Una frontera al rojo
La violencia de los 'narcos' mexicanos se convierte en tema prioritario de seguridad para EE UU
Las sangrientas guerras que libran en M¨¦xico los carteles del narcotr¨¢fico est¨¢n empezando a convertirse en una pesadilla para sus poderosos vecinos del Norte. La actividad del crimen organizado se ha detectado ya en 250 ciudades de Estados Unidos, cuando en 2006 s¨®lo operaban en 50, y es de este pa¨ªs de donde sale un 90% de las 20.000 armas que llegan al vecino del Sur para ser usadas en las brutales escabechinas entre bandas de la droga. En M¨¦xico, el balance de estas reyertas fue de casi 6.000 v¨ªctimas en 2008, y ya son 1.000 las que han ca¨ªdo este a?o.
Si la porosidad inmigratoria de la frontera sigue siendo un problema en las relaciones entre ambos pa¨ªses, va a ser, sin embargo, el narcotr¨¢fico el asunto primordial que el presidente Barack Obama trate con Felipe Calder¨®n durante su visita de mediados de abril a M¨¦xico. Un anticipo de este viaje, dado lo urgente de la situaci¨®n, es el que hoy emprende Hillary Clinton, a la que seguir¨¢n los ministros de Interior y de Justicia de EE UU. Porque lo que est¨¢ en juego es el reto de elaborar un plan conjunto para enfrentarse a un enemigo com¨²n de m¨²ltiples rostros, escurridizo, con dinero suficiente para corromper a quien sea necesario, que sabe moverse como pez en el agua en los mercados globales y que carece de cualquier escr¨²pulo para emplear una violencia suprema.
Calder¨®n ha hecho de su lucha contra el narcotr¨¢fico una bandera electoral con la que contrarrestar el avance del PRI ante las pr¨®ximas elecciones (el 5 de julio se renueva la C¨¢mara Federal y se eligen seis gobernadores y centenares de alcaldes) y ha recurrido al Ej¨¦rcito, hasta 45.000 soldados desplegados en las zonas m¨¢s conflictivas, para combatir a unas organizaciones capaces de infiltrarse en los numerosos cuerpos policiales del pa¨ªs. Obama, por su parte, considera ya M¨¦xico un eslab¨®n crucial de la seguridad de Estados Unidos, como lo prueba el plan anunciado ayer por la Casa Blanca, que prev¨¦ multiplicar los agentes dependientes de Justicia, Tesoro y Seguridad Interior en las zonas fronterizas. El presidente de EE UU maneja separadamente la posibilidad de reforzarlos con unidades de la Guardia Nacional.
La necesidad y la urgencia de que ambos pa¨ªses se enfrenten juntos a una lacra que est¨¢ llevando a M¨¦xico al borde del precipicio no resuelve, sin embargo, el gran interrogante de si puede ser efectiva una guerra contra el narcotr¨¢fico que s¨®lo atienda a estrategias militares y policiales.
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