La lecci¨®n bien aprendida
Carlos Fabra ha escrito un elogioso pr¨®logo para un libro que ensalza la figura de Francisco Franco. Se titula Espa?a, sue?o imposible, lo ha editado la Diputaci¨®n que preside y el autor es Jos¨¦ Luis Lape?a, un coronel de artiller¨ªa retirado que falleci¨® en 2005. Fabra dice de ¨¦l que es "valiente", acaso porque sostiene lo insostenible. Porque lo que defiende el libro es que Franco se apunt¨® al alzamiento para que este pa¨ªs tuviera "un r¨¦gimen de justicia, paz, orden y armon¨ªa para todos los espa?oles", y que no hubo golpe de Estado sino un conflicto entre dos bandos con "ideas distintas e irreconciliables". En un lado estaba la clase media y en el otro, el republicano, "una mercanc¨ªa anarquista, sindicalista y comunista, claramente proletaria", que se escondi¨® detr¨¢s de los ropajes de "un liberalismo burgu¨¦s, tranquilo y europeo".
Una obra "total, ambiciosa y concluyente", ha diagnosticado Fabra. Quiz¨¢ haya tambi¨¦n que tacharlo a ¨¦l de valiente. Por su arrojo a la hora de distorsionar el significado de las palabras. El diccionario define "valiente" como "esforzado, decidido, vigoroso". Quiz¨¢, sin embargo, la palabra que se ajuste con mayor precisi¨®n a lo que han hecho el autor y el prologuista del libro sobre Franco sea otra: la de desfachatez. Como "descaro, desverg¨¹enza" la define el diccionario.
Suele ser frecuente confundir la valent¨ªa con el descaro. El 18 de julio de 1936, un grupo de militares se rebel¨® contra el r¨¦gimen legalmente constituido en Espa?a. El general que se convirti¨® poco despu¨¦s en su jefe convirti¨® ese "conflicto entre ideas irreconciliables" en una guerra de exterminio en la que procur¨® eliminar a esa "mercanc¨ªa" que defendi¨® a la Rep¨²blica. Cuando Franco triunf¨®, dict¨® su versi¨®n de los hechos. Valiente es el que busca la verdad de esa ¨¦poca convulsa; descarado el que defiende y adorna la versi¨®n de los vencedores.
No es extra?o que la Diputaci¨®n de Castell¨®n edite esa alabanza a Franco y niegue subvenciones a un grupo de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica. Tampoco lo es que Fabra lleve a?os con varias causas judiciales pendientes y sin justificar unos ingresos de seis millones de euros: es la desfachatez del poderoso, la que aprendi¨® del viejo dictador.
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