Cuando los abogados del mal hacen el bien
Hasta el peor acusado merece un letrado - No todos aceptan defender a algunos criminales
De la misma manera que un m¨¦dico no debe dejar de operar a un enfermo para salvarle la vida, un abogado no puede dejar de defender a un cliente acusado de un delito. Pero la relevancia p¨²blica que pueda tener un pleito, la gravedad y hasta monstruosidad del delito imputado o los cambios en la declaraci¨®n del cliente provoca en ocasiones la renuncia del abogado. Frente al derecho constitucional de defensa se levanta el inter¨¦s profesional de huir de un caso que puede perjudicar el inter¨¦s y la imagen del letrado.
La complicaci¨®n de Miguel Carca?o, el asesino confeso de la joven sevillana Marta del Castillo, por encontrar quien le defienda, pone sobre la mesa las dificultades deontol¨®gicas con las que han de convivir en ocasiones algunos abogados del diablo.
Muchas abogadas de oficio renuncian a la defensa en casos de violaci¨®n
Los expertos creen que nunca se ha de preguntar al cliente si cometi¨® el delito
"Lo peor que nos puede pasar como fiscales, si se acusa, es una absoluci¨®n"
Un hombre confes¨® a su defensor el crimen de una ni?a del que fue absuelto
"A los letrados nos repugnan los cr¨ªmenes y las violaciones como a cualquier ciudadano, pero nosotros no defendemos diablos, sino personas acusadas de hechos diab¨®licos, que es distinto. Y, en todo caso, ya se ver¨¢ en el juicio si los cometieron o no". As¨ª de claro se expresa Jos¨¦ Joaqu¨ªn Gallardo, decano del Colegio de Abogados de Sevilla desde hace m¨¢s de 14 a?os y vicepresidente del Consejo General de la Abogac¨ªa Espa?ola. Esta semana Gallardo ha designado a una mujer del turno de oficio, para defender a Carca?o. Ser¨¢ la tercera defensa en menos de dos meses y en esta ocasi¨®n parece que ser¨¢ definitiva.
El primero, Antonio Jim¨¦nez era de libre designaci¨®n y eso le permiti¨® dejar el caso sin m¨¢s. El c¨®digo deontol¨®gico de la abogac¨ªa espa?ola prev¨¦ "cesar en la intervenci¨®n cuando surjan discrepancias con el cliente". Para que el abogado pueda renunciar han de "concurrir circunstancias que puedan afectar a su plena libertad o independencia de la defensa o en la obligaci¨®n de secreto profesional". En este caso, parece que el motivo de la renuncia fue el cambio de declaraci¨®n de Carca?o, que primero neg¨® los hechos y despu¨¦s confes¨® el crimen.
La segunda defensora que renunci¨® a la defensa del supuesto asesino de Marta fue Presentaci¨®n Rosendo, y era del turno de oficio. La jurisdicci¨®n penal es la ¨²nica en la que la Ley de Asistencia Jur¨ªdica Gratuita permite la renuncia del abogado. "Para ello deber¨¢ concurrir un motivo personal y justo", dice la norma. Como esa expresi¨®n puede generar diversas interpretaciones, la ley tambi¨¦n a?ade que quien deber¨¢ decidir si existe o no ese motivo ser¨¢ el decano del Colegio correspondiente. "Siempre he dicho que s¨ª cuando me lo han pedido, porque hay que defender a ultranza la confianza con el cliente", dice Garrido. "Confianza rec¨ªproca". Esa es la expresi¨®n en la que debe fundarse la relaci¨®n del abogado con el cliente, seg¨²n el c¨®digo deontol¨®gico.
La tercera y ¨²ltima abogada de Carca?o, tambi¨¦n del turno de oficio es Paloma P¨¦rez Sendino, quien confes¨® al decano que no ten¨ªa ning¨²n reparo en asumir la defensa.
Las razones que llevan a un abogado de oficio a renunciar son muy diversos: la dificultad para afrontar el pleito, el posible perjuicio a la marcha del despacho al tratarse de una causa muy compleja o una enfermedad o depresi¨®n. Y tambi¨¦n por motivos personales. En el caso de las abogadas se dan muchas renuncias cuando se trata de un acusado de violaci¨®n, aunque los hombres tambi¨¦n ponen objeciones.
