?Te gustar¨ªa borrar los malos recuerdos?
Utilizar f¨¢rmacos 'amn¨¦sicos' para eliminar los recuerdos parece posible por primera vez - Una mol¨¦cula ha demostrado en ratones que es capaz de hacerles olvidar todo: desde experiencias placenteras hasta las desagradables
Tal vez no se pueda cambiar el pasado, pero ?por qu¨¦ no negarlo? Todo el mundo lo ha intentado. Los emperadores chinos destruyendo la arquitectura de la anterior dinast¨ªa, Newton tachando todas las referencias a Hooke de sus propios libros, los ganadores escribiendo los libros de historia. Utilizar f¨¢rmacos amn¨¦sicos para borrar los recuerdos traum¨¢ticos no es una idea nueva, pero nunca hasta ahora hubo una mol¨¦cula como ZIP.
ZIP es un inhibidor de una enzima (catalizador biol¨®gico) cerebral llamada PKM zeta. En las pruebas con ratones, una sola dosis de ZIP se ha mostrado capaz de eliminar por completo el recuerdo concreto que el animal haya reactivado en ese momento. Puede tratarse de una habilidad motora placentera, una asociaci¨®n emocional desagradable o un conocimiento espacial sin mayores implicaciones emocionales. El ZIP se la borra.
?Qu¨¦ es mejor, borrar lo que uno ha hecho o lo que piensan los dem¨¢s? La memoria es inestable, maleable y muy manipulable
La mayor¨ªa de la gente eliminar¨ªa el dolor del presente, no de su pasado Un da?o cerebral puede acabar con la capacidad de guardar datos
Los ¨²ltimos trabajos se acaban de publicar (Science 323: 1492 (2009); Learn Mem 29:122 (2009); Phil. Trans. R. Soc. B 364, 1255 (2009)), aunque arrancan de una larga colaboraci¨®n entre los investigadores de la memoria Todd Sacktor, de la State University de Nueva York, en Brooklyn, y Yadin Dudai, del Instituto Weizmann de Rehovot, Israel. Los cient¨ªficos creen que el mecanismo es id¨¦ntico en el ser humano.
?Qu¨¦ borrar¨ªa usted de su memoria? Tal vez un hecho repulsivo y traum¨¢tico, como una violaci¨®n; quiz¨¢ una asociaci¨®n inconveniente, como una adicci¨®n. Pero entonces, ?por qu¨¦ no cortar por lo sano y borrar todo recuerdo desagradable? Los castigos que sufri¨® de peque?o. Los golpes, los reveses, las decepciones. Los delitos, si es usted un delincuente, y las condenas subsiguientes. O tal vez ser¨ªa mejor usar el ZIP para borrar los recuerdos de los dem¨¢s, los del censor irritante y el testigo inoportuno.
"Las memorias maduran con el tiempo como los ¨®rganos", afirma Yadin Dudai. Ese proceso se llama consolidaci¨®n de la traza, y hasta hace poco se ha visto como un fen¨®meno irreversible. Una vez consolidados, los recuerdos se consideraban estables y muy resistentes a los ataques de todo tipo.
Pero el dogma ha ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os bajo el peso de la evidencia. "El punto mayoritario en el campo ahora mismo", dice Dudai, "es que los recuerdos archivados se hacen vulnerables a una variedad de agentes amn¨¦sicos al menos en dos momentos muy definidos: inmediatamente despu¨¦s de codificarlos en la memoria a largo plazo, e inmediatamente despu¨¦s de descodificarlos para recuperarlos de ella". Si te atacan en un archivo, seguro que es a la entrada o a la salida.
ZIP es un agente altamente espec¨ªfico. Ataca s¨®lo a la memoria llamada "declarativa", por oposici¨®n a "impl¨ªcita". La memoria declarativa archiva hechos, datos que se pueden referir con una oraci¨®n declarativa. Es lo que solemos entender por memoria en el lenguaje com¨²n. La memoria impl¨ªcita, por el contrario, se refiere a procedimientos, habilidades, ritmos, emociones, y es por completo inmune al efecto borrador de ZIP.
The New York Times rese?¨® hace unos d¨ªas el trabajo de los cient¨ªficos de Brooklyn, y el experimento recibi¨® algunas cr¨ªticas curiosas. Los argumentos en contra aducen, por ejemplo, que las causas justas suelen basarse en el sufrimiento com¨²n de las personas que las abrazan; si la gente se hace borrar esas memorias del dolor, se acab¨® la causa. Otros prev¨¦n que el borrado se utilizar¨¢ para la corrupci¨®n, el lucro y la manipulaci¨®n sexual. ?Ser¨ªa esto posible?
Una mujer que vio a su hija morir de una enfermedad lenta y penosa se pregunta: "?Fue traum¨¢tico? Por supuesto que s¨ª. Me har¨ªa borrar esa memoria de mi cerebro? No, por nada del mundo". La mayor¨ªa de la gente evitar¨ªa el dolor en el presente, pero no necesariamente lo eliminar¨ªa de su pasado.
