El viaje al fin de Alemania de C¨¦line visto por Castorf
El director presenta su versi¨®n teatral de 'Nord' en el Lliure
Nazis, colaboracionistas, gritos, el sonido estridente de las metralletas, una biblioteca por los suelos y un omnipresente vag¨®n de ferrocarril -que alude a la huida, a la escapada, pero tambi¨¦n a la deportaci¨®n- en medio de la escena. As¨ª representa en el teatro el director Frank Castorf, al frente de la Volksb¨¹hne de Berl¨ªn, Nord, la novela autobiogr¨¢fica en la que el colaboracionista y antisemita Louis-Ferdinand C¨¦line (Courbevoie, 1894-Par¨ªs, 1961), el fino escritor franc¨¦s autor de Viaje al fin de la noche y De un castillo a otro, narr¨® su viaje dantesco en 1944 y 1945 por una Alemania devastada, en pleno hundimiento. El provocador espect¨¢culo -el texto del colaboracionista franc¨¦s por excelencia adaptado y puesto en escena por un alem¨¢n-, que se present¨® en el festival de Avi?¨®n de 2007, se representa ahora, s¨®lo dos d¨ªas, ma?ana y pasado, en el Teatre Lliure (20.30 horas).
Viendo la que se le ve¨ªa encima, el d¨ªa despu¨¦s del desembarco aliado en Normand¨ªa, C¨¦line, a la saz¨®n en Montmatre, tom¨® las de Villadiego y se lanz¨® a esa odisea alemana que cuenta en Nord (1960, hay traducci¨®n en Lumen), rumbo a Dinamarca, a fin de escapar de la m¨¢s que previsible revancha. Acompa?ado de su mujer, Lili, danseuse; del actor Robert Le Vigan y, last but not least, del gato del escritor, el c¨¦lebre B¨¦bert, C¨¦line puso rumbo al norte, su obsesi¨®n, con lo que se meti¨® de cabeza en el Apocalipsis, o m¨¢s bien el Gotterdamerung.
Tres etapas marcan el viaje -y el libro- que el autor imagina como un descenso de Dante a los infiernos y que adopta sin embargo la forma de tragicomedia burlesca y grangui?olesca (que Castorf no deja de exacerbar): Baden-Baden y su lujoso hotel Brenner (donde se enteran del atentado contra Hitler), el Berl¨ªn de los edificios desventrados y la pesadilla de los bombardeos y la derrota, y la casa solariega de Zornhof, en la llanura de Brandenburgo, un mundo de locura donde se aguarda en cualquier momento a los rusos y donde C¨¦line y sus compa?eros han sido instalados por los nazis a la espera de poder seguir viaje.
En manos de Castorf, que reivindica el eclecticismo, que gusta de los caminos tortuosos en el arte, que se define como un alem¨¢n que odia Alemania, que dice saber que como alem¨¢n lleva material gen¨¦tico "defectuoso" pero que aspira a ir purg¨¢ndolo, Nord es una monumental (tres horas) y estridente alucinada -aunque no ajena al esp¨ªritu del original- sobre un mundo en descomposici¨®n. Alemanes con casco de acero y camiseta de F¨¦lix el gato, SS y colaboracionistas bufonescos, deportados espectrales de cuerpos desnudos, altos cargos del partido muertos de miedo... A C¨¦line, como si nadie quisiera hacer de ese tipo c¨ªnico y despreciable -declarado "desgracia nacional", en Francia- lo interpretan sucesivamente varios actores.
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