Ecolog¨ªa nuclear

La prevenci¨®n del cambio clim¨¢tico se ha vuelto en los ¨²ltimos tiempos el principal argumento de los pro nucleares.

Parece que el hecho de no emitir CO2 ya sea suficiente para aceptarlas y -falta poco para ello- llegarlas a calificar hasta de ecol¨®gicas. ?Pero qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Qu¨¦ r¨¢pido olvida el ser humano! Qu¨¦ f¨¢cilmente parece olvid¨¢rsenos que una sola central nuclear puede llegar a causar da?os al lado de los cuales cualquier hurac¨¢n, plaga o subida del nivel del mar causada por el aumento global de las temperaturas parecen sucesos ben¨¦volos.

Italia ha pactado alegremente con Francia la construcci¨®n de cuatro centrales, por no hablar de la escalada at¨®mica en casi toda Europa.

Esta gente est¨¢ jugando con fuego, poniendo en riesgo nuestras vidas y las de las futuras generaciones. Son tan soberbios que piensan que su seguridad es infalible, cuando cada dos por tres ocurren peque?as fugas radiactivas. Optan por lo f¨¢cil a costa de un gran riesgo, por no hablar de todos los residuos que constituir¨¢n el legado de esta civilizaci¨®n al futuro. Y recordemos que algunas de las sustancias que componen los residuos radiactivos llegan a pervivir m¨¢s de dos millones de a?os.

Lo dif¨ªcil ser¨ªa apostar por las renovables, por campa?as de reducci¨®n del consumo, por investigaci¨®n, pero parece que eso no colma -ni est¨¢ previsto que colme- las expectativas energ¨¦ticas de la sociedad, o al menos eso dicen los empresarios nucleares y sus asalariados.