Interrogantes en el planeta Tint¨ªn

El mercado del c¨®mic no gana para sustos y sorpresas. Si hace unos meses el anuncio de la vuelta de Ast¨¦rix a la editorial que lo vio nacer, Dargaud, desataba un culebr¨®n familiar de consecuencias imprevisibles entre Albert Uderzo y su hija (con tribunales de por medio), ahora la bomba informativa viene de otro de los grandes iconos del c¨®mic francobelga, Tint¨ªn, que parad¨®jicamente tomar¨ªa el camino contrario: seg¨²n todos los indicios, el rey mundial del c¨®mic abandonar¨ªa Casterman, la editorial que lo ha acogido desde hace d¨¦cadas.

Ochenta a?os despu¨¦s de su primera aparici¨®n, el joven reportero de Le Petit Vingti¨¨me creado por George Remi, alias Herg¨¦, puede convertirse en el protagonista de una aventura mucho m¨¢s compleja y controvertida que las que suele correr en las vi?etas.

Moulinsart controla con mano de hierro un negocio anual de 16 millones de euros

La caja de los truenos ha sido abierta por unas declaraciones que Nick Rodwell, director de Moulinsart SA -la sociedad gestora de los derechos mundiales de Herg¨¦- ha hecho a la revista belga de informaci¨®n econ¨®mica Trends-Tendances. El actual marido de Fanny Vlaminck, segunda esposa de Herg¨¦ y heredera tras su muerte, ha afirmado que las relaciones entre Casterman, la editorial que lleva m¨¢s de siete d¨¦cadas publicando el personaje, y la sociedad que ¨¦l dirige est¨¢n "al borde del divorcio": "Es imposible trabajar hoy con Casterman, es como si dos personas est¨¢n casadas y la pareja no funciona, pero ninguna quiere dejar el hogar conyugal. Entre Casterman y Moulinsart es lo mismo: el matrimonio no funciona", afirma Rodwell.

Unas declaraciones tan inesperadas como explosivas que han pillado a contrapi¨¦ a la editorial Casterman, una de las m¨¢s importantes del mercado europeo de la historieta y responsable de la edici¨®n de los ¨¢lbumes del personaje desde que dejara las p¨¢ginas del semanario infantil y juvenil Le Petit Vingti¨¨me en 1934.

Los veinticuatro ¨¢lbumes de Tint¨ªn creados por Herg¨¦ hasta su fallecimiento en 1983 han sido editados y reeditados hasta la saciedad por la bicentenaria editorial francesa, en todos los formatos y versiones posibles, con un continuo ¨¦xito de ventas que ha permitido consolidar una posici¨®n preferente de la editorial en el mercado gracias a esta serie universal, que supone m¨¢s del 20% de sus ingresos. Pero el negocio alrededor del reportero de pantalones bombachos no se limita a los casi dos millones de ejemplares que se venden del personaje cada a?o. La exagerada producci¨®n de mercadotecnia de todo tipo eleva la cifra de negocio ligada a la explotaci¨®n de los derechos de Tint¨ªn a m¨¢s de 16 millones de euros anuales. Series de televisi¨®n, figuras, l¨¢minas o juguetes son f¨¦rreamente controlados por la sociedad Moulinsart, acusada por muchos aficionados de ahogar al personaje en su rigurosa inspecci¨®n y verificaci¨®n de cada una de sus apariciones, ya se trate de una peque?a imagen en una web de fans de Tint¨ªn o de un estudio ambicioso sobre Tint¨ªn; por ejemplo, el firmado por el escritor espa?ol Antonio Altarriba, El loto rosa, que no podr¨¢ ser reeditado ante las presiones de la sociedad.

Las espectaculares cifras del volumen de negocio que actualmente maneja Moulinsart pueden resultar rid¨ªculas a partir de 2011 con el estreno de El secreto del unicornio, primera de las tres pel¨ªculas que dirigir¨¢n Steven Spielberg y Peter Jackson sobre las aventuras del famoso personaje. Con un presupuesto de 30 millones de d¨®lares, los dos directores quieren conseguir que la creaci¨®n de Herg¨¦ sea aceptada por fin por el espectador de Estados Unidos, uno de los pocos pa¨ªses que han dado la espalda tradicionalmente a Tint¨ªn. Un ¨¦xito de taquilla de las pel¨ªculas lanzar¨ªa las ya imponentes ventas de la serie a n¨²meros que romper¨ªan todos los r¨¦cords para un c¨®mic.

Un sugerente futuro que la sociedad Moulinsart SA parece querer gobernar en primera persona. Pero primero tendr¨¢ que sortear la batalla legal entre los herederos de Herg¨¦ y la editorial Casterman, que de momento niega la existencia de problemas pero que se muestra taxativa a la hora de afirmar: "Casterman no est¨¢ en venta".