A medias y sin luces
Jon¨¢s fue expulsado del vientre de la ballena, no era ni carne ni pescado. Saint Just proclam¨®: los que hacen las revoluciones a medias cavan su propia tumba. En Catalu?a, los Mossos hacen un d¨ªa de polic¨ªas malvados y otro d¨ªa de polic¨ªas buenos. O, m¨¢s exactamente, un d¨ªa golpean brutalmente y al d¨ªa siguiente reciben imp¨¢vidos los objetos y los insultos de los manifestantes. Miembros del Gobierno catal¨¢n critican un d¨ªa a los polic¨ªas y los defienden al d¨ªa siguiente. El Gobierno espa?ol, lo mires como lo mires, ni es de izquierdas ni lo parece, pero tampoco es de derechas aunque a veces lo parece. Quiz¨¢s es simplemente nada. Todo a medias.
En Catalu?a, el plan de Bolonia disputa el primer plano de la actualidad medi¨¢tica a la crisis econ¨®mica o el Estatuto. En este conflicto confuso nada es lo que parece. Bolonia, la violencia de unos y otros y la precrisis no confirmada en el Gobierno catal¨¢n son epifen¨®menos de otras cuestiones menos coyunturales. Veamos los dos temas problem¨¢ticos distintos pero mezclados: la Universidad y la polic¨ªa. Y excusen el tono ligero. Como dijo Montesquieu, conviene tratar con seriedad los temas ligeros y con ligereza las cuestiones graves, de por s¨ª bastante pesadas.
"En las c¨²pulas universitarias encontrar¨¢n bastantes distinguidos profesores que manipularon 'c¨®cteles molotov"
El plan de Bolonia no es bueno ni malo; como ocurre con la mayor¨ªa de los planes generales, depende de c¨®mo se interpretan y se desarrollan luego. Bolonia ofrece una oportunidad de replantear la Universidad. El C¨ªrculo de Empresarios (no el de Econom¨ªa de Barcelona) public¨® en 2007 un informe tan unilateral como desafortunado: la Universidad al servicio de la empresa y que "no se debe insertar en el marco del Estado del bienestar" (v¨¦ase el excelente art¨ªculo de J. M. Mir¨® en El Viejo Topo de mayo 2008). El movimiento universitario cr¨ªtico cuando denuncia el intento de "privatizar la Universidad" no es pura ideolog¨ªa, en todo caso ser¨¢ respuesta a la ideolog¨ªa del C¨ªrculo.
Pero Bolonia no es necesariamente privatizaci¨®n. Hacer carreras de grado de cuatro a?os puede ser positivo si se replantean los planes de estudio y se garantiza una formaci¨®n b¨¢sica para entrar en el mercado de trabajo, sin depender de un master. En muchos casos se ha reducido el grado a generalidades y se ha dejado para la maestr¨ªa la especializaci¨®n que permite iniciar la vida profesional. Ser¨ªa mucho m¨¢s l¨®gico que los graduados primero se insertaran en la actividad profesional y que unos a?os despu¨¦s hicieran la maestr¨ªa si pretend¨ªan una mayor cualificaci¨®n profesional. Todo ello con un programa de becas potente y la posibilidad de elegir entre un master acad¨¦mico orientado al doctorado, a la investigaci¨®n y a la ense?anza o un master profesionalizante para reinsertarse mejor en sus ¨¢reas de trabajo. Bolonia deber¨ªa servir para reducir la tremenda endogamia de la Universidad. No es bueno hacer estudios interminables sin salir de la c¨¢scara y con profesores que en muchos casos han hecho toda su carrera profesional sin salir de la Universidad. Nadie deber¨ªa pasar su vida en la Universidad. La academia deber¨ªa reflexionar sobre su responsabilidad en el conflicto confuso sobre Bolonia.
Y veamos la cuesti¨®n de la violencia. Resultan m¨¢s sorprendentes las reacciones moralizantes de unos y otros sobre los estudiantes violentos y los polic¨ªas golpeadores que los actos de ¨¦stos. En una Universidad con la urgente necesidad de modernizarse y las incertidumbres que se ciernen siempre cuando se anuncian confusamente cambios radicales, ?qu¨¦ esperan las buenas almas que se escandalizan ante estos j¨®venes a los que se criminaliza fr¨ªvolamente de violentos? Emergen nuevos movimientos impulsados por colectivos pol¨ªtico-sindicales con historia escasa, discurso apresurado y organizaci¨®n precaria. Pero aprenden r¨¢pido y en el curso de pocas semanas la experiencia les hace matizar el discurso, replantearse la discutible eficacia de impedir las clases y la necesidad de organizar servicios de orden para controlar a los muy minoritarios grupos violentos que con sus provocaciones los aislar¨ªan. ?Los piquetes sindicales acaso regalan flores a los empleados que persisten en trabajar cuando se ha convocado una huelga? ?Las manifestaciones estudiantiles de los a?os sesenta y setenta fueron siempre pac¨ªficas? En las c¨²pulas universitarias encontrar¨¢n bastantes distinguidos profesores que manipularon c¨®cteles molotov.
La polic¨ªa tuvo una reacci¨®n desproporcionada y con efectos contrarios a los que te¨®ricamente se quer¨ªan: mantener el orden p¨²blico. Por cierto, antes dec¨ªamos que casi siempre este orden serv¨ªa para mantener el "desorden establecido" (seg¨²n la afortunada f¨®rmula del cristiano Mounier). No tengo ni idea de si esta reacci¨®n brutal fue producto del miedo y de la inexperiencia o fue una expresi¨®n del conflicto interno que se intuye que puede existir en el departamento y el Gobierno. Si es lo primero hay que sancionar los comportamientos m¨¢s graves y gratuitos y asumir la experiencia para otras veces. Si es lo segundo, exigir que estas diferencias salgan a la luz y se debatan democr¨¢ticamente. No me da la gana participar en ninguna ceremonia destinada a sacrificar chivos expiatorios. S¨ª que me permito una cuesti¨®n a IC: es aceptable que un partido como IC si est¨¢ en el Gobierno asuma la responsabilidad de Interior aunque le plantee problemas en la medida que quiera mantener la vieja consigna del PSUC "partido de lucha y de gobierno". Es imprudente anunciar que se demostrar¨¢ que hay una pol¨ªtica de seguridad alternativa, de izquierda "de deb¨°", pues en este tema primero hay que asegurarse que la cosa no empeore, despu¨¦s tomar bien las riendas y, por ¨²ltimo, introducir cambios homeop¨¢ticos. Y sobre todo el consejero de la polic¨ªa, necesariamente un cargo fusible, no puede recaer en el l¨ªder del partido puesto que no s¨®lo el puesto es muy vulnerable a la cr¨ªtica sino que ¨¦sta ser¨¢ utilizada para debilitar al partido. Un incidente como ahora se convierte en crisis pol¨ªtica. Y entonces solo le quedar¨¢ rezar: Dios m¨ªo, prot¨¦geme de mis amigos que de mis enemigos ya me encargo yo.
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