"Mentimos feroz y descomunalmente"
En su octavo libro, Santiago Roncagliolo ha vuelto a los albores de su mundo literario. A aquellos d¨ªas de incertidumbre y sue?os de inmigrante y escritor entre los ¨¢rboles del Parque del Oeste y el Templo de Debod de Madrid, cuando en 2002 se top¨® con la historia que habr¨ªa de titular Memorias de una dama, un trampantojo de la realidad y de la ficci¨®n donde antes de la verdad est¨¢ la mentira y el simulacro. Ha vuelto para rescatar esta novela siete libros despu¨¦s, con ¨¦xitos como Abril Rojo (Premio Alfaguara 2006), una boda, una casa en Barcelona y una alegr¨ªa inimaginable de diez meses de nombre Mateo.
Memorias de una dama (Alfaguara) est¨¢ poblada de emigrantes y cuenta tres historias que se trenzan hasta ser una sola, en tres niveles narrativos: comedia de un ¨¢lter ego de Roncagliolo en sus d¨ªas de peripecias como inmigrante; drama hist¨®rico del Caribe del siglo XX a trav¨¦s de una arist¨®crata cuya fortuna procede de la Mafia y v¨ªnculos con las dictaduras de Trujillo, en Rep¨²blica Dominicana, y Batista, en Cuba; y s¨¢tira y trastienda de la literatura. Un casino literario donde los personajes juegan sus fichas y el querer ser usurpa al verdadero ser.
"Nos gustan los perdedores en la literatura porque son nuestra alma gemela que no queremos mostrar"
"?Me encantan los farsantes! Y mientras todos en una novela normal deber¨ªan alcanzar el sue?o y ser felices, aqu¨ª lo logran pero no son felices", advierte Roncagliolo (Lima, 1975), que ni siquiera a las nueve de la noche del final de un d¨ªa de entrevistas en Madrid se puede desprender de ese rostro adolescente siempre a punto de sonre¨ªr. Vestido de azules y con una copa de vino blanco, se acomoda en un sill¨®n casi n¨ªveo en una sala vac¨ªa suavemente iluminada.
PREGUNTA. ?Cu¨¢ndo y d¨®nde empieza la verdad en una novela?
RESPUESTA. (Risas). ?No tengo la menor idea! Precisamente de eso habla esta novela. Tampoco tengo claro d¨®nde empieza la verdad en las verdaderas historias de la gente. Desde La cuarta espada (la historia de Abimael Guzm¨¢n) ven¨ªa pensando en la idea de que cuando alguien te cuenta la historia de otra persona cada uno tiene su versi¨®n, incluso contradictorias. Fue algo que me impact¨® y anim¨® a hacer esta novela. La idea de que todo lo que consideramos verdad tambi¨¦n suele ser mentira; incluso en la Historia, en la pol¨ªtica. Lo vemos ahora con el an¨¢lisis financiero, que parec¨ªa totalmente num¨¦rico y objetivo, pero que result¨® ser una gran mentira tambi¨¦n. Me interesaba jugar con esa extra?a y delgada l¨ªnea roja entre la verdad y lo falso.
P. La novela est¨¢ poblada de impostores, empezando por el aspirante a escritor contratado para contar la vida de una millonaria anciana dominicana.
R. Hay algo que les pasa a mis personajes en otros libros tambi¨¦n, y es que ellos no entienden muy bien qu¨¦ es lo que la vida espera de ellos. Y tratan de ser lo que la vida les pide. El padre de Diana, la protagonista, si tiene que ser fascista, lo es, si hay que estar con la CIA, tambi¨¦n, es lo que haga falta.
