La apuesta vegetal de los hermanos Bouroullec
Vitra presentar¨¢ en Mil¨¢n una silla ideada en cuatro a?os de trabajo
"Se necesita trabajar mucho para lograr algo simple". Erwan (1976), el menor de los hermanos Bouroullec, describe as¨ª el proceso de dise?o de la nueva silla Vegetal, una de sus obsesiones durante los ¨²ltimos cuatro a?os. El objetivo era casi parad¨®jico. Buscaban una butaca de interior y de exterior a la vez, capaz de causar una gran impresi¨®n inmediata y, sin embargo, h¨¢bil para asegurarse una impresi¨®n duradera. Quer¨ªan, en fin, una silla para todo, un comod¨ªn, el sue?o de cualquier dise?ador y fabricante.
Decidieron trabajar con los ¨¢rboles. Dar¨ªan una vuelta de tuerca al concepto de dise?o org¨¢nico: no se trataba de recurrir a las formas de la naturaleza sino a su l¨®gica. Analizaron el proceso de crecimiento, la manera en que se juntan las algas o brotan las ramas.
Los Bouroullec son j¨®venes, pero est¨¢n ya instalados en la historia del dise?o. Su trabajo se caracteriza por tener claro lo que no quieren ser: ni firmar objetos banales ni dise?ar sin aportar. Ya en 2004 lanzaron, tambi¨¦n con Vitra, un producto llamado Alga. Era una de sus singulares ocurrencias que propon¨ªa actualizar los biombos con poco m¨¢s que un juego de ni?os: algas de pl¨¢stico que se unen hasta formar una cortina separadora. Todos sus productos encierran una propuesta rompedora. El Alcove es un sof¨¢-habitaci¨®n de respaldo alto para aislar en su lectura o su conversaci¨®n a quienes se sientan en ¨¦l. Hace a?os que dan vueltas a ese tipo de inventos. Antes que las algas y el sof¨¢-habitaci¨®n, la mesa Joyn les gan¨® la confianza de Rolf Fehlbaum, due?o de Vitra. Y, de paso, revolucion¨® el mundo de las oficinas al proponer que el di¨¢logo tuviera m¨¢s importancia que la representaci¨®n. Se trata de una gran mesa con separadores m¨®viles para la concentraci¨®n individual o el trabajo en equipo. En ella uno puede instalar su separador para comer aislado en un rinc¨®n o quitarlos todos para celebrar reuniones. A unos dise?adores con ese curr¨ªculo de inventos Fehlbaum les hizo el encargo m¨¢s dif¨ªcil de todos los posibles. Les pidi¨® una silla. ?Iban a ser capaces de inventar tambi¨¦n ah¨ª?
Fehlbaum es perro viejo. La silla Vegetal ahonda en una apuesta iniciada, casi casualmente, por su productora cuando ¨¦sta asisti¨® sorprendida al renacer de una butaca curva y de pl¨¢stico que Verner Panton hab¨ªa firmado en 1960. La legendaria silla Panton, que cuando naci¨® tuvo un ¨¦xito fugaz, renac¨ªa no en terrazas y jardines para donde se ide¨®, sino en oficinas, comedores y bares. Sus cualidades: impermeabilidad, ligereza y marcada personalidad la convirtieron en un producto casi invencible, durante la ¨²ltima d¨¦cada. Consigui¨® competir con la manida serie 7 de Jacobsen, la silla para todo de los arquitectos. As¨ª, en pleno ¨¦xito de la Panton, Fehlbaum decidi¨® prepararle una sustituta para cuando su ic¨®nica presencia resultara empapuzante. Confi¨® el encargo a los hermanos franceses y ¨¦stos recurrieron a la poda de los ¨¢rboles, al arte topiario que extra¨ªa figuras de cipreses y arbustos. Erwan y Ronan (1971) Bouroullec cruzaron ramas planas y las sujetaron con troncos. Los t¨¦cnicos de Vitra convirtieron sus dibujos en piezas de poliamida reforzada con fibra. El resultado es la silla Vegetal: c¨®moda, ergon¨®mica, impermeable, ligera, apilable y ciertamente ic¨®nica. Dispuesta a hablar alto y claro en tiempo de muchas dudas, har¨¢ su presentaci¨®n al p¨²blico el pr¨®ximo mes de abril en la feria de Mil¨¢n.
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