Ra¨²l Alfons¨ªn, la audacia y la honradez
Las fuerzas armadas exig¨ªan impunidad: quer¨ªan la protecci¨®n de Ra¨²l Alfons¨ªn para los militares que -entre 1976 y 1983- hab¨ªan sido protagonistas del m¨¢s imp¨ªo terrorismo de Estado. No les parec¨ªa una exigencia desorbitada; a fin de cuentas, despu¨¦s de cada dictadura, Iberoam¨¦rica siempre tuvo leyes de olvido.
Alfons¨ªn se neg¨® a imponer la amnesia e hizo que los antiguos dictadores rindiesen cuentas ante la justicia. El general Jorge Rafael Videla y el almirante Emilio Massera fueron condenados a reclusi¨®n perpetua.
Resulta casi ocioso recordarlo: es por aquellos juicios que tuvo mayor nombrad¨ªa, fuera de su pa¨ªs, el hombre que acaba de morir en Buenos Aires.
Sin embargo, Alfons¨ªn no fue solamente el osado y recto civil que enjuici¨® a las Juntas. Fue, tambi¨¦n, el autor del ¨²ltimo gran plan de desarrollo que tuvo Argentina. ?l sab¨ªa que, sin econom¨ªas de gran escala, era imposible expandir la ciencia, modernizar los modos de producci¨®n y rellenar, as¨ª, la "brecha tecnol¨®gica". Fue por eso que -adem¨¢s de sentar, con el brasile?o Jos¨¦ Sarney, las bases de Mercosur- imagin¨® una Comunidad Econ¨®mica Latinoamericana.
Hizo que los antiguos dictadores rindiesen cuentas ante la justicia
En 1985, encomend¨® a Saburo Okita -art¨ªfice del "milagro japon¨¦s"- un Estudio sobre el desarrollo econ¨®mico de la Rep¨²blica Argentina. ?l supon¨ªa que las recomendaciones de Okita (presentadas en 1987) servir¨ªan de cimiento a un edificio latinoamericano, caracterizado por la divisi¨®n del trabajo y la cooperaci¨®n.
Para impulsar semejante proyecto desde Argentina hac¨ªa falta, fronteras adentro, suscitar una revoluci¨®n pac¨ªfica, que no pod¨ªa lograrse sin "convergencia democr¨¢tica" y continuidad.
Se ilusion¨®, Alfons¨ªn, con una reforma constitucional que alumbrara la Segunda Rep¨²blica. La deseaba parlamentaria porque aspiraba a forzar el pluralismo y los acuerdos, cerrando las puertas a futuros caudillismos y tentaciones hegem¨®nicas. Cre¨ªa que la democracia no pod¨ªa ser dictadura de las mayor¨ªas, y lo sosten¨ªa aun cuando las mayor¨ªas estaban de su lado.
Mientras procuraba la reforma pol¨ªtica, emprendi¨® las m¨¢s audaces y (para muchos) desconcertantes reformas econ¨®micas.
?l no se adher¨ªa a dogmas. No era estatista ni privatista.
Privatiz¨® industrias y servicios que demostraron ser m¨¢s ¨²tiles en manos de particulares. En cambio, no se desprendi¨® de las empresas p¨²blicas que pod¨ªan catalizar el desarrollo; ni las mantuvo como est¨¦riles monopolios estatales. Quiso tener al capital privado, no como due?o de esas empresas, sino como socio estrat¨¦gico. As¨ª, en el caso del petr¨®leo, mantuvo la YPF estatal, pero hizo que la empresa otorgara permisos de exploraci¨®n por 1.300.000 kil¨®metros cuadrados y formara joint ventures para explotar reservas comprobadas. Como resultado, Argentina -que en 1983 importaba crudo- logr¨® su autoabastecimiento.
"Imaginaci¨®n y coraje", pidi¨® Alfons¨ªn en 1986, cuando propuso trasladar la capital a Viedma, 960 kil¨®metros al sur de Buenos Aires. Pretend¨ªa desconcentrar la econom¨ªa argentina, separando el centro pol¨ªtico del financiero y promoviendo las econom¨ªas regionales.
Hubo en ¨¦l exceso de arrojo, en tiempos que ni siquiera dejaban cumplir con las rutinas de un gobernante poco ambicioso. La recesi¨®n del Primer Mundo era tan fuerte como la de hoy, en medio de una inflaci¨®n que bat¨ªa r¨¦cords. Latinoam¨¦rica, agobiada por la "crisis de la deuda" y la depreciaci¨®n de los commodities, atravesaba su "d¨¦cada perdida".
Alfons¨ªn resisti¨® el tsunami econ¨®mico, como resisti¨® las huelgas cr¨®nicas y los conatos de golpe militar. Dej¨® el poder despu¨¦s de 2.037 d¨ªas.
No pudo cumplir todos sus sue?os. No importa. Alcanz¨® a fijar los temas que (a¨²n hoy) forman la agenda argentina: seguridad jur¨ªdica, continuidad, limitaci¨®n del poder presidencial, di¨¢logo, asociaci¨®n del Estado y el sector privado, fomento de las ciencias, modernizaci¨®n de las econom¨ªas regionales y efectiva integraci¨®n latinoamericana.
Dej¨®, adem¨¢s, una lecci¨®n. Se lo le¨ªa hoy en los ojos de la muchedumbre que lo acompa?¨® a su ¨²ltima morada. Alfons¨ªn demostr¨® a millones de argentinos que se puede gobernar, al mismo tiempo, con audacia y con honradez.
Rodolfo Terragno fue ministro de Alfons¨ªn y presidente de la Uni¨®n C¨ªvica Radical.
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