La gran evasi¨®n
Setenta y seis prisioneros de guerra brit¨¢nicos, todos ellos oficiales de la RAF, se fugaron del Stalag Luft III, un campo de prisioneros alem¨¢n en Zagan, la noche del 23 de marzo de 1944. Hab¨ªan excavado tres t¨²neles, a los que llamaron Tom, Dick y Harry, en previsi¨®n de que uno de ellos fuera descubierto por los alemanes. Harry fue la opci¨®n buena. Los ingeniosos prisioneros, expertos en fugas -alguno de ellos hab¨ªa participado en una docena de intentonas-, le dieron m¨¢s de nueve metros de profundidad y una longitud de 106 metros para rebasar las alambradas del campo. S¨®lo 3 de los 76 lograron fugarse definitivamente; 73 fueron capturados y 50 fusilados por la Gestapo. Uno de los supervivientes, Paul Brickhill, escribi¨® una novela con las peripecias de aquella evasi¨®n, que en 1963 se convertir¨ªa en una espl¨¦ndida pel¨ªcula dirigida por John Sturges: La gran evasi¨®n. Est¨¢ dedicada "A los cincuenta".
Cuentan que cuando a Louis B. Mayer, patr¨®n de la Metro, le propusieron all¨¢ por 1950 rodar una pel¨ªcula con la historia de Brickhill, Frank Stone, Wallace Floody, Bertram Jimmy James y el resto de atrevidos constructores de t¨²neles, inquiri¨® con destemplanza: "?Qu¨¦ mierda de gran evasi¨®n es ¨¦sa si s¨®lo consiguieron fugarse tres?". Mayer no vio la emocionante urdimbre de la trama: las dificultades de los organizadores, dirigidos en el Stalag real por el comandante Roger Big X Bushell y en la pel¨ªcula por un hiperactivo Richard Attenborough, para mantener en secreto la excavaci¨®n de los t¨²neles, desprenderse de la tierra extra¨ªda, confeccionar trajes, falsificar pasaportes y documentos de identidad... El tanteo final de fugados es lo de menos; lo de m¨¢s, narrado con hipn¨®tica precisi¨®n en la pel¨ªcula, es el esfuerzo de organizaci¨®n de esa gigantesca fuga.
Hoy, 65 a?os despu¨¦s, la visita de los escasos supervivientes a Zagan recuerda los sinuosos t¨²neles que comunican la realidad y la ficci¨®n. Bushell y sus muchachos construyeron un mundo clandestino a pesar de que viv¨ªan bajo los focos de los guardias alemanes en un campo de alta seguridad, construido para "reunir en un mismo cesto todas las manzanas podridas", como explica el comandante del campo, Von Luger, en el filme.
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