Pacientes violentos

Un primer estudio riguroso realizado por seis m¨¦dicos espa?oles llega a la conclusi¨®n de que el 11% de los trabajadores sanitarios ha sufrido una agresi¨®n f¨ªsica alguna vez por parte de los pacientes y que el 64% ha sido v¨ªctima de amenazas, intimidaci¨®n e insultos. Los datos refuerzan as¨ª las reivindicaciones de m¨¦dicos y enfermeras, que reclaman m¨¢s sistemas de seguridad en los centros sanitarios y ser considerados como autoridad cuando est¨¢n desarrollando sus funciones, de modo que dichas agresiones sean consideradas de mayor gravedad.

Es urgente afrontar este problema que, seg¨²n an¨¢lisis realizados en otros pa¨ªses, va en aumento. Agredir a los trabajadores sanitarios es una actitud intolerable que debe ser perseguida y penalizada. Pero la soluci¨®n no pasa por meras medidas represivas contra ciudadanos que en su mayor¨ªa no son violentos fuera de la consulta o del hospital ni por exigir al paciente un respeto y un sometimiento impropios de nuestros tiempos.

El propio estudio, publicado recientemente en el International Journal of Occupational and Environmental Health, aporta algunas claves sobre la ra¨ªz del problema. En los peque?os hospitales no hay tantos insultos y amenazas como en los grandes, y en los primeros el porcentaje de agresiones f¨ªsicas es incluso la mitad del que se sufre en los grandes. All¨ª donde los profesionales disponen de m¨¢s tiempo y recursos, la relaci¨®n entre los sanitarios y los pacientes es mucho mejor, concluye el propio informe.

Por desgracia, muchos ciudadanos conocen el maltrato al que se les somete sistem¨¢ticamente en los hospitales y los centros de salud cuando acuden en dif¨ªciles circunstancias, aquejados por una dolencia que les preocupa. Los tiempos de espera son interminables y end¨¦micos. Dormir en el pasillo sin intimidad es demasiado habitual. Lograr los informes sobre uno mismo o informaci¨®n detallada y comprensible es a veces tarea tit¨¢nica.

Ni las enfermeras, principales sujetos de las agresiones, ni los m¨¦dicos son responsables de una situaci¨®n que enerva a miles de ciudadanos cada d¨ªa. Las administraciones sanitarias, dependientes de los Gobiernos aut¨®nomos, deben atajar el problema y devolver a trabajadores y pacientes la dignidad y el trato que merecen para desarrollar su labor los primeros, y para utilizar los segundos un servicio que sufragan con sus impuestos.