Caen los precios
El riesgo de una deflaci¨®n no es despreciable, pero todav¨ªa es poco significativo
El ¨ªndice de precios de consumo armonizado (IPCA) correspondiente al mes de marzo muestra por primera vez en mucho tiempo una tasa de variaci¨®n negativa del 0,1%. Exactamente desde hace 47 a?os, si el IPC (el indicador comparable) confirma la cifra conocida ayer. La ca¨ªda de los precios, atribuida al hundimiento de los precios del petr¨®leo, que ha pasado en apenas un a?o de 102 d¨®lares el barril a 47 d¨®lares, ha desatado de nuevo los temores de que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ a punto de precipitarse en una deflaci¨®n grave que podr¨ªa complicar m¨¢s la anhelada recuperaci¨®n econ¨®mica. La deflaci¨®n, dicen los economistas que, como Ben Bernanke, est¨¢n gestionando esta crisis financiera y la recesi¨®n asociada, es la peor de las desgracias que puede acaecer a una econom¨ªa.
Pero en Espa?a el riesgo de deflaci¨®n, sin ser despreciable en t¨¦rminos estad¨ªsticos, no es a estas alturas preocupante. El IPCA de marzo y las ca¨ªdas de precios que han hecho bajar la inflaci¨®n espa?ola por debajo de la media comunitaria, no se deben a una deflaci¨®n en sentido estricto sino a un efecto estad¨ªstico f¨¢cilmente demostrable. El precio del crudo ha ca¨ªdo tanto y los precios de los alimentos, que sufrieron aumentos espectaculares durante ejercicios anteriores, se est¨¢n reduciendo a tal velocidad que arrastran en su ca¨ªda una parte importante del IPC y, por lo tanto, hunden la inflaci¨®n general. Es decir, ahora est¨¢n cayendo en picado los precios que antes subieron con exceso.
Pero la deflaci¨®n es otra cosa. Consiste en ca¨ªdas prolongadas y agudas de los precios que van m¨¢s all¨¢ de los efectos estad¨ªsticos y enra¨ªzan en los agentes econ¨®micos una expectativa de ca¨ªda continua de los precios. Como tal, este fen¨®meno no existe en Espa?a y probablemente tampoco en ninguna de las econom¨ªas avanzadas de la OCDE, excepto en sectores concretos. Por ejemplo, aparece en Espa?a en el mercado inmobiliario y ¨¦sa es una de las razones por las cuales no se avizora una reactivaci¨®n del mercado de la vivienda en el periodo de uno o dos a?os. Pero m¨¢s all¨¢ del ladrillo, no se aprecian signos deflacionistas. De hecho, no son pocos los analistas que entienden que el precio del petr¨®leo en los mercados internacionales es hoy demasiado alto en relaci¨®n con la profunda fase recesiva de las econom¨ªas; y que, en consecuencia, pronto volver¨¢ a actuar como un eficaz motor inflacionista.
Por tanto, no hay expectativas racionales de deflaci¨®n que puedan utilizarse para tomar decisiones econ¨®micas a medio plazo; apenas puede servir m¨¢s que como pretexto para que los empresarios persigan una congelaci¨®n salarial. Pero la ca¨ªda de los precios s¨ª es una advertencia estruendosa sobre la extrema complejidad que est¨¢ detr¨¢s de la mala situaci¨®n de la econom¨ªa mundial. Confluyen en ella una ins¨®lita crisis financiera originada en una descomunal depreciaci¨®n de activos con una recesi¨®n causada por esa misma crisis -pero no s¨®lo por ella- y un descenso tambi¨¦n ins¨®lito de los precios de algunas materias primas.
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