P. Al ¨¢rbol que m¨¢s sombra d¨¦.
R. Y en momentos turbulentos los ¨¢rboles se multiplican y las sombras cambian muy r¨¢pido seg¨²n la hora del d¨ªa. Eso le pasa al mafioso, al escritor... La ¨²nica que siempre ha tratado de ser la misma es Diana, que ha intentado ver la vida como un dechado de glamour y fiestas hasta que el bi¨®grafo la confronta con la verdad. Todos saben que son impostores menos ella. Cuando lo descubre quiere dejar de ser una impostora, al menos al final de su vida.
P. Es una especie de prototipo. ?Qu¨¦ lleva a la gente a enmascarar sus vidas?
R. Porque gustamos cuando somos bonitos. Cuando somos j¨®venes. Cuando somos ricos. Cuando somos exitosos. Vivimos fingiendo que somos mejores y engordamos el curr¨ªculo y disimulamos nuestros defectos para ligar; y disimulamos nuestras verdaderas simpat¨ªas cuando alguien nos puede servir para algo. Mentimos constante, feroz y descomunalmente. Precisamente por eso en la literatura nos gustan los perdedores. Esta novela, de alguna manera, va de perdedores, y nos gustan porque alimentan a ese peque?o perdedor que no podemos sacar a pasear y que nadie quiere ver y que encuentra en algunas novelas un alma gemela.
Y Roncagliolo sube las cejas y abre los brazos como diciendo: "Es lo que hay". Se reacomoda en el sill¨®n y la peque?a caperuza blanca de la l¨¢mpara de lectura parece vestirlo con uno de esos distinguidos sombreros de Fez. Justo antes de que hable del papel del Caribe en el siglo XX y de las ra¨ªces corruptas del presente latinoamericano que rastrea a partir del padre de Diana, un "Rasput¨ªn del tr¨®pico con sangre italiana".
P. Una muestra de la clase pol¨ªtica que ha saqueado Am¨¦rica Latina, y que como usted dice, "luego ha devorado a sus hijos".
R. Es un ejemplo de lo que quer¨ªa mostrar. Hace un siglo no eran los latinoamericanos los que emigraban a Europa, sino los europeos los que iban a Am¨¦rica. Por los devaneos de la Historia, a muchos les toc¨® adaptarse a las circunstancias pol¨ªticas, de mafias, lo que sea. Am¨¦rica les da su sue?o.
P. Rep¨²blica Dominicana con Trujillo, Cuba con Batista, la Cosa Nostra, la CIA, la Mafia italoamericana, ?qu¨¦ conclusi¨®n saca de la realidad pol¨ªtica, al menos caribe?a, y de las dictaduras latinoamericanas?
R. Siempre me han desilusionado la Dominicana y Cuba porque son como dos gemelas opuestas. Vivieron dos historias distintas, tomaron decisiones distintas y ahora las ves y son f¨ªsicamente distintas. Pero lo que m¨¢s me interesaba no era la relaci¨®n con Am¨¦rica Latina sino el efecto de Europa en el continente. Llega Mussolini, en Italia, y Hitler, en Alemania, y las islas del Caribe tienen que ver c¨®mo acomodan sus piezas en el tablero entre Estados Unidos y los fascistas. Al principio no hay problema, luego la figura cambia y muchos de los que apoyaban caen en desgracia para Estados Unidos, luego ¨¦ste negocia con la Mafia para entrar en Italia y manda a los mafiosos a Cuba, un momento delirante en la historia y de la Mafia que recoge El Padrino; y despu¨¦s Estados Unidos decide que no puede respaldar que entren en Cuba y es cuando la CIA empieza a eliminar a la Mafia, o por lo menos a disimular. Me interesaba c¨®mo todo esto que sucede en Europa y Estados Unidos rebota en el Caribe. El mundo ya estaba globalizado. Si se va Trujillo es porque no quieren correr el riesgo de otro Batista y, por tanto, otro Castro. Estados Unidos deja que lo maten. Y todas estas historias que los latinoamericanos creemos que son historias latinoamericanas son parte de la historia europea y estadounidense. Por eso me pareci¨® interesante ese momento de la mitad del siglo XX.