El decano de Sevilla recuerda que antes de designar al tercer abogado de Carca?o, un compa?ero le pidi¨® que no pensara en ¨¦l porque tiene una hija de la misma edad que la joven asesinada y que, adem¨¢s, guarda cierto parecido con ella. Pero, tambi¨¦n recibi¨® llamadas de abogados an¨®nimos ofreci¨¦ndose para llevar el caso por si se produc¨ªa una nueva renuncia, al igual que llamadas de abogados medi¨¢ticos ofreci¨¦ndose para llevar el asunto pensando m¨¢s en el r¨¦dito personal que pudieran obtener antes que en articular una buena defensa.
En 2007 hab¨ªa en Espa?a 118.775 abogados ejercientes, de los cuales 34.583 estaban apuntados en el turno de oficio. Somos uno de los pa¨ªses europeos donde hay una mayor densidad de abogados (2,63 por cada mil habitantes) y, curiosamente, uno de los que cuenta con menos proporci¨®n de jueces (0,1 por cada mil habitantes). En 2007 se tramitaron en Espa?a 629.405 expedientes de justicia gratuita y se atendieron a 583.089 personas, m¨¢s otras 54.241 mujeres v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica. Los casos de la jurisdicci¨®n penal fueron el 63% del total y todo eso cost¨® a los diversos organismos p¨²blicos 200,3 millones de euros.
Con los abogados de pago ocurre en ocasiones que es el propio cliente el que pide el relevo al entender que no se le est¨¢ defendiendo bien, pero otras veces es el letrado el que constata que as¨ª no se puede seguir porque se ha quebrado la confianza. Y el desencuentro no siempre se produce al cabo de unos d¨ªas, sino a veces tras uno o dos a?os de estar defendi¨¦ndole. Las cifras sobre renuncias no constan en las memorias, pero lo que s¨ª puede afirmarse es que en los 83 colegios de abogados que hay en Espa?a se reciben m¨¢s quejas contra los abogados de libre designaci¨®n que contra los de oficio.
"Un abogado de oficio o de pago nunca deber¨ªa negarse a defender a nadie, y es igual que lo hayan designado o que cobre del cliente, por muy horrible que sea el delito imputado. Defender no es asumir los hechos, porque entonces el abogado se convierte en juez y esa no es su funci¨®n", explica Mateu Segu¨ª, con 38 a?os de ejercicio y que ha defendido a decenas de clientes dif¨ªciles. Entre ellos, Jos¨¦ Cuevas, al que la justicia consider¨® autor de la colocaci¨®n de una bomba en la sala de fiestas Scala de Barcelona en 1978, que mat¨® a cuatro personas. O a unos anarquistas italianos que acabaron condenados por la muerte de dos mujeres de la Polic¨ªa Municipal de C¨®rdoba en 1996, durante un tiroteo iniciado a ra¨ªz de un atraco con el fin de costear la causa anarquista.
Ning¨²n abogado consultado sostiene que al cliente se le deba preguntar si cometi¨® o no el delito del que se le acusa, pero s¨ª coinciden en que es bueno tener cuanta m¨¢s informaci¨®n. "Si lo que llevas es una demanda de divorcio al abogado no le importa porqu¨¦ se rompi¨® el matrimonio y si alguno era infiel, sino que el cliente salga lo mejor parado, pero en otros casos es importante conocer todas las circunstancias para evitar problemas que perjudiquen la l¨ªnea de defensa", afirma Fuster-Fabra, abogado con 22 a?os de ejercicio y profesor de la Universidad de Barcelona. "Y si el cliente no te lo cuenta y no le puedes defender, pues peor para ¨¦l, porque el abogado no va a ir a la c¨¢rcel", zanja Fuster-Fabra.
"A veces ocultan parte de la verdad, otras dicen que no saben qu¨¦ paso y alguno lo explica todo, pero eso es una decisi¨®n suya. El abogado ha de valorar si puede construir una l¨ªnea de defensa s¨®lida con lo que sabe y debe instruirse hasta donde quiera saber, explica el decano de Sevilla. "Hay que crear un clima de confianza y no preguntar lo que no se debe. El cliente tiene derecho a mentir y yo no conozco a ningunos padres que admitan que su hijo es culpable. El abogado defensor no puede preguntar si ha matado porque no es esa su funci¨®n", a?ade Segu¨ª.
