Justicia en Per¨²
La condena de Fujimori es una victoria de la ley y un aviso a los autoritarismos latinoamericanos
Es dif¨ªcil exagerar la importancia de los 25 a?os de c¨¢rcel impuestos por los tribunales peruanos al ex presidente Alberto Fujimori. Se trata de la primera vez que un ex jefe del Estado elegido democr¨¢ticamente es condenado por la justicia de su pa¨ªs por delitos cometidos durante su mandato. Y, por tanto, de un serio aviso para los autoritarismos de diverso signo todav¨ªa vigentes en Latinoam¨¦rica. La sentencia anunciada esta semana se refiere a dos matanzas, 25 personas en total, perpetradas por un escuadr¨®n paramilitar en 1991 y 1992, cuya existencia hab¨ªa autorizado Fujimori, y a dos secuestros. El tribunal ha considerado un¨¢nimemente a Fujimori -en prisi¨®n desde que fuera extraditado por Chile, en 2007, cumpliendo seis a?os por abuso de poder- el autor indirecto de estos asesinatos.
El juicio televisado contra el aut¨®crata que presidi¨® Per¨² entre 1990 y 2000 ha durado 16 meses, y, seg¨²n opini¨®n coincidente de observadores internacionales destacados en Lima y de grupos pro derechos humanos, ha cumplido con los requisitos de un proceso justo e imparcial, del que los peruanos pueden estar satisfechos. Es l¨®gico que no se lo haya parecido a Fujimori, que ha apelado y acusado a los jueces de estar impulsados por el odio. Ni a su hija Keiko, aspirante a la presidencia en 2011 del pa¨ªs andino y que anuncia una respuesta contundente del fujimorismo; respuesta improbable cuando los sondeos de opini¨®n reflejan que m¨¢s del 70% de los peruanos considera culpable a Fujimori (quien adem¨¢s tiene pendientes otros tres procesos) de los delitos por los que se le ha condenado.
El ex mandatario peruano, sin embargo, fue muy popular durante los a?os que gobern¨® con una mano de hierro travestida de democracia, en los que importaban los fines y no los medios. Sus conciudadanos apreciaron en Fujimori, que gan¨® la presidencia a Mario Vargas Llosa, que evitase el colapso econ¨®mico y pusiera los cimientos de un crecimiento sostenido. Y que les librara de pesadillas como Sendero Luminoso, la guerrilla mao¨ªsta que sembr¨® el terror en Per¨². Le perdonaron pronto su autogolpe de 1992, cuando utiliz¨® al Ej¨¦rcito para cerrar un Congreso hostil y suspendi¨® la Constituci¨®n en nombre de la guerra contra la insurgencia. Como le perdonaron su connivencia con Vladimiro Montesinos, el jefe de su siniestro servicio de inteligencia y la mano que sobornaba a los adversarios pol¨ªticos, que cumple ahora 20 a?os de condena. Fujimori y Montesinos instauraron una cleptocracia que a juicio del tribunal saque¨® m¨¢s de 1.000 millones de euros del empobrecido pa¨ªs.
La decisi¨®n de los tribunales no s¨®lo marca un antes y un despu¨¦s en la lucha contra la impunidad. Supone adem¨¢s un evidente refuerzo para las precarias instituciones democr¨¢ticas de Per¨², pero tambi¨¦n del conjunto de Latinoam¨¦rica, tan propensa a excesos de algunos l¨ªderes pol¨ªticos que siguen creyendo poder manejar las leyes a su antojo.
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