Los dirigentes de la Liga ?rabe defienden al presidente de Sud¨¢n
Al Bashir desaf¨ªa en Doha la orden de detenci¨®n de la Corte Penal Internacional
Los dirigentes ¨¢rabes han vuelto a dar en Doha un espect¨¢culo de desuni¨®n y desconexi¨®n con la realidad. Reunidos ayer en su vig¨¦simo primera conferencia, bautizada de la reconciliaci¨®n, s¨®lo se han mostrado de acuerdo en defender al presidente sudan¨¦s, Omar al Bashir, frente a la orden de detenci¨®n de la Corte Penal Internacional (CPI). Ni sobre la situaci¨®n sangrante de Gaza, ni sobre la competencia que les plantea Ir¨¢n en la regi¨®n, han sido capaces de alcanzar acuerdos de sustancia.
Al Bashir se hizo con todo el protagonismo de la cumbre, a la que llega despu¨¦s de haber visitado Eritrea, Egipto y Libia en claro desaf¨ªo a la decisi¨®n de la CPI, que le acusa de cr¨ªmenes contra la humanidad en Darfur. Como era de esperar, el dictador sudan¨¦s, que dio un golpe de estado en 1989, pidi¨® a sus colegas que rechacen la orden. Lo que result¨® m¨¢s sorprendente es que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aceptara la invitaci¨®n a esa cita.
En una maniobra que tal vez buscaba las simpat¨ªas ¨¢rabes, Al Bashir acus¨® a Israel de respaldar a los rebeldes de Darfur. No hac¨ªa falta. Bachar el Asad, que hered¨® el Gobierno sirio de su padre en el a?o 2000, abri¨® la ronda de apoyos asegurando que "lo que est¨¢ ocurriendo en Sud¨¢n es otro cap¨ªtulo en el esfuerzo por debilitar a los ¨¢rabes". Los 22 miembros de la Liga salieron en defensa del presidente sudan¨¦s.
Fue el ¨²nico punto de acuerdo de esta cumbre, abocada al fracaso por la ausencia de cinco de sus l¨ªderes, entre ellos Hosni Mubarak. El aut¨®crata egipcio, presidente desde 1981, se halla enfrentado con el emir de Qatar, jeque Hamad bin Jalifa al Thani, por el apoyo que ¨¦ste ha ofrecido a Ham¨¢s a ra¨ªz de la reciente ofensiva israel¨ª de Gaza. Mubarak y el rey Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª tambi¨¦n critican los lazos de Siria y Qatar con Ir¨¢n, cuya creciente influencia regional evidencia la divisi¨®n de los dirigentes ¨¢rabes.
Ni siquiera el portazo de Muammar el Gaddafi se sali¨® del gui¨®n. El dictador libio interrumpi¨® la sesi¨®n inaugural para ensa?arse con el monarca saud¨ª, a quien calific¨® de "producto brit¨¢nico y aliado estadounidense". Cuando el anfitri¨®n, el emir Hamad, trat¨® de tranquilizarle, opt¨® por irse a visitar el reci¨¦n inaugurado museo isl¨¢mico de Doha. Pero hasta esa salida de tono empieza a resultar previsible.
La enemistad de Gaddafi con Abdal¨¢ se remonta a la cumbre de 2003, en v¨ªsperas de la invasi¨®n de Irak. Desde entonces, el exc¨¦ntrico libio, que lleva 40 a?os en el poder y ayer record¨® su condici¨®n de "decano de los gobernantes ¨¢rabes", ha montado el numerito.
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