Fenomenal
A partir del incendio del teatro Princesa, a finales del pasado mes de febrero, gotean las p¨¢ginas de informaci¨®n local noticias de derribos y ruinas de casas en el centro antiguo de Valencia. Probablemente las demoliciones avanzan al mismo ritmo inexorable de los ¨²ltimos a?os, pero, por su valor simb¨®lico, la p¨¦rdida del hist¨®rico coliseo valenciano ha tenido la triste virtud de poner el foco en la situaci¨®n de profundo deterioro que sufren determinadas zonas de los barrios del Carmen y de Velluters.
El ¨²ltimo episodio a cuenta de la degradaci¨®n de la llamada Ciutat Vella ha sido la apertura de unas diligencias por parte de la Fiscal¨ªa del TSJ a ra¨ªz de la denuncia presentada por la Asociaci¨®n de Vecinos del Carmen por los incumplimientos por parte del Ayuntamiento y la Generalitat del plan de rehabilitaci¨®n. Al margen del recorrido judicial que pueda tener la ins¨®lita denuncia, el mero hecho de su interposici¨®n pone de manifiesto un descomunal estropicio pol¨ªtico. Es una p¨¦sima noticia que las relaciones entre los ciudadanos y la Administraci¨®n se diriman por la v¨ªa penal. La judicializaci¨®n de cualquier conflicto siempre es una se?al de alarma, un fracaso de la convivencia. Y en este caso, la denuncia de los vecinos al fiscal, por pocas probabilidades que haya de que prospere, es sobre todo reveladora de su nivel de hartazgo may¨²sculo, por decirlo finamente.
La reacci¨®n por parte de ambas Administraciones ante la denuncia ha sido desigual. El vicepresidente del Consell Vicente Rambla ha dado una respuesta atemperada: "La Generalitat dar¨¢ cumplida cuenta de las actuaciones realizadas en el barrio y de las que est¨¢n pendientes", que demuestra su buena cintura pol¨ªtica. En cambio, la reacci¨®n de la alcaldesa, Rita Barber¨¢, ha sido proporcional a su humildad y capacidad de autocr¨ªtica: "La culpa es de los socialistas porque el centro hist¨®rico estuvo abandonado hasta que lleg¨® el Gobierno municipal del PP". La respuesta de la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Carmen Alborch, ha sido de manual: "Barber¨¢ pod¨ªa haber rehabilitado Ciutat Vella en sus 18 a?os de mandato y el plan Riva, que ha sido el ¨²nico instrumento que ha permitido las escasas actuaciones de rehabilitaci¨®n, fue impulsado y desarrollado por los socialistas". La verdad es que ninguna de las dos tiene raz¨®n. Ambas Administraciones han sido extraordinariamente lentas en sus actuaciones proteccionistas. Al PSOE le cost¨® Dios y ayuda poner en marcha el Plan Riva, que s¨®lo entr¨® en vigor al final de sus 12 a?os de mandato. Y el PP, en estos 18 a?os que lleva al frente del Ayuntamiento, ha sido incapaz de devolver la dignidad a cientos de edificios y decenas de calles del centro de la ciudad.
Te¨®ricamente, los tiempos de crisis deber¨ªan ser propicios para la rehabilitaci¨®n de edificios. Supondr¨ªa una oportunidad de generar empleo en la construcci¨®n, tras el agotamiento de la obra nueva. Ser¨ªa tambi¨¦n el mejor frenazo a la presi¨®n urban¨ªstica sobre la huerta. Y adem¨¢s generar¨ªa un importante atractivo a la hora de poner en valor la ciudad como destino tur¨ªstico. Pero para que todo eso fuera posible har¨ªa falta una gran dosis de voluntad pol¨ªtica, una gran capacidad de direcci¨®n estrat¨¦gica que hiciera caminar a tirios y troyanos, partidos, Administraciones e inversores privados en la misma direcci¨®n. Algo que no se ve por ning¨²n lado, sino m¨¢s bien todo lo contrario. El Consell apenas licita obra p¨²blica. En el Cabanyal siguen los derribos. En muchos barrios crece la miseria urbana y emerge el chabolismo vertical. Y para colmo, tras la irrupci¨®n del circuito urbano como elefante en cacharrer¨ªa, las nuevas instalaciones del puerto, que tanto costaron de realizar con motivo de la Copa del Am¨¦rica, se deterioran por falta de uso y de mantenimiento. Fenomenal oye.
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