Un peque?o error, un gran desastre
Un empresario anta?o muy pr¨®ximo al PP y en la actualidad distanciado y esc¨¦ptico de la pol¨ªtica y los pol¨ªticos valencianos, me remite la siguiente reflexi¨®n: "Cuando construyes sobre un peque?o error una gran obra, la grandeza del desastre ser¨¢ igual al volumen de la obra ejecutada y no al tama?o del error inicial". Francisco Camps deber¨ªa meditar sobre este razonamiento porque tal vez -s¨®lo tal vez- podr¨ªa haberse ahorrado el ratito largo que atraviesa a ra¨ªz del caso G¨¹rtel y alguna que otra iniciativa con la que ha bordeado el rid¨ªculo pol¨ªtico, tal que su intenci¨®n de colocar a la presidenta de las Cortes, Milagrosa Mart¨ªnez, en la candidatura del PP a las elecciones europeas.
Que Espa?a va mal es un hecho indiscutible; pero que la Comunidad Valenciana va peor no lo es menos. Ni un solo dato avala la propaganda triunfalista del Consell. Los valencianos retrocedemos en renta per c¨¢pita, el paro crece por encima de la media espa?ola, la pol¨ªtica educativa es un desastre sin paliativos y, adem¨¢s, somos el territorio m¨¢s endeudado de todo el Estado. Si el dontancredismo del presidente apenas serv¨ªa para mantener las constantes vitales de su gabinete, la explosi¨®n del caso G¨¹rtel lo ha dejado en estado comatoso. Desde hace meses, el Consell es una caricatura de s¨ª mismo que funciona por la inercia de los funcionarios, m¨¢s que por el empuje de sus responsables pol¨ªticos, convertidos en una suerte de ectoplasmas que vagan por las dependencias del Palau de la Generalitat a la espera de un milagro que archive de inmediato el auto del juez Garz¨®n y as¨ª poder recuperar su corporeidad para lucir sus cuerpos serranos, ya que no las luminarias de sus intelectos, mortecinas desde hace tiempo.
Con semejante panorama no es extra?o que el presidente Camps, aunque s¨®lo sea porque todav¨ªa guarde un recuerdo del pol¨ªtico que fue, intente forzar una crisis del Consell. Y como quiera que se trata de un personaje que gusta de cuidarse mucho la figura (la pol¨ªtica, no me sean malpensados) siempre prefiere que alguien le haga el trabajo sucio. V¨¦ase su intentona de desplazar a Milagrosa Mart¨ªnez a la candidatura de las europeas aceptando un puesto de improbable salida para despejar al sill¨®n presidencial del Palau de Benicarl¨® al vicepresidente econ¨®mico Gerardo Camps, reforzar de paso la figura de Vicente Rambla y, tal vez -s¨®lo tal vez-, acometer una remodelaci¨®n en serio de su gobierno. La apuesta presidencial encendi¨® no pocas alarmas en el seno del PP. Deshacerse de la segunda autoridad institucional de la Comunidad Valenciana para forzar una crisis dice mucho de la consideraci¨®n que merecen las Cortes Valencianas al presidente: Ninguna. Pero es que, adem¨¢s, Milagrosa Mart¨ªnez est¨¢ vinculada indirectamente al caso G¨¹rtel a trav¨¦s de su ex jefe del gabinete Rafael Betoret, imputado. Y fue la consejera que m¨¢s adjudicaciones otorg¨® a Orange Market. Una posible bomba de relojer¨ªa en el coraz¨®n de la candidatura del PP.
Otro error que sumar al original, aqu¨¦l en que neg¨® cualquier relaci¨®n con Orange Market. Una pi?a que pudo haber enmendado si hubiera reconocido la realidad desde el primer momento. Pero no, prefiri¨® negar la evidencia, ignorando que con su decisi¨®n se pon¨ªa en una situaci¨®n en la que muy dif¨ªcilmente nadie sabr¨¢ si lo que dice es verdad. Sobre un peque?o error se ha construido una gran mentira. Nada hay m¨¢s eficaz para socavar la confianza en el sistema democr¨¢tico.
Rus y Mill¨¢n Astray. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n el presidente del PP y de la Diputaci¨®n de Valencia y el militar fascista y golpista? Mill¨¢n Astray y Unamuno coincidieron en octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca. El militar en un momento dado de su intervenci¨®n grit¨®: "?Viva la muerte!". A lo que el fil¨®sofo vasco contest¨®: "Acab¨® de o¨ªr el grito necr¨®filo de '?Viva la muerte!'. Esto me suena lo mismo que '?Muera la vida!' (...). El general Mill¨¢n Astray es un inv¨¢lido (...). Tambi¨¦n lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma (...). Un inv¨¢lido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes (...) suele sentirse aliviado viendo c¨®mo aumenta el n¨²mero de mutilados alrededor de ¨¦l". Mill¨¢n Astray contest¨® con aquello tan conocido de "?Muera la inteligencia!". A lo que Unamuno replic¨®: "Vencer¨¦is, pero no convencer¨¦is".
Rus, ese peque?o caudillo de X¨¤tiva, quiere rematar la inteligencia de la Universidad porque la odia, porque, como el mutilado intelectual que es, quiere aliviarse viendo c¨®mo aumenta el n¨²mero de discapacitados mentales a su alrededor.
Y Camps apoy¨¢ndole.
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