El "error" de Contador

Alberto Contador fue el mejor contrarreloj; fue el mejor, con diferencia, en la monta?a, y no gan¨® la Par¨ªs-Niza. Fue el m¨¢s arrojado, el m¨¢s valiente, el m¨¢s espectacular. Convirti¨® la carrera del sol en una pel¨ªcula apasionante en ocho entregas, luci¨® un talento ¨²nico y termin¨® cuarto. Gan¨® la primera carrera importante del a?o un joven de su generaci¨®n, aunque un a?o menor. Otro espa?ol, Luis Le¨®n S¨¢nchez Gil, que corri¨® con m¨¢s inteligencia, mejor dirigido y arropado por un equipo m¨¢s s¨®lido. Se acaba as¨ª, inesperadamente, un mito, el de la invencibilidad de Contador, el chico con dos marcas de moreno en los brazos, en las carreras por etapas: hab¨ªa ganado todas en las que particip¨® desde la Vuelta a Castilla y Le¨®n de 2008: Pa¨ªs Vasco, Giro, Vuelta, Algarve...

"Se ha dado cuenta, por fin, de que ganar no es f¨¢cil. Y ha sido bueno que no ganara porque tampoco hay que pensar que se puede ganar todo", dice Johan Bruyneel, el manager de su equipo, el Astana, quien no ha estado en la carrera y se ha comunicado con su corredor v¨ªa SMS; "si eres el ¨²nico favorito en todas las carreras, lo primero que piensan los dem¨¢s es hacerte perder. Y eso es muy dif¨ªcil de llevar para ¨¦l y para el equipo".

Bruyneel acepta que el Astana de la Par¨ªs-Niza no era un equipo fuerte, m¨¢s bien "un equipo debilitado", sin capacidad para apoyar a Contador, pero cree tambi¨¦n que su l¨ªder perdi¨® la carrera ¨¦l solo en la etapa del viernes, que acab¨® con una tremenda p¨¢jara, incapaz de seguir la rueda del pelot¨®n. "Fue un error suyo. S¨®lo ten¨ªa que estar atento a Luis Le¨®n, pero se ceb¨® con todos. No dejaba moverse a nadie. Y eso no tiene que dec¨ªrselo nadie desde el coche, lo tiene que saber ¨¦l", dice el director que gui¨® a Lance Armstrong a sus siete Tours. "Hay que saber que cualquier esfuerzo se paga. Ahora mismo es el mejor del mundo para carreras por etapas, pero no puede quedarse en una nube. Debe saber que hay m¨¢s corredores y m¨¢s equipos con intereses y aspiraciones".

"Se ha dado peor de lo que me habr¨ªa gustado", dijo Contador, quien no se comunica con twitter, despu¨¦s de la p¨¢jara del s¨¢bado, del error de c¨¢lculo -gast¨® m¨¢s gasolina que la que cargaba en el dep¨®sito- que le cost¨® la victoria, "pero estoy contento por c¨®mo ha ido la cosa tanto en la monta?a como en la contrarreloj. Ahora, a recuperarme lo mejor que pueda, pero estoy muy animado". Contador se despidi¨® a su manera de la carrera francesa que no pudo volver a ganar, con un ataque lejano e imposible. Un ataque de rabia y honor que hizo que Armstrong, en su twitter, alabara sus agallas de la misma manera que la v¨ªspera hab¨ªa recordado al de Pinto que a¨²n tiene mucho que aprender; una fuga lejana que mantuvo a la afici¨®n pegada al televisor y que acab¨® muriendo en el descenso del col d'?ze -el patio de Sevilla de Contador, los recuerdos de su infancia como ciclista profesional- de la misma enfermedad que le afect¨® toda la semana, de soledad. Contador entiende el ciclismo a la antigua, como una disciplina que libra cuerpo a cuerpo, una pelea cotidiana por la victoria. Bajando, le alcanzaron Toni Colom, el bullicioso mallorqu¨ªn que a veces logra conjugar su estado mental con su poder¨ªo f¨ªsico, y Frank Schleck, quienes, despu¨¦s de ayudar a Luis Le¨®n a mantener controlada la fuga, se fueron a ganar la etapa en el paseo de los Ingleses. Se impuso Colom, el mismo que le gan¨® a Contador una etapa en el Algarve, el mismo que el a?o pasado trabaj¨® para el de Pinto en el Giro.

Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, el hombre que gui¨® a Indurain y que sent¨® las bases de la filosof¨ªa ciclista que empapa al Caisse d'Epargne, el equipo de Luis Le¨®n, suele recordar que ¨¦l siempre quiso que sus corredores se parecieran a Anquetil, un gran coraz¨®n y una calculadora por cabeza. "No ser¨ªa espectacular, pero supo trabajarse un gran palmar¨¦s: cinco Tours, dos Giros, una Vuelta...", dice Ech¨¢varri. Y tambi¨¦n, que cultivaran la amistad en el pelot¨®n; que, si lo que les interesaba era ganar la general, dejaran a otros las etapas, que nunca se sab¨ªa cu¨¢ndo iban a necesitar su ayuda.