Juan Linz y la sociolog¨ªa pol¨ªtica contempor¨¢nea

Sociolog¨ªa. El decano de los soci¨®logos espa?oles, Juan Jos¨¦ Linz Storch de Gracia, es uno de los m¨¢s eminentes entre los europeos. A trav¨¦s de su c¨¢tedra en Yale, tambi¨¦n lo es en Norteam¨¦rica. La obra de Juan Linz es vast¨ªsima, pero tambi¨¦n es notoriamente dispersa. Cada vez se hac¨ªa m¨¢s necesario reunirla y tener acceso a ella de un modo menos exasperante para sus devotos aprendices o para quienes quieren consultarla, dada su importancia y alcance. ?sa es la tarea que est¨¢n realizando Jos¨¦ Ram¨®n Montero y Jeff Miley en una edici¨®n en siete vol¨²menes, de los que han aparecido ya dos, publicados por el Centro de Estudios Constitucionales, bajo el impulso decidido de Jos¨¦ ?lvarez Junco. La revisi¨®n, reordenaci¨®n y puesta al d¨ªa de la obra linziana hacen de ella, en no pocos casos, una obra original y en cierto sentido in¨¦dita. Estamos ante un acontecimiento intelectual de primer orden, que pone la aportaci¨®n del profesor Linz en una justa perspectiva, al tiempo que representa un necesario tributo intelectual de sus compatriotas.

El primer volumen re¨²ne los estudios pioneros de Linz sobre el fascismo, as¨ª como sobre lo que ¨¦l mismo bautiz¨® como "reg¨ªmenes autoritarios". Incluye tambi¨¦n sus pesquisas en torno a la quiebra de las democracias y su asalto por parte del fascismo o por movimientos fascistoides o dictatoriales. Incorpora sus estudios sobre la naturaleza del fascismo y la de los reg¨ªmenes de su estilo en diversos pa¨ªses. El segundo re¨²ne las indagaciones de Juan Linz sobre la formaci¨®n de la naci¨®n y del nacionalismo a trav¨¦s del Estado moderno, las relaciones de ese nacionalismo con las lenguas de cada ¨¢rea (y con lo que ahora algunos llamar¨ªan multiculturalismo) as¨ª como con su propio primordialismo (propio de ciertos nacionalismos ¨¦tnicos, como el vascongado) y con la soluci¨®n federal. Lo se?alado de la obra de Juan Linz no es s¨®lo la tem¨¢tica sino tambi¨¦n los resultados de sus interpretaciones y hallazgos. Esos resultados encontraron desde el primer momento un eco muy notable en la sociolog¨ªa pol¨ªtica internacional. Gran parte de la ciencia pol¨ªtica y de la sociolog¨ªa del poder y la autoridad, tras la II Guerra Mundial, se dirigi¨® comprensiblemente hacia el estudio de la democracia, al de los partidos y al de los procesos de representaci¨®n pol¨ªtica. Significativamente la obra hoy cl¨¢sica de Seymour Martin Lipset, Political Man, de 1959, apoyaba gran parte de sus argumentos en la vasta tesis doctoral sobre la crisis de Weimar del entonces joven madrile?o -como a ¨¦l le complace definirse- disc¨ªpulo de Javier Conde, que era Juan Linz.

La obra de Linz ha sido debidamente reconocida con la gratitud debida por la comunidad cient¨ªfico social de su pa¨ªs. Tuve el honor de contribuir a la concesi¨®n del Premio Pr¨ªncipe de Asturias, y a hacer de portavoz de su obra en una ocasi¨®n y la suerte de coincidir todo un a?o sab¨¢tico con ¨¦l y con Roc¨ªo Ter¨¢n, su esposa, en Yale. Sus disc¨ªpulos directos, entre los que no me encuentro, han tenido mejores ocasiones que la m¨ªa para gozar de su ense?anza e incansable docencia: Juan Linz no conoce las agujas del reloj y distingue mal la noche del d¨ªa. Sus discusiones y an¨¢lisis con el material emp¨ªrico delante no tienen l¨ªmite conocido. Algunos hemos tenido la suerte de poder discrepar con ¨¦l en algunos terrenos interpretativos. Fue as¨ª c¨®mo, en un pa¨ªs yermo, como es el nuestro, de debates intelectuales realmente serios, la interpretaci¨®n linziana del franquismo como "r¨¦gimen autoritario", con un "pluralismo" de clase e ideol¨®gico limitado, incit¨® a que algunos difirieran de ella. As¨ª se gener¨® un importante debate, serio, riguroso, siempre dentro de la m¨¢s estricta correcci¨®n y respeto mutuo. Se enfrentaban as¨ª a una visi¨®n m¨¢s conservadora y "comprensiva" o relativamente benigna del franquismo -as¨ª como de otros reg¨ªmenes de los por Linz llamados autoritarios-, pero impecablemente democr¨¢tica y liberal, como es la de Juan Linz, con otra menos piadosa hacia el r¨¦gimen franquista. En su excelente trabajo biogr¨¢fico, los profesores Montero y Miley sortean ese significativo episodio que en mi opini¨®n no fue ni mucho menos menor puesto que signific¨® que la sociolog¨ªa y la interpretaci¨®n linzianas, hasta entonces circunscritas a expertos -polit¨®logos, historiadores, soci¨®logos-, entraran en un c¨ªrculo m¨¢s amplio de debate, en la conversaci¨®n intelectual p¨²blica, e incluso -durante la ¨¦poca de la transici¨®n a la democracia- en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica espa?ola.

Es significativo que todo ello no quedara en discusi¨®n y examen de conciencia para espa?oles, sino que tanto en Hispanoam¨¦rica como en Europa la sociolog¨ªa pol¨ªtica y la politolog¨ªa se interesaran tambi¨¦n por esas cuestiones literalmente, a la luz, de las interpretaciones de Juan Linz, basadas siempre en una masa ingente de materiales que milagrosamente ¨¦l ha sabido organizar, sistematizar y analizar de modo m¨¢s que ejemplar.

A Juan Linz le ha quedado tiempo -mucho tiempo- para ense?ar, crear escuela, multiplicar disc¨ªpulos y colaborar en la consolidaci¨®n democr¨¢tica de su patria. El inventario de lo que ha hecho por ella es tan largo que ni siquiera la larga introducci¨®n biogr¨¢fica los cuenta todos. S¨¦pase que quien logr¨®, en un momento harto dif¨ªcil, que una asociaci¨®n modesta de soci¨®logos marginados -de "PNN resentidos" en inmortal expresi¨®n de un servidor del r¨¦gimen de la ¨¦poca- entrara contra viento y marea, con pleno derecho, en la Asociaci¨®n Internacional de Sociolog¨ªa fue el profesor Juan Linz. Pero no s¨®lo ese gremio le est¨¢ profundamente obligado, sino toda la ciencia social espa?ola. Y, sospecho, la mayor¨ªa de los lectores que hayan llegado al final de esta humilde rese?a en su honor.