Una obra arriesgada
Mira que somos pesados "los del mundo del arte", siempre con adjetivos absurdos y nombres rimbombantes. No me refiero s¨®lo a acepciones como la de "comisario independiente internacional" que suena a puesto de gestor en la Uni¨®n Europea, sino a conceptos como "interesante", categor¨ªa est¨¦tica que ha sustituido a lo bello, lo sublime o hasta lo pintoresco y que va teniendo incluso sus te¨®ricos, no se crean.
Sin ir m¨¢s lejos, el otro d¨ªa hablaba con una persona muy conocida que reci¨¦n regresaba de Buenos Aires, donde por cierto se acaba de presentar La voz de los flamencos de Miguel Mora, un libro maravilloso porque el autor abre las p¨¢ginas a los propios flamencos y rompe el texto en una especie de juego de improvisaciones; un libro poscolonial y antiautoritario -pero imagino que ya lo habr¨¢n comprado todos ustedes-.
Yo estaba excitad¨ªsima por la exposici¨®n de Duchamp en la Fundaci¨®n Proa tras su paso por S?o Paulo: me parec¨ªa emocionante ese viaje hasta la ciudad donde el maestro del jaque mate pas¨® un periodo breve, intenso y hasta hace poco mal estudiado -as¨ª que lleno de posibilidades-. "No te creas. Era poco arriesgada", dijo la reci¨¦n llegada con gesto moh¨ªno, de quien sabe de lo que habla.
O sea, que le hab¨ªa parecido mala. No exactamente, contest¨®. As¨ª que era m¨¢s sutil. En el fondo, debe ser que puede haber exposiciones extraordinarias poco arriesgadas y, digo yo, muestras u obras arriesgadas que sean horrorosas. Mal empezamos. Cada vez me entero de menos. Tampoco pod¨ªa contradecirle porque no hab¨ªa tenido ocasi¨®n de ver la muestra y no voy a hacer algo que es muy corriente hoy: hablar de o¨ªdo, sin haber visto. En pocas palabras: repetir lo que se ha escuchado a unos y a otros.
La otra tarde me porfiaba un se?or: en esta ¨²ltima edici¨®n el pa¨ªs invitado a Arco ha sido la India. Yo jurar¨ªa que ha sido Nepal, que para el caso da lo mismo. El arte se parece mucho se haga donde se haga, pues la cosa no va de ¨¢reas geogr¨¢ficas -menos mal-, sino de artistas espec¨ªficos. Sin embargo, los pedantes repiten -porque es lo que toca- que lo interesante ahora es el arte asi¨¢tico. O sea que ya no est¨¢ de moda Am¨¦rica Latina, anterior adquisici¨®n est¨¦tica de la jet art¨ªstica, y el Golfo no acaba de cuajar -dales un par de a?os-.
Al final tampoco me atrev¨ª a llevarle mucho la contraria porque ni pis¨¦ Arco, tal vez por lo que comentaba Walter Benjamin sobre los museos: "La expresi¨®n de quienes se pasean en las pinacotecas revela una mal disimulada decepci¨®n por el hecho de que en ellas haya s¨®lo cuadros colgados".
O por falta de tiempo. He estado ocupad¨ªsima con el 09 Festival Escena Contempor¨¢nea, una oferta cultural mucho m¨¢s arriesgada. Ha habido cosas memorables: fabulosas en su representaci¨®n intensa la francesa Mathilde Monnier y La Ribot -de verdad, mucho mejor en el territorio esc¨¦nico que en una galer¨ªa, pese a estar siempre soberbia-. Y la sorprendente Claudia Faci, que saca la puesta en escena incluso del teatro y la lleva a una casa.
Eso s¨ª que es radical -se deber¨ªa poner de moda esta palabra, pero, claro, es demasiado dr¨¢stica-. Con las mismas me vuelvo al libro de Mora y a un espacio-revista que se est¨¢ poniendo a punto en la red, Contimuun, pues cada vez me gusta m¨¢s lo que los expertos llaman live art -arte vivo-, arte en directo, un poco improvisado. Y me echo a las calles y me tomo un cubata, que seg¨²n donde te lo tomes y con la de garraf¨®n que hay por ah¨ª es muy arriesgado. Lo que sea por estar a la moda. -
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