Enfrentada casi siempre a las defensas se sit¨²a la fiscal¨ªa. Y no s¨®lo en sentido f¨ªsico, por la distribuci¨®n de cada cual en la sala de vistas, sino por los intereses contrapuestos que defienden cada uno en la tramitaci¨®n del proceso y en el juicio oral. "El fiscal se siente especialmente motivado cuando re¨²ne pruebas para que el tribunal condene a un delincuente grave, porque la funci¨®n del abogado, respetando siempre la buena fe procesal, es crear dudas a los jueces sobre la responsabilidad penal de su cliente", dice Emilio S¨¢nchez Ulled, presidente de la Uni¨®n Progresista de Fiscales.
A veces esas dudas acaban en absoluci¨®n. "Eso es lo peor que nos puede pasar como fiscales si est¨¢bamos acusando. Nos queda una sensaci¨®n de disgusto porque quiere decir que no hemos hecho bien nuestro trabajo y que debemos corregirlo, a?ade S¨¢nchez Ulled. "A veces no es f¨¢cil ser fiscal, pero somos un estricto cumplidor de la legalidad que intenta proteger a las v¨ªctimas.
En el otro lado de la balanza, los abogados interpretan una absoluci¨®n como un ¨¦xito profesional. Con todo, en alguna ocasi¨®n ha ocurrido que se les remueve el est¨®mago al comprobar que, aunque el tribunal les diera la raz¨®n, su cliente les enga?¨®. Uno de esos casos ocurri¨® hace m¨¢s de 20 a?os en una ciudad andaluza, cuando fue asesinada una ni?a de cinco a?os en Semana Santa. El defensor hizo un buen trabajo y logr¨® una sentencia absolutoria del acusado, un desarraigado que durmi¨® en su casa a la salida de la prisi¨®n preventiva porque no ten¨ªa d¨®nde ir. Cinco a?os despu¨¦s visit¨® al letrado para confesarle el crimen del que le hab¨ªan absuelto y que le imped¨ªa dormir.
S¨¢nchez Ulled ha perseguido desde la fiscal¨ªa anticorrupci¨®n varios delitos de cuello blanco y se ha enfrentado a la crema selecta de los abogados penalistas. Esos procesos han servido para comprobar que los ricos tambi¨¦n se pelean con sus defensores. El caso m¨¢s ilustrativo es el del financiero Javier de la Rosa, uno de los m¨¢ximos exponentes de la cultura del pelotazo que imper¨® en Espa?a en los noventa y que le report¨® varios procesos y condenas.
Una de las m¨¢s sonadas actuaciones de lo que tambi¨¦n se denomin¨® ingenier¨ªa financiera fue la descapitalizaci¨®n de la empresa Grand Tibidabo. De la Rosa tuvo cuatro abogados durante los 12 a?os que dur¨® la investigaci¨®n de la causa y acab¨® defendi¨¦ndose ¨¦l mismo, ayudado por su hija. Alguno de aquellos letrados renunciaron voluntariamente y otros lo hicieron instigados por el cliente.
"Nunca me acuesto sin hablar con mi abogado", se vanagloriaba De la Rosa hace 15 a?os, en una ¨¦poca en la que Jordi Pujol lleg¨® a definirle como un "empresario modelo". A?os despu¨¦s, el financiero acab¨®, precisamente, en la c¨¢rcel Modelo. Su abogado de cabecera, Joan Piqu¨¦ Vidal, de 75 a?os, y que hab¨ªa defendido al ex presidente de la Generalitat en el caso Banca Catalana, tambi¨¦n acab¨® entre rejas en septiembre de 2006. Y all¨ª sigue, cumpliendo una condena de siete a?os de c¨¢rcel a ra¨ªz del caso Estevill de sobornos a empresarios, probablemente el caso m¨¢s grave de corrupci¨®n judicial que ha habido nunca en Espa?a. Y es que nunca como hasta entonces se hab¨ªan conchabado un abogado y un juez -Luis Pascual Estevill, que lleg¨® a ser vocal de CiU a propuesta del Consejo General del Poder Judicial- para exigir dinero a empresarios a cambio de no meterlos en prisi¨®n o de excarcelarlos.
Javier Melero fue uno de esos abogados que tuvo De la Rosa y tiene clara una cosa. "Hay gente a la que no defender¨ªa ni por todo el oro del mucho porque es para probar y no repetir m¨¢s". Melero comparte las reflexiones de sus colegas acerca de que los abogados suelen renunciar a un cliente por las discrepancias con la estrategia de defensa, en el fondo y en las formas. "?Y el dinero!", admite sin complejos, ya que en algunos casos los clientes m¨¢s acomodados pagan tarde y mal.
