La alta participaci¨®n augura un gran triunfo del partido de Mandela
La fidelidad al ANC, liderado por Jacob Zuma, clave en los comicios en Sur¨¢frica
No cesan. Ni el entusiasmo con el que los surafricanos participan en masa en los comicios (el de ayer fue el cuarto), ni la fidelidad de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n negra al Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en ingl¨¦s), que lleva gobernando desde el inicio de la transici¨®n democr¨¢tica, en 1994. Una participaci¨®n masiva era lo deseado por el ANC para renovar la mayor¨ªa de dos tercios obtenida en 2004 y para mostrar el apoyo de los votantes al candidato m¨¢s pol¨¦mico de la historia del partido, Jacob Zuma. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta previa a las elecciones de ayer, el ANC ten¨ªa el 67% de la intenci¨®n de voto.
Una hora antes del cierre de los colegios, la Comisi¨®n Independiente Electoral, prorrog¨® el horario de votaci¨®n ante la existencia de largas colas y problemas de falta de papeletas en varios colegios.
"La ¨²nica diferencia entre ¨¦l y yo es que ¨¦l es el centro de atenci¨®n". Mpho, estudiante de derecho de 19 a?os, expresa as¨ª el sentir de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n negra y que explica la popularidad del presidente del ANC. Zuma, de origen humilde, un hist¨®rico en la lucha contra el apartheid, y encarcelado por ello, se presenta ante los surafricanos como un igual que los puede entender. Un perfil muy diferente del ofrecido por Thabo Mbeki (defenestrado por los partidarios de Zuma), un intelectual cuya vida de exiliado en Oxford fue dise?ada para llegar a ser presidente mientras que otros, como Zuma, se jugaban la vida en la lucha contra el apartheid.
"Creo que Zuma va a ser un buen l¨ªder, si no ha sido acusado por los casos de corrupci¨®n, es que es inocente", dice Mpho, coreada por su compa?era Zanele: "Va a hacer mucho por los pobres y por la educaci¨®n, porque ¨¦l ha sido pobre y no tuvo acceso a la ense?anza". Han votado en un barrio cercano a la Universidad de Ciudad del Cabo. El sentimiento no es diferente en los guetos. "Llevo en paro cuatro a?os. Pero este a?o tendr¨¦ trabajo, porque Zuma llega a la presidencia", dice John Wenzu, de 44 a?os, residente en Gugulethu, uno de los asentamientos m¨¢s antiguos para la poblaci¨®n negra de la ciudad. "Lo de la corrupci¨®n, es falso. Corrupci¨®n es la que hab¨ªa antes, con Mbeki, ahora cambiar¨¢", a?ade. Noncepa, administrativa de 20 a?os, interrumpe: "No me siento bien con lo de la corrupci¨®n, pero voto por el ANC para honrar el sacrificio de gente como Mandela. El ANC est¨¢ en mi sangre, en la de mis padres, me da igual qui¨¦n sea el l¨ªder".
En el barrio de Milnerton, de clase media, una pareja, Jackson y Penny, de 41 y 34 a?os respectivamente, se expresan de forma similar e inciden en un mensaje al que el propio Zuma se ha aferrado para acallar a aquellos que temen que se convierta en un autoritario populista: "El ANC es un colectivo, no un individuo".
Tambi¨¦n hay cr¨ªticos entre la poblaci¨®n negra, pero su presencia es escasa. Fikile Mbambi, de 36 a?os, conduc¨ªa ayer un coche del principal partido de la oposici¨®n, la Alianza Democr¨¢tica (DA). Asegura que el ANC es una formaci¨®n corrupta: "Prometieron muchas cosas pero todas ellas fueron a parar a sus amigos" y defiende a su candidata, la alcaldesa Helen Zille.
Nyameko Machaba, conductor de 57 a?os, es uno de los pocos votantes del Congress of the People (COPE), escisi¨®n del ANC integrada por ex ministros de Mbeki que dejaron el partido de Mandela por discrepancias con Zuma. "Tenemos que cambiar la corrupci¨®n, el crimen, la educaci¨®n, todav¨ªa muy pobre". Las encuestas otorgan a DA y COPE el 13% y 11% de los votos en el pa¨ªs.
Entre los m¨¢s reticentes a una presidencia de Jacob Zuma se encuentran las clases medias, blancas y coloureds (razas mixtas). En el barrio coloured de Mitchell's Plain, June Hendricks, de 53 a?os, explica un sentimiento muy generalizado en el vecindario, "con los blancos no ¨¦ramos suficientemente blancos, con los negros no somos suficientemente negros. El ANC est¨¢ practicando con nosotros un apartheid a la inversa". Para la familia de Carl y Anne, en el suburbio de Rondebosch, con dos ni?os peque?os rubios y de ojos azules, la preocupaci¨®n es que Zuma "se convierta en otro de los hombres fuertes a los que ?frica, por desgracia, nos ha acostumbrado. No necesitamos un gran l¨ªder populista".
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