Traje para la mortaja pol¨ªtica
Ignoro si Francisco Camps dispone, como su predecesor, de un preparador f¨ªsico que le mantenga en forma, o acude al gimnasio para conservarla, pero lo cierto es que va a necesitar mucho resuello para aguantar el tipo frente a la crisis que ¨¦l mismo ha provocado y que, sin duda, es la m¨¢s grave de las sufridas por la Generalitat desde que la instituci¨®n auton¨®mica ech¨® a andar, seg¨²n una opini¨®n que compartimos del dirigente socialista Jorge Alarte. Por el momento, y al margen de los ligeros signos de desaliento que se le captan, el presidente est¨¢ revelando un excelente m¨²sculo para no desfondarse ante las fatigosas muestras de apoyo y exaltaci¨®n que recibe de sus cofrades de Madrid y Valencia, que han de agobiar lo suyo.
Otra cosa es el temple que -suponemos- se ha de tener para mantenerse moralmente erguido en medio de un embrollo tan mortificante y chusco como el que implica al molt honorable y a su mano derecha en el partido. Todos esos trapicheos millonarios con El Bigotes, que hieden a amiguismo y prevaricaci¨®n, o ese jocoso sainete de la sastrer¨ªa que le involucra personalmente, son ya motivo de mofa y causa de esc¨¢ndalo entre quienes no est¨¦n obcecados por la adhesi¨®n inquebrantable al PP o por los beneficios materiales que se decanten de la misma. La mayor¨ªa de los ciudadanos valencianos, sean o no de la cuerda conservadora, ha de sentirse decepcionada, cuando no ofendida, al ver a su jefe de Gobierno convertido en no s¨®lo objeto de las chanzas, sino inerme ante ellas, como se est¨¢ percibiendo.
Y es que m¨¢s all¨¢ de las diligencias y resoluciones procesales en curso, el presidente olvid¨® que en pol¨ªtica -seg¨²n reza una acreditada m¨¢xima- es peor el error que el delito, y en este desgraciado episodio aquel resulta incluso m¨¢s espectacular y determinante que ¨¦ste. Tanto es as¨ª que podr¨¢n diluirse en la desmemoria los negocios de Orange Market u otras irregularidades poco menos que veniales en el mar de corrupci¨®n que ha prosperado en este pa¨ªs, pero la banal historia del vestuario es ya tan sonada como el m¨¢s publicitado de los grandes eventos que promueve el Gobierno auton¨®mico, tan sonado como pol¨ªticamente mortal de necesidad para quien lo preside. Ya hay quien alude a los trajes para una mortaja pol¨ªtica y resulta ilusorio pensar que el remedio consiste en no desfallecer mientras se prolonga este "ratito largo" -como dijo Camps- que concita las cr¨ªticas medi¨¢ticas y el encrespamiento de la oposici¨®n parlamentaria.
Cuando los populares reflexionen acerca de esta crisis que les sacude y que muy probablemente anuncia una nueva din¨¢mica en la Comunidad, con la revalorizaci¨®n de la alternativa pol¨ªtica, no deben soslayar el exceso de confianza y la sensaci¨®n de andar sobrados que les ha decantado el secuestro de las Cortes, el descarado expolio de RTVV en beneficio propio y la opacidad de la gesti¨®n p¨²blica durante todos estos a?os de gobierno casi en solitario. ?Qui¨¦n les iba a toser o cuestionar su reiterada hegemon¨ªa? Como suele acontecer, el enemigo acechaba desde dentro. En Madrid, por ejemplo, ha sido la arrogancia de Esperanza Aguirre con el espionaje a sus cofrades lo que ha puesto plomo en sus ambiciones, en tanto que en Valencia, adem¨¢s de la arrogancia, se ha procedido con indecible inocencia. Y eso, en el negocio del poder, paga peaje.
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