Tres disparos, tres piratas muertos
Comandos de EE UU aprovecharon un descuido para liberar al capit¨¢n Phillips - Obama se declara "orgulloso" del rescate y promete luchar contra la pirater¨ªa
El secuestro del capit¨¢n Richard Phillips en aguas del oc¨¦ano ?ndico se solucion¨® el domingo con tres disparos, uno por pirata. Los tiradores de los Navy Seal, un cuerpo de ¨¦lite de la Armada de EE UU experto en acciones de comando, lograron su objetivo: liberar al capit¨¢n del Maersk Alabama, un portacontenedores atacado el mi¨¦rcoles, y del que los piratas huyeron, con Phillips como reh¨¦n, en una lancha del propio buque. Barack Obama hab¨ªa autorizado el uso de la fuerza en caso de que la vida de Phillips estuviera en peligro inmediato.
Desde la cubierta del destructor Bainbridge, los militares estadounidenses observaban los movimientos dentro de la lancha ocupada por los piratas somal¨ªes. Despu¨¦s de cinco d¨ªas de secuestro, los captores empezaban a dar s¨ªntomas de nerviosismo y comportamiento err¨¢tico: dispararon varias r¨¢fagas contra el destructor.
Al Shabab responde e intenta derribar el avi¨®n de un pol¨ªtico estadounidense
A las siete de la tarde, cuando era de noche en el ?ndico, los tiradores que vigilaban la lancha ayudados de mirillas de visi¨®n nocturna descubrieron a uno de los piratas enca?onando con un Kal¨¢shnikov al capit¨¢n Phillips. Fue, adem¨¢s de un momento de peligro inminente, uno de mucha suerte: los otros dos captores asomaron la cabeza por una de las ventanillas traseras mientras que a trav¨¦s de una claraboya divisaban al que apuntaba a Phillips. Los tiradores de la Armada no dudaron, dispararon a la vez.
Un comando de los Seal se desliz¨® en seguida por la borda utilizando cuerdas y abord¨® el barco. Cada segundo era vital. No ten¨ªan certeza de si los tres piratas estaban muertos o de si quedaba alguno malherido con capacidad de tomar represalias. Una vez en el barco, comprobaron que los tres secuestradores estaban muertos y el capit¨¢n vivo. En pocos segundos, hab¨ªan puesto final al ¨²nico caso de pirater¨ªa vivido por Estados Unidos en casi dos siglos.
El cuarto pirata salv¨® la vida porque hab¨ªa acudido poco antes al destructor a negociar. Para ello, utiliz¨® una peque?a embarcaci¨®n hinchable que los marineros usaban para proveer de agua y alimentos a los secuestradores y a su reh¨¦n. Algunos oficiales del Ej¨¦rcito han revelado que se entreg¨®, extremo no confirmado por el Pent¨¢gono. Ahora se enfrenta a la justicia de EE UU.
Phillips, de 53 a?os, que se ofreci¨® como reh¨¦n a los hombres que atacaron el Maersk Alabama, rechaz¨® ayer el calificativo de h¨¦roe con el que ha sido bautizado en EE UU. "Los h¨¦roes de verdad son los que me devuelven a casa, la Armada y los Seal", dijo al llegar al Bainbridge, seg¨²n fuentes de Maersk Line, la empresa propietaria del barco portacontenedores que comandaba. Desde el destructor pudo conversar con su esposa y sus dos hijos, que viven en el Estado de Vermont.
Mientras que en EE UU se celebr¨® la liberaci¨®n del capit¨¢n como una victoria y la tripulaci¨®n del Maersk Alabama ped¨ªa a Obama mano dura contra la pirater¨ªa, en Somalia se promet¨ªa venganza contra intereses estadounidenses y franceses. El viernes, comandos franceses liberaron a cuatro nacionales secuestrados en un yate y mataron a tres piratas. Otro reh¨¦n falleci¨® en el tiroteo.