Las experiencias dolorosas son una parte esencial de la formaci¨®n y la biograf¨ªa de un individuo. ?Es una vida la misma tras eliminar su recuerdo? Sin ir m¨¢s lejos, ?c¨®mo recordar¨ªamos las experiencias agradables sin disponer de esa referencia? Y otra cosa: al borrar la cara de tu estafador, le das permiso para volver a estafarte. Sobre todo si ¨¦l tambi¨¦n ha tomado ZIP.
Pero el borrado de memorias es algo mucho m¨¢s habitual de lo que parece. El psiquiatra austriaco Eugen Bleuler en las primeras d¨¦cadas del siglo, se bas¨® tanto en sus pacientes amn¨¦sicos como en los experimentos de la ¨¦poca con animales de laboratorio, para proponer que la gravedad de la p¨¦rdida de memoria no depend¨ªa del lugar del da?o cerebral, sino del tama?o global del da?o. Es lo que despu¨¦s se llam¨®, algo pomposamente, "ley de masas" de la neurolog¨ªa: que la memoria no est¨¢ localizada en ning¨²n lugar concreto, sino distribuida por amplias zonas del c¨®rtex y otras regiones cerebrales.
En un tipo com¨²n de amnesia -la retr¨®gada-, el paciente olvida los hechos anteriores al da?o cerebral, es decir, unos datos que fueron archivados cuando el cerebro funcionaba bien. La causa de la amnesia, por tanto, no tiene relaci¨®n alguna con el sistema de almacenado (o codificaci¨®n) en la memoria, sino con el de recuperaci¨®n. El mismo al que atacar¨ªa ZIP, s¨®lo que estropeado en general, y no para un solo recuerdo.
En realidad, tanto en ¨¦ste como otros tipos de amnesia se interpretan actualmente como una aceleraci¨®n del mecanismo natural del olvido. Y el mecanismo natural del olvido ocurre en el mismo punto cr¨ªtico donde act¨²a ZIP: en el momento de la descodificaci¨®n, a la salida del archivo.
Todos hemos experimentado conscientemente esos momentos de descodificaci¨®n: son cuando tenemos algo "en la punta de la lengua". Son momentos de zozobra. Tenemos la garant¨ªa de que nuestro cerebro puede archivar ciertas informaciones durante d¨¦cadas. Pero no tenemos ninguna de poder retirarla del archivo en el instante preciso.
Que la carpeta se digne o no a salir del archivo depende mucho del contexto, incluido el entorno f¨ªsico. "?Pero ser¨¢ posible que no me acuerde del nombre de este t¨ªo?" es una situaci¨®n que suele darse fuera de contexto: dos vecinos que se encuentran en un museo, por ejemplo. Faltan pistas sensoriales, que son las que distinguen un recuerdo concreto de sus miles de competidores, todos hechos de elementos muy parecidos. Esas pistas son las "marcas de recuperaci¨®n" del recuerdo.
El neur¨®logo Endel Tulving, de la Universidad de Toronto, ha desarrollado estas ideas estudiando a un famoso paciente de amnesia anter¨®grada, que no recuerda las cosas que le pasan desde que sufri¨® el da?o cerebral en 1981, por un accidente de moto cuando ten¨ªa 30 a?os.
La memoria es inestable, maleable y mucho m¨¢s manipulable de lo que tranquilizar¨ªa pensar, y de lo que los cient¨ªficos cre¨ªan hasta hace pocos a?os. La l¨ªder reconocida en este campo es la psic¨®loga Elizabeth Loftus, de la Universidad de California en Irvine. Loftus se ha especializado en implantar falsas memorias en la gente: consigue de forma rutinaria que los estudiantes de sus experimentos recuerden que se perdieron de peque?os al ir de compras, fueron ingresados por una infecci¨®n de o¨ªdo, hicieron el rid¨ªculo en una boda familiar o presenciaron una posesi¨®n diab¨®lica. Y sin f¨¢rmacos.
La t¨¦cnica es siempre similar. Consiste en reclutar a los estudiantes con alguna excusa, tal vez un estudio sobre la memoria, aunque eso es lo de menos. A veces los psic¨®logos maniobran para enterarse, a trav¨¦s de los padres de los voluntarios, de un par de datos ciertos sobre su infancia, para luego mezclarlos con los datos falsos y ganar credibilidad. Pero Loftus ha mostrado que tampoco esto es necesario. Basta mezclar las falsedades con datos veros¨ªmiles v¨¢lidos para todo el mundo.
En general, durante una primera entrevista con los experimentadores, todos los estudiantes desmienten los falsos recuerdos, como es natural. Luego los psic¨®logos les muestran la mezcla de mentira y verdad, o de mentira y trivialidad, con cualquier triqui?uela. Y unos d¨ªas despu¨¦s les hacen una segunda entrevista. Un porcentaje asombroso, cercano al 30% en muchos experimentos, recuerda la historia falsa en la segunda entrevista. Seg¨²n Loftus, el secreto para implantar una falsa memoria en una persona es a?adirle marcas de tacto, sabor, olor y sonido, las pistas que identifican un recuerdo entre sus competidores.
