El dem¨®crata que juzg¨® a la Junta
Los mayores errores de su presidencia fueron econ¨®micos
Ra¨²l Alfons¨ªn fue el presidente que sent¨® en el banquillo a los 15 jefes militares que protagonizaron la dictadura argentina, acusados de 30.000 asesinatos y desapariciones, y que logr¨® que fueran condenados a cadena perpetua. S¨®lo por eso, por ayudar a un pa¨ªs a recuperar su dignidad colectiva, merecer¨ªa pasar a la historia. Pero adem¨¢s Alfons¨ªn fue un dem¨®crata convencido, un hombre que buscaba el di¨¢logo y el consenso, algo infrecuente en Argentina y en la regi¨®n, y que cre¨ªa en el proceso de integraci¨®n latinoamericana, que impuls¨® con fuerza.
Por ¨²ltimo, pero no menos importante, Alfons¨ªn es el ¨²nico presidente de la democracia argentina que no ha tenido que v¨¦rselas en los tribunales por acusaciones de corrupci¨®n. Nadie ha puesto jam¨¢s en duda su honradez.
"Le vot¨¦, luego le critiqu¨¦ y ahora me arrepiento", dice un oyente en una radio
Tres hechos definen la personalidad y trayectoria de este abogado y pol¨ªtico de la Uni¨®n C¨ªvica Radical, que gan¨® las elecciones en 1983 y tuvo que hacerse cargo de un pa¨ªs arrasado econ¨®mica y moralmente. Reci¨¦n asumido el cargo de presidente -tras las primeras elecciones celebradas desde la muerte de Juan Domingo Per¨®n, en 1974, y tras casi ocho a?os de dictadura-, Alfons¨ªn puso en marcha una Comisi¨®n Nacional sobre la Desaparici¨®n de Personas, presidida por el escritor Ernesto S¨¢bato, que elabor¨® el informe Nunca M¨¢s.
Gracias a aquel trabajo, el presidente de Argentina, en un hecho in¨¦dito no s¨®lo en Am¨¦rica Latina, sino tambi¨¦n en el resto del mundo, acus¨® formalmente a 15 altos mandos de las Fuerzas Armadas por los cr¨ªmenes cometidos. Era la primera vez que los responsables de un golpe militar no se iban a sus casas, a disfrutar de sus pensiones y rapi?as.
La operaci¨®n de limpieza en las Fuerzas Armadas no pudo proseguir en otros niveles porque, sometido a una intensa presi¨®n y a dos rebeliones (los carapintadas), Alfons¨ªn se vio obligado a dictar la muy criticada Ley de Punto Final y de Obediencia Debida, que dej¨® en la calle a decenas de oficiales de menor rango, igualmente asesinos.
Sus mayores errores, sin embargo, se produjeron en el ¨¢rea econ¨®mica, donde no supo hacer frente a una dura crisis, que se sum¨® al lastimoso estado de la industria que hab¨ªa heredado de la dictadura. Agobiado por una espiral de hiperinflaci¨®n, por el permanente acoso de los peronistas y de los sindicatos, que sacaron a la calle a los ciudadanos y le organizaron ocho huelgas generales (cuando no hab¨ªan convocado ninguna durante la dictadura), Alfons¨ªn entreg¨® el poder, cinco meses antes de acabar su mandato, al peronista Carlos Menem. Por primera vez, Argentina era escenario de un traspaso democr¨¢tico y legal del poder.
"Le vot¨¦, luego le critiqu¨¦ y ahora me arrepiento". La frase, de una de muchas personas que llamaron a las radios argentinas para expresar su homenaje a Alfons¨ªn, refleja bien el sentir, ayer, de muchos ciudadanos. Pese a todos los errores, el ex presidente es en la memoria de los argentinos el s¨ªmbolo de la democracia y la honestidad pol¨ªtica. "No se ha resaltado que Ra¨²l Alfons¨ªn, el pol¨ªtico m¨¢s importante de la democracia argentina, fue un hombre de consenso, que estimaba por encima de todo la defensa de la democracia y el di¨¢logo", explica Joaqu¨ªn Morales Sola, uno de los comentaristas pol¨ªticos m¨¢s famosos y apreciados del pa¨ªs. Morales recuerda la frase de Alfons¨ªn, "la pol¨ªtica, cuando no es di¨¢logo, termina siendo violencia" como definitoria de su personalidad. "Su muerte", asegura Morales Sol¨¢, "quiz¨¢s sirva para recordar que una sociedad no puede vivir en la crispaci¨®n y el enfrentamiento, como sucede ahora".
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