La primera respuesta somal¨ª lleg¨® ayer en un ataque con granadas de mortero contra el aeropuerto de Mogadiscio, cuando se dispon¨ªa a despegar el avi¨®n en el que viajaba el congresista estadounidense Donald Payne, quien sali¨® ileso. Al menos una de las granadas cay¨® dentro del per¨ªmetro aeroportuario. El pol¨ªtico se acababa de entrevistar con el presidente somal¨ª, jeque Sharif Sheikh Ahmed, un islamista moderado con el que EE UU y la Uni¨®n Europea tratan de trabajar.
El ataque fue reivindicado por la milicia Al Shabab (Juventud), de la facci¨®n m¨¢s extremista de la antigua Uni¨®n de Cortes Isl¨¢micas, que domina el sur del pa¨ªs y la mitad de la capital. La CIA asegura que Al Shabab tiene v¨ªnculos con Al Qaeda.
El presidente Obama, en una breve declaraci¨®n, se mostr¨® ayer orgulloso por el rescate de Phillips y se declar¨® "decidido a poner fin a la amenaza de la pirater¨ªa". El debate, no s¨®lo en EE UU (en la zona hay barcos de guerra de la OTAN, Rusia, China e India), es c¨®mo hacerlo. Mientras que se negociaba desde el Bainbridge con los piratas, que exig¨ªan 1,5 millones de euros por su reh¨¦n, otros dos nav¨ªos llegaron a las inmediaciones del bote. El Boxer, un buque anfibio de asalto de 250 metros de eslora y 2.000 marinos de tripulaci¨®n, y el Halyburton, una fragata que transporta misiles guiados. Ambos estaban listos para actuar. Pese a todo ese moderno material frente a cuatro piratas armados con Kal¨¢shnikov y lanzagranadas, el secuestro se resolvi¨® con tres ¨²nicos disparos.
El Maersk Alabama atrac¨® este fin de semana al puerto de Mombasa (Kenia), su destino original. A bordo, 19 tripulantes que alabaron la actitud de su capit¨¢n durante el ataque del mi¨¦rcoles, y un cargamento de ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos de la ONU para pa¨ªses que, como Somalia, han sido destruidos por la guerra y el odio.
"Temprana victoria militar"
El rescate del capit¨¢n Richard Phillips le ha dado a Barack Obama un inesperado ¨¦xito en casa y en el extranjero. Fue informado de la marcha del secuestro y autoriz¨® el uso de la fuerza. El Gobierno que ha impulsado el di¨¢logo como forma de resolver los conflictos demostr¨® que tambi¨¦n puede actuar con dureza cuando la situaci¨®n lo requiere.
El diario The Washington Post que calific¨® el operativo de "temprana victoria militar para Obama", se pregunt¨® si la t¨¢ctica de choque es v¨¢lida para enfrentarse al problema de la pirater¨ªa.
Obama prometi¨® medidas contundentes. "Quiero dejar claro que vamos a detener el aumento de la pirater¨ªa en esa regi¨®n y que, para ello, vamos a seguir trabajando con nuestros aliados", dijo ayer el presidente de EE UU. "Debemos estar preparados para enfrentarnos a ellos cuando vuelvan a atacar y tenemos que asegurarnos que aquellos que cometen actos de pirater¨ªa rinden cuentas ante la justicia".
Por su parte, el ministro de Exteriores keniano, Moses Wetangula, asegur¨® ayer en Nairobi que "no cabe la opci¨®n de negociar con piratas. Debemos luchar contra esa gente. La pirater¨ªa debe terminar. Debemos unir fuerzas con otros pa¨ªses para acabar, de una vez para siempre, con el problema". Sin embargo, Wetangula reconoci¨® que la pirater¨ªa somal¨ª es "la expresi¨®n de un problema mucho m¨¢s grave y m¨¢s amplio: la falta de un Gobierno estable en Somalia desde 1991", cuando fue derrocado Siad Barre y surgieron decenas de se?ores de la guerra y milicias integristas isl¨¢micas, que se han repartido el territorio.
Kenia y Etiop¨ªa son de los pa¨ªses m¨¢s afectados por la inestabilidad en Mogadiscio. Ambos tienen amplias zonas habitadas por somal¨ªes que son reclamadas por los m¨¢s nacionalistas como parte de la Gran Somalia. Ni Kenia ni Etiop¨ªa quieren islamistas radicales en el poder en el pa¨ªs vecino.
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