Otras veces es simplemente la falta de empat¨ªa. El decano de los abogados de Sevilla recuerda que hace a?os fue a una prisi¨®n a visitar a un cliente que estaba acusado de homicidio. Al salir renunci¨® al caso porque en aquella breve conversaci¨®n no par¨® de insultar al difunto.
"Yo defiendo a polic¨ªas y acuso a terroristas", afirma de manera taxativa Fuster-Fabra, quien admite abiertamente que "cada uno se marca los l¨ªmites profesionales de acuerdo con sus principios". Con la misma sinceridad explica que "jam¨¢s defender¨ªa a un violador si no estuviera plenamente convencido de su inocencia". Y para lograr esa certeza, ¨¦l insiste en que el abogado ha de conocer los detalles del caso.
Fuster Fabra es uno de esos abogados minoritarios en Espa?a -el 24% de los colegiados- que llevan m¨¢s de 20 a?os ejerciendo. En ese tiempo ha defendido a clientes tan singulares como el general de la Guardia Civil Enrique Rodr¨ªguez Galindo, condenado a 30 a?os de c¨¢rcel por ordenar en 1984 los secuestros y asesinatos de los presuntos etarras Jos¨¦ Antonio Lasa y Jos¨¦ Ignacio Zabala. Pero tambi¨¦n ha ejercido la acusaci¨®n popular en decenas de juicios por terrorismo en nombre de las v¨ªctimas. Su ¨²ltima intervenci¨®n sonada fue en el caso del 11-M, donde represent¨® a la asociaci¨®n de v¨ªctimas que preside Pilar Manj¨®n. Entre los casos actuales se cuentan varias querellas en representaci¨®n de la polic¨ªa contra el locutor de la Cope, Federico Jim¨¦nez Losantos.
Para ¨¦l no existe ninguna incompatibilidad en defender en algunos casos y acusar en otros, m¨¢s que la que determina el propio c¨®digo deontol¨®gico, que proh¨ªbe defender a alguien en un proceso en el que se puede actuar contra un anterior cliente. O bien, aceptar la defensa de intereses contrapuestos con otros que est¨¦ defendiendo en otro proceso. Y si se produce ese conflicto de interese, la norma les obliga a renunciar a ambos. A no ser que uno de los acusados les permita seguir llevando la defensa del otro.
La abogac¨ªa espa?ola en cifras
- M¨¢s de 150.000 letrados. Al acabar 2007,los 83 colegios de abogados que hay en Espa?a ten¨ªan registrados 118.775 letrados ejercientes y otros 38.006 no ejercientes.
- Experiencia. El 40% de los abogados tiene menos de 10 a?os de experiencia; el 36%, entre 10 y 20; y s¨®lo el 24% supera los 20 a?os de ejercicio.
- Las mujeres, casi la mitad. Las mujeres representan ya el 47% de la poblaci¨®n de abogados, pero en los ¨²ltimos dos a?os han sido el 60% de las nuevas colegiadas, muy similara lo que ocurre en la carrera judicial.
- Una de las tasas m¨¢s altas de Europa. La tasa de abogados por cada 1.000 habitantes es de 2,63, una de las m¨¢s altas de Europa y s¨®lo superada por Liechtenstein (3,55), Grecia (3,24), Italia (3,06) y Luxemburgo (2,75). En Francia, el porcentaje es de 0,73; en Portugal, de 1,19, y en Alemania, de 1,68.
- Madrid. La Comunidad de Madrid es la que tiene mayor densidad de abogados (5,14), casi el doble que la segunda, que es Catalu?a (2,63). Extremadura (1,45) y Castilla y Le¨®n (1,76) son las que menos.
- Justicia gratuita. M¨¢s de un mill¨®n de espa?oles pasaron el a?o 2007 por los servicios de justicia gratuita; 542.409 pasaron por los servicios de orientaci¨®n jur¨ªdica para saber si ten¨ªan derecho o no a un abogado de oficio; 465.432 acabaron con asistencia en los juzgados y otros 583.089 fueron asistidos en comisar¨ªa. Las mujeres atendidas por violencia de g¨¦nero fueron 54.241.
- Turno de oficio. En Espa?a hab¨ªa en 2007 un total de 34.583 abogados inscritos en el turno de oficio, el 29% de los ejercientes. El promedio de lo que ingresan por expediente judicial es de 209 euros. La presencia en comisar¨ªa se paga a una media de 87 euros y los ingresos por este motivo al final de a?o son de 1.525 euros.
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