨ªa es un fin en s¨ª mismo.
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