"Con el personal que tenemos no damos abasto"

En pleno Lavapi¨¦s, se intuye que el Antonio Moreno Rosales, en la calle del Olmo, es un colegio por las banderas que ondean en su fachada. No est¨¢ ni mejor peor que el resto del barrio: pintadas en las paredes, puertas envejecidas... Dentro, 230 ni?os de 32 nacionalidades distintas conviven apretados en clases de cuyas paredes cuelgan carteles en letras chinas. Un 90% son inmigrantes. Los docentes se quejan de falta de recursos, "econ¨®micos, humanos y materiales".

"Se necesitan m¨¢s profesores y que los grupos sean m¨¢s peque?os, no damos abasto", relata Carmen, que en su clase no tiene ning¨²n alumno espa?ol. Este a?o llegaron inmigrantes sin hablar nada de castellano. En este colegio de infantil y primaria hay tres profesores de compensaci¨®n, los que dan clase a los alumnos m¨¢s atrasados. "No podemos dedicarnos en exclusiva a estas clases", cuenta Bego?a, una de ellas, "porque, a falta de personal, tenemos que dar otras materias de las que no somos especialistas".

De presupuesto para material tampoco van sobrados. Explican que la Administraci¨®n ha reducido el n¨²mero de becas de comedor y de libros. "A las familias de estos ni?os no les llega el dinero. Invertimos el presupuesto en material escolar b¨¢sico, aunque tengamos que prescindir de otras cosas". Este curso por fin han podido cambiar los viejos diccionarios, con las tapas ya rotas. Los nuevos se los ha regalado una editorial. Cuando los medios faltan por completo, se las apa?an con ingenio. "Muchas veces necesitamos traductores para comunicarnos con las familias y no se nos conceden", explica el director, Jos¨¦ Manuel Laureiro. "As¨ª que pedimos ayuda: a la asociaci¨®n de chinos, a un amigo marroqu¨ª, incluso a los padres", asegura.

Clases de compensaci¨®n

Estos mismos problemas les resultan familiares en el instituto P¨ªo Baroja, del distrito de Usera. All¨ª los profesores tienen que lidiar con 852 alumnos. En la ESO, el porcentaje de inmigrantes llega al 47%. En clases de hasta 32 estudiantes puede llegar a haber ocho chinos, cuenta Tom¨¢s, profesor orientador. "La mayor¨ªa de ellos no pueden seguir las explicaciones". El centro cuenta con profesores de compensaci¨®n. Pero son s¨®lo tres. "Pueden dar clase a 12 alumnos cuando no deber¨ªan ser m¨¢s de ocho", relata Tom¨¢s. Y muchos se quedan fuera.

La falta de presupuesto para material es otra de sus quejas. "Tenemos que recortar en reparaciones; si, por ejemplo, se rompe una persiana o hay un desconch¨®n en la pared", cuenta ?ngel, profesor de lat¨ªn. "?Y qu¨¦ podemos hacer con 30 ordenadores para todos los alumnos?".