P. Se ha escrito mucho sobre los entresijos de la Mafia, la corrupci¨®n pol¨ªtica y las dictaduras en Am¨¦rica Latina. ?Ha madurado el continente?
R. Much¨ªsimo.
P. Pero las encuestas dicen que los latinoamericanos prefieren un golpe militar o una dictadura para solucionar problemas.
R. Tampoco nos enga?emos, no es una cuesti¨®n de madurez. Las democracias no funcionan si la gente no vive bien. Las democracias duran sin ning¨²n tipo de disturbio en los pa¨ªses donde hay una distribuci¨®n de la renta justa y todos est¨¢n contentos. Donde pierdes m¨¢s si te cargas la democracia que si la dejas estar. Sin embargo, en Am¨¦rica ya no hay golpes de Estado, aunque hay pa¨ªses donde la mitad de la poblaci¨®n vive por debajo de la l¨ªnea de la pobreza. Tambi¨¦n porque si t¨² quieres cambiar al Gobierno ya puedes votar a candidatos diferentes. Hace 30 a?os, dec¨ªas las cosas que dice Hugo Ch¨¢vez o Evo Morales y ni llegabas a las elecciones, ahora puedes ganarlas.
P. ?Qu¨¦ ha pasado para este cambio en una d¨¦cada, incluso con personajes con tics no muy democr¨¢ticos?
R. Ha pasado que puedes votar tanto en Venezuela como en Colombia por un autoritario democr¨¢ticamente. Es una paradoja. Puedes votar por alguien que transgrede ciertas normas, pero lo legitimas mediante el voto, y eso implica una cultura democr¨¢tica, que ya no hay gente diciendo "c¨¢rgate al Gobierno y haz otro", sino: "Vamos a votar por ti y vamos a ir controlando tu autoritarismo". Eso no es un fen¨®meno raro. Lo raro es Europa. Ocurre en pa¨ªses del ex bloque sovi¨¦tico, ?frica y Am¨¦rica. Para que una democracia se consolide, la gente tiene que vivir bien, en el proceso dan una especie de cheque en blanco con l¨ªmites y van votando; a su manera, implica un desarrollo respecto a las dictaduras bestias del siglo pasado.
P. ?Hasta qu¨¦ punto se manipula la Historia?
R. Contar una historia es manipular hechos. Cuesta admitirlo porque supone escuchar a quienes piensan distinto de nosotros, pero todos compramos y vendemos historias manipuladas a nuestro gusto. Compramos el peri¨®dico de gente que piensa como nosotros, cuando lo inteligente ser¨ªa comprar el de los opuestos para contrastar. Compramos lo que queremos o¨ªr para ir fortaleciendo nuestra mentira particular.
P. Y volvemos al principio.
R. S¨ª. ?Todo es mentira! Me gusta este trabajo de escritor porque eres un mentiroso honesto. Por lo menos, tus mentiras salen con el membrete: "Esto es mentira".
P. En Memorias de una dama,
el escritor busca desesperadamente a un autor que le escriba una frase para la fajita del libro, ?a qui¨¦n se lo pedir¨ªa usted?
R. Ummm... Pues al narrador de la novela que tiene mucha ma?a. ?l podr¨ªa firmarlo con otro nombre.
P. Con qu¨¦ nombre.
R. ...Martin Amis. S¨ª, Amis ser¨ªa una buena fajita. Ser¨ªa divertida. -
Memorias de una dama. Santiago Roncagliolo. Alfaguara. Madrid, 2009. 328 p¨¢ginas. 19,50 euros.
![El novelista peruano Santiago Roncagliolo, autor de <i>Memorias de una dama</i>, durante esta entrevista en Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KJ3ZQYRWILAA4UUS5FGRVTSP3Q.jpg?auth=aef627a708271700e76e7d4bc90f648fc2e01d9285a12200a556e25356c61ad6&width=414)
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