Micropantallas para un libro digital sin l¨ªmites

El mundo editorial contin¨²a inmerso en resolver la inc¨®gnita de qu¨¦ soporte servir¨¢ para leer los libros del futuro. Tras el lanzamiento a bombo y platillo del segundo modelo de Kindle -un buen golpe publicitario con pocas innovaciones respecto a la primera generaci¨®n- Apple celebraba ayer la llegada de una aplicaci¨®n gratuita que permitir¨¢ leer los mismos libros accesibles para el Kindle (los 250.000 que ha digitalizado Amazon) en las minipantallas del iPhone y el iTouch.

Por un lado Amazon ganar¨¢ clientes y, por otro, Apple tratar¨¢ de demostrar que no hace falta gastarse los 359 d¨®lares que cuesta un Kindle para llevarse decenas de libros a cuestas (la diferencia de tama?o de pantallas es, sin embargo, m¨¢s que evidente), aunque tambi¨¦n cobre por ellos 9,99 d¨®lares. Pero quien quiera leer libros en formato digital no depende s¨®lo de Amazon, Apple o Sony. Y tampoco tiene que pagar, si se trata de un libro de cierta edad.

Google explica en anuncios de prensa de todo el mundo su plan de digitalizaci¨®n

Es Google quien tiene en marcha el proyecto m¨¢s ambicioso: digitalizar los 32 millones de libros que se calcula que hay en el planeta. Y aproximadamente el 15% de los libros existentes est¨¢ hoy libre de copyright -en funci¨®n de cada pa¨ªs, la vida econ¨®mica de los derechos de autor puede variar de 60 a 130 a?os- . Para leer un cl¨¢sico como Tom Sawyer no es necesario pagar. Basta con buscarlo y leerlo en Google Reader.

Pero ?qu¨¦ ocurre con el 75% de los libros que tiene due?o? ?Y con los descatalogados que ahora van a volver a existir bajo formato digital y cuyos copyrights est¨¢n vigentes? La intenci¨®n de Google cuando anunci¨® en 2004 esta nueva versi¨®n de la biblioteca de Alejandr¨ªa online era que todos los libros, en todos los idiomas, fueran accesibles gratuitamente para todo el planeta, una idea que se dio de bruces con los autores, que reclamaron al gigante tecnol¨®gico cobrar sus correspondientes derechos de autor.

El pasado oto?o Google, denunciado por diversos grupos de escritores, lleg¨® a un acuerdo judicial por el que se compromet¨ªa a invertir 125 millones en crear un sistema para cobrar al usuario un peque?o porcentaje por todos aquellos t¨ªtulos que a¨²n tienen copyright y hac¨¦rselo llegar a los autores. Adem¨¢s, el juez oblig¨® a un pago por escanear cada libro y que se pudiera optar a no estar on line. La sentencia tambi¨¦n obligaba a Google a esforzarse "de forma pr¨¢ctica" en explicar su plan a todos los autores del mundo.

?C¨®mo lo han hecho? Google ha invertido unos ocho millones de d¨®lares en anuncios que ha colocado en peri¨®dicos de todo el mundo, incluidos lugares remotos como las islas Malvinas, para que todo autor (o propietario de derechos) sepa que su obra va camino de una nueva vida digital. Si usted es uno de ellos, ya sabe, hable con Google. O ¨²nase a los cerca de 4.000 autores y a la mayor¨ªa de las grandes editorialo al Centro Espa?ol de Derechos Reprogr¨¢icos (CEDRO) a reclamar sus derechos a Google.