Loftus tambi¨¦n ha analizado la fiabilidad de los testigos en casos judiciales, tanto en los tribunales de California como en situaciones experimentales. Sus datos muestran que la memoria de un testigo se puede distorsionar por el mero hecho de leer un peri¨®dico con fotos de un sospechoso.
El recuerdo de la noticia y el del hombre al que el testigo hab¨ªa visto se superponen en su mente como un objeto coherente y v¨ªvido, con todo el gist de lo real. Incluso la forma en que un testigo es interrogado puede afectar a su memoria de los hechos, seg¨²n los datos de la psic¨®loga norteamericana.
El saber ocupa lugar. Parece que recordar "Byron, B¨¦cquer y Baudelaire" deber¨ªa ser m¨¢s dif¨ªcil que recordar "casa, noche y piedra", pero ocurre todo lo contrario. "Poetas que empiezan por la misma letra" es un regalo que nos hace el encuestador para ayudarnos a archivar la lista. Los tres poetas, sin embargo, pierden enseguida esa ventaja si a continuaci¨®n se nos presentan Coleridge, Cocteau y Cernuda, luego Machado, Marlowe y Mallarm¨¦, despu¨¦s Hugo, Hughes y Hern¨¢ndez... Y no es mero cansancio, porque si de pronto aparecen Ch¨¦jov, Chandler y Chesterton, nuestra capacidad de retenci¨®n recupera todo su poder inicial.
En general, todo nuevo aprendizaje interfiere con la retenci¨®n de las viejas memorias (inhibici¨®n retroactiva). Y las cosas memorizadas en el pasado interfieren con la retenci¨®n del nuevo aprendizaje (inhibici¨®n proactiva). Ambos fen¨®menos son muy acusados: la capacidad de retenci¨®n de una lista de nombres, medida al repetir el ejercicio durante 10 d¨ªas sucesivos, puede llegar a caer del 80% en el d¨ªa uno hasta el 20% en el d¨ªa 10.
En el a?o 471 antes de Cristo, el poeta griego Sim¨®nides de Ceos estaba cenando con 30 o 40 personas en casa de un pr¨®cer ateniense cuando el edificio se vino abajo. Sim¨®nides logr¨® compilar de memoria una lista impecable de las 30 v¨ªctimas gracias a un truco: recordar d¨®nde estaba sentada cada una durante la cena. Invent¨® as¨ª la m¨¢s celebre estrategias nemot¨¦cnica: la ruta, o el paseo mental, que consiste en imaginar un trayecto que uno conozca muy bien y colocar cada palabra en uno de sus puntos m¨¢s llamativos.
Los rasgos asociados a los recuerdos se olvidan a muy distintas velocidades. Los auditivos son los m¨¢s ef¨ªmeros, y los visuales los m¨¢s robustos. Las personas con una memoria excepcional son una ilustraci¨®n inesperada de este fen¨®meno. Londres celebra todos los a?os un Campeonato Mundial de la Memoria, cuyos ganadores podr¨ªan perfectamente ganarse la vida en un circo sin ning¨²n problema. Eleanor Maguire, del University College de esa ciudad, aprovech¨® la circunstancia para analizar a diez de ellos y compararlos con los sujetos del mont¨®n.
Los ganadores del concurso no tienen una inteligencia excepcional, ni ninguna capacidad cognitiva extraordinaria, sea o no de tipo verbal. Pero, cuando los cient¨ªficos registraron el funcionamiento de su cerebro mientras estaban memorizando ristras de palabras, s¨ª pudieron ver una diferencia clara con los individuos control: se activaban tres zonas llamadas c¨®rtex parietal medial, c¨®rtex retrosplenial e hipocampo posterior derecho. Las tres tienen funciones esenciales en la memoria, pero no en la memoria verbal, sino en la espacial. El paseo mental de Sim¨®nides.
Los intr¨ªngulis del olvido
- Olvidar ayuda a orientarse en el tiempo, ya que los recuerdos m¨¢s viejos se debilitan y los nuevos se vuelven m¨¢s v¨ªvidos.
- Comportamientos que fueron correctos en el pasado quiz¨¢ hayan dejado de serlo. Por este motivo hay personas que olvidan muy poco y cuya vida diaria est¨¢ llena de confusiones.
- El ritmo al que olvidamos est¨¢ directamente relacionado con la cantidad aprendida.
- Repetirse una secuencia de memorieta (la lista de los adverbios) s¨®lo vale el d¨ªa del examen, pero repetir secuencias de movimientos (al aprender mecanograf¨ªa, piano, baile...) s¨ª es eficaz, ya que interioriza lo que se quiere aprender.
- Para recordar algo es m¨¢s duradero y eficaz recurrir a una imagen visual.
- Nos cuesta m¨¢s aprender s¨ªlabas sin sentido que palabras comunes. Tambi¨¦n las olvidamos antes.
E Los recuerdos epis¨®dicos est¨¢n unidos a un lugar y a un momento en el tiempo, mientras que uno no suele recordar cu¨¢ndo aprendi¨® un recuerdo sem¨¢ntico (como el nombre del actual